कोविड-19 और आंतरराष्ट्रीय डाक सेवा में रुकावट की वजह से हमने कुछ समय के लिए 'निःशुल्क मुद्रित किताबों की सेवकाई' को निलंबित किया हुआ है।
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1-8. ¿El confesar nuestros pecados puede hacer desaparecer nuestros pecados?
No. Los pecados no desaparecen con la confesión, pero sí con la fe en el Evangelio del agua y el Espíritu. Nuestros pecados pueden desaparecer sólo cuando confiamos en el bautismo y la sangre de Jesús, que nos limpió de nuestros pecados. Este es el Evangelio de la salvación espiritual de Jesús, que quitó todos nuestros pecados con Su bautismo en el río Jordán. La confesión de los pecados es la aceptación de la Ley de Dios, pero la redención es dada a nosotros sólo cuando confiamos en el bautismo y la Cruz de Jesús. El agua del bautismo y la sangre de Cristo es la Verdad del cielo que salvó a todas las personas de los pecados, y la salvación de las personas no depende de la confesión de los pecados, sino de confiar en que Jesús quitó todos los pecados de todo ser humano con Su bautismo. La crucifixión de Jesús fue el castigo por los pecados que Él quitó de nosotros. Entonces la salvación verdadera de las personas está en el bautismo en el río Jordán y la sangre en la Cruz. La razón por la cual fuimos limpiados de todos nuestros pecados es que confiamos en que Jesús quitó todos nuestros pecados. Si existen los que predican que podemos ser redimidos por confesar nuestros pecados, ellos están ignorando la salvación verdadera de Dios. Por eso debemos confiar en el bautismo y la sangre de Jesús, la salvación de Jesús. No diga que los pecados de las personas puedan ser redimidos por confesarlos a Dios. Sepa que nuestros pecados van a llevarnos al infierno, pero los pecados pueden ser limpiados por confiar en Jesús, Su bautismo y sangre, que nos remidió e hizo justos ante Dios. Esta es la única manera en que podamos salvarnos de todos nuestros pecados. Debemos darnos cuenta de que hemos sido limpiados de nuestros pecados una vez para siempre por confiar en las palabras de la verdad, el agua y la sangre de Jesús (1 Juan 5, 4-8). Los pecados no son borrados cuando los confesemos. Si usted insiste en depender de la confesión, usted va a terminar en el infierno. Confiemos en el Evangelio verdadero para que los pecados de nuestro corazón puedan ser limpiados. Confíe con su corazón, no con su cabeza, y sea libre de sus pecados para siempre.