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တရားဟောချက်များ

Tema 24: SERMONES PARA LOS QUE SE HAN CONVERTIDO EN NUESTROS COLABORADORES

[24-8] La Palabra es Dios (Juan 1:1-14)

(Juan 1:1-14)
«En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad».
 
 
Mañana por la noche es Nochebuena. Lo celebraremos y le daremos gracias al Señor por el día en que vino a este mundo a salvarnos de nuestros pecados. El Señor ha hecho muchas cosas maravillosas por nosotros este año y le damos gracias no solo por lo que ha hecho este año, sino por todo lo que hará el año que viene.
El pasaje de las Escrituras de hoy ha salido de Juan 1:1-14 y algunos de ustedes se preguntarán por qué estoy predicando de este pasaje cuando la Nochebuena está cerca. Creo que es suficiente decir que conocen bien el nacimiento de Cristo. Pero el pasaje de las Escrituras de hoy también contiene una lección importante para nosotros acerca del nacimiento de Jesús y me gustaría compartirla con ustedes. El Evangelio de Juan es la Palabra de Dios escrita por el Apóstol Juan por inspiración del Espíritu Santo y nos habla de lo que el Apóstol Juan vivió como discípulo de Jesús.
Pasemos a Juan 1:1-5 aquí: «Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella».
 
 

“El Verbo era Dios” (Juan 1:1)

 
La Palabra de Dios es lo que creó el universo. Por eso hay vida en la Palabra. La Biblia dice claramente que cuando Dios creó este universo, la Palabra estaba con el Padre, y esta Palabra creó el universo entero y todo lo que hay en él.
La Palabra es Dios, como está escrito: «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios» (Juan 1:1). Dicho de otra manera, cuando Jesucristo, el Hijo de Dios, creó todas las cosas, Él estaba con Su Padre. Por tanto, no hay nada en el universo que no fuese creado por Jesús. En Él estaba la vida y esta vida era la luz de los hombres.
Pero la Biblia: «La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella» (Juan 1:5). Esto significa que, aunque Jesucristo hizo resplandecer la luz en las tinieblas, la gente no la comprendió. Por tanto, Dios envió a Juan el Bautista a este mundo y le hizo dar testimonio de que esta luz era Jesucristo. Al enviar a Juan el Bautista, Dios Padre intentó que todo el mundo creyese en la luz de la salvación a través de la justicia de Jesucristo.
Es absolutamente imperativo que todos entendamos la Biblia correctamente tal y como es, ya que hay demasiadas personas que interpretan las Escrituras según sus propios pensamientos. Por ejemplo, hay un filósofo oriental coreano que ha dado una serie de charlas televisivas acerca de la religión, y en una de estas charlas blasfemó a Dios interpretando Juan 1, 1 según sus pensamiento.
Pero, ¿qué dijo el Señor en Juan 1:1? Dijo: «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios». La palabra Verbo aquí es logos en griego. Se preguntarán por qué el Nuevo Testamento se escribió en griego en vez de hebreo o latín. Esto se debe a que en aquellos días, aunque el Imperio Romano reinaba supremo en todo el mundo conocido, incluyendo Grecia e Israel, el griego era el idioma más usado ya que los romanos habían adoptado muchas prácticas culturales de la civilización helenística. Por tanto, el griego se utilizaba de manera generalizada por todo el Imperio Romano junto con el latín. Jesús nació en esos tiempos en los que muchos judíos tenían que hablar griego para poder comunicarse. De la misma manera en que se habla inglés en muchas partes del mundo como legado colonial del Imperio Romano, el griego se usaba comúnmente incluso después de que Grecia fuese conquistada por el Imperio Romano. Por eso el Nuevo Testamento se escribió en griego, ya que era el idioma más utilizado de aquel entonces.
Entonces, el hecho de que el Nuevo Testamento estuviese escrito en griego en vez de hebreo implica que la manera en la que es interpretado por los que hablan griego seguramente será distinta a la interpretación de los que hablan hebreo. En otras palabras, aunque la Palabra de Dios es logos en griego, su interpretación varía para los judíos y para los griegos, lo que a su vez puede llevar a diferentes creencias. En griego la palabra Verbo puede ser interpretada como una noción filosófica. Pero para los judíos Verbo se interpreta como la Palabra de Dios viva. Por tanto, los griegos y los judíos pueden interpretar la palabra Verbo de manera diferente.
En otras palabras, cuando los no creyentes interpretan la palabra Verbo que aparece en el pasaje de las Escrituras de hoy, pueden interpretarla como una noción filosófica en vez de cómo la Palabra de Dios. Así que cuando la gente considera la Palabra de Dios basándose en sus propias ideas humanas, pueden interpretar de manera equivocada la Palabra de Dios revelada en la Biblia. Estas personas piensan en la Palabra de Dios desde una perspectiva filosófica, y al hacerlo acaban ignorando el poder de la Palabra de Dios. Pero cuando el Apóstol Juan escribió el pasaje de las Escrituras de hoy, escribió acerca del poder de Dios cuando creó el universo al principio con Su Palabra. Y está escrito claramente que esta es la Palabra de Dios. Por tanto, cuando leemos el pasaje de las Escrituras de hoy debemos leerlo desde la perspectiva del Apóstol Juan y su fe y creer en su significado original.
Juan 1:1-3 dice: «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho». El Apóstol Juan dejó claro que todas las cosas se crearon al principio por el poder de la Palabra de Dios. No dejó ninguna duda sobre el hecho de que la Palabra escrita es la Palabra de Dios. La Palabra de Dios tuvo el poder de crear el universo entero, y el que habló esta Palabra en el principio es Jesucristo.
Sin embargo, muchas personas siguen cayendo en el grave error de interpretar la Palabra de Jesucristo según sus pensamientos humanos. En sus mentes carnales piensan que si Dios Padre tuvo un Hijo como un ser humano, también envejecería como cualquier ser humano. Así que dicen que la Biblia es una colección de escritos humanos en vez de la Palabra de Dios. Eso es lo que dice el filósofo del que les he hablado, y este hombre es un profesor de filosofía oriental conocido en una universidad de Corea.
No puedo soportar cuando la gente blasfema a Dios y Su Palabra. No me importa que sean filósofos o pastores. Así que hoy me gustaría refutar estas afirmaciones falsas en mi sermón, para que todos creamos en la justicia de Dios y nuestra fe siga firme.
 
 

Los judíos creyeron en las Escrituras como la Palabra de Dios

 
Hoy, todos los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu creemos que la Biblia es la Palabra de Dios. De la misma manera, el pueblo de Israel también creyó en la Palabra de Dios. En otras palabras, pusieron la raíz de su fe en la Palabra de Dios de la misma manera en que creyeron en el judaísmo. Cuando Dios se le apareció a Moisés en el Antiguo Testamento, hizo una alianza con los israelitas con Su Palabra y la cumplió. Incluso después de esto, Dios siguió enviando profetas a los israelitas y dándoles Su Palabra. Así que el pueblo de Israel creyó en las palabras de los profetas como la Palabra de Dios. Su fe estaba arraigada en la Palabra de Dios. Al darle esta Palabra de promesa al pueblo de Israel y a toda la humanidad en los días del Antiguo Testamento, Dios lo cumplió todo con el poder de Su Palabra de promesa. Así que la fe de los israelitas en la Palabra de Dios era diferente a la fe de los gentiles porque los israelitas arraigaron su fe en su comprensión filosófica.
En Corea se cree mucho en el confucianismo y sus normas culturales que exigen que se honre a los padres, se sea leal a la nación y a los amigos. Estas normas éticas prevalecen en Corea. Pero la ética y las normas humanas que guían la vida diaria existen solo para establecer el comportamiento socialmente aceptable, en vez de resolver el problema de la salvación espiritual. La filosofía oriental es un producto de los pensamientos carnales. Ni siquiera funciona para el mundo moderno. Así que el confucianismo es un obstáculo difícil de superar para nuestro país. Las ideas de la gente cambian con los tiempos. Pero la Palabra poderosa de Dios no cambia.
Los que no conocen a Dios interpretan Su Palabra solamente como un producto de los pensamientos humanos e ideas filosóficas. Por el contrario, el pueblo de Israel consideraba la Palabra de Dios como una manera de entender Su poder y darse cuenta de Sus intenciones. Sabían que Dios les había hablado a ellos y que tenía el poder de hacerlo todo según Su Palabra. Para los israelitas la Palabra de Dios era un poder eterno. Sin embargo, las palabras de los hombres son débiles, porque salen de sus propios pensamientos. Las palabras de los hombres no son más que pura retórica sin poder. Por eso interpretar la Palabra de Dios según los pensamientos humanos está mal. La Palabra de Dios es todopoderosa.
Pasemos a Isaías 9:6:
«Porque un niño nos es nacido,
hijo nos es dado,
y el principado sobre su hombro;
y se llamará su nombre
Admirable, Consejero, Dios Fuerte,
Padre Eterno, Príncipe de Paz».
De esta manera, Dios habló Su Palabra de profecía a través del Profeta Isaías, diciendo que Jesucristo vendría a este mundo a buscarnos y salvarnos a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Dijo que un Niño nacería y se nos daría un Hijo, y que el gobierno descansaría sobre Sus hombros, y esto significa que Jesucristo nos salvaría a todos de los pecados del mundo y reinaría como el Rey de reyes.
 
 

El Dios Todopoderoso vino a este mundo como Hijo del Hombre y cumplió Su voluntad

 
Dios dijo en Isaías 53:1-3:
«¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos».
Como Dios profetizó en el pasaje de las Escrituras de hoy, Cristo sufrió mucho cuando vino a este mundo para salvarnos de nuestros pecados. De esta manera, toda la Palabra del Antiguo Testamento es todopoderosa. A través de Sus siervos Dios nos dio esta Palabra. En otras palabras, Dios hizo que Sus siervos escribiesen todo lo que Él dijo. Lo que quiero decir es que toda la Palabra del Antiguo Testamento es la Palabra de Dios, al igual que toda la Palabra del Nuevo Testamento es la Palabra de Dios. La lectura de las Escrituras de hoy que escribió el Apóstol Juan en Juan 1:1-14 también es la Palabra de Dios, y para dar testimonio de esta Palabra de Dios Juan dijo: «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios» (Juan 1:1). Este pasaje muestra claramente que la Palabra de Dios no es tan débil como la niebla que desaparece, sino que es tan poderosa que puede crear el universo. Este es el poder de la Palabra de Dios que trabaja por todo el universo.
 
 
¿Por qué es tan imperativo que consideremos la Biblia la Palabra de Dios?
 
Es absolutamente necesario que veamos la Biblia como la Palabra de Dios porque el que se pueden convertir en hombres de fe o no depende de si pueden ver la Palabra escrita como la Palabra de Dios o como producto de la humanidad. Si piensan en la Palabra de Dios como un producto de la imaginación del hombre, entonces Dios les abandonará y les arrojará al fuego eterno del infierno.
Juan 1:1 dice: «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios». Sabemos y creemos que este pasaje es la Palabra de Dios. Como toda Palabra de Dios que aparece en las Escrituras es la Palabra de Dios, está viva y es todopoderosa, todo se ha cumplido o se cumplirá según la Palabra. Al creer en la Palabra de Dios podemos ver el poder de Dios.
Está escrito en Juan 1:10-12: «En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios» (Juan 1:10-12).
Aquí él se refiere a Jesucristo. El Apóstol Juan siguió diciendo: «Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad» (Juan 1:14). Como dice este pasaje, la Palabra de Dios nos salvó de todos nuestros pecados al ser encarnada en la carne de un hombre.
Incluso antes de que Jesucristo se revelase a Sí mismo como un Hombre, era el Dios de la Palabra que nos habló. Dios mismo tuvo que venir a este mundo con el nombre de Jesús para salvarnos del pecado. Este Jesucristo nos ha salvado al venir a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Al prometernos que nos salvaría con Su Palabra, Dios se nos ha revelado y nos ha salvado como nos prometió. Dios es el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, es decir, Dios no es el Dios de los muertos, sino de los vivos (Mateo 22:32). Esto significa que Dios no cambia y vive para siempre.
Creemos que este Dios se ha convertido en nuestro Salvador de la misma manera en que nos lo prometió con Su Palabra. A través del sistema de sacrificios que Dios había instituido para el pueblo de Israel en el Pentateuco, Dios prometió que nos libraría de todos nuestros pecados, y así vino al mundo encarnado en un hombre, cargó con todos los pecados de toda la raza humana sobre Su cuerpo al ser bautizado y nos salvó a todos al ser crucificado hasta morir. Así, Dios nos había prometido salvarnos de todos los pecados del mundo y lo cumplió. Por eso creemos que la Palabra escrita en las Escrituras es la Palabra de Dios. Nos hemos convertido en los israelitas espirituales que creen en esto.
Por el contrario, la gente de este mundo que no conoce la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu no cree que la Biblia sea la Palabra de Dios. Dicen que las Escrituras no tienen sentido. Por ejemplo, piensan que como Jesús tiene Padre, y este Padre tuvo un Hijo, Dios envejece como cualquier ser humano. Como esta gente considera a Dios con su propio conocimiento humano, acaba creyendo que la Palabra de Dios es una mentira. Así que piensan y dicen que Jesús no es más que un ser humano como los demás.
Pero la verdad es que Dios nos ha salvado de todos nuestros pecados al venir a este mundo personalmente. Por tanto, la Biblia dice que Dios es todopoderoso y que ni una jota ni una tilde de la Ley de Dios no pasará aunque los cielos y la tierra desaparezcan. Así que la pregunta crucial para nosotros es si creemos o no en la Palabra de Dios. La Palabra de Dios no es simple producto de la mente humana. Es divina, porque Dios mismo la habló.
La curiosidad intelectual es algo admirable, y todos debemos estar dispuestos a aprender. Cuando escucho a alguien hablando de este conocimiento filosófico, escucho con atención en vez de rechazarlo. Solo cuando escucho atentamente puedo entender lo que dice esa persona.
 
 

El conocimiento académico es diferente de la Palabra de Dios y no es la Verdad

 
El filósofo oriental del que les he hablado al principio de este sermón creció en una familia cristiana. De hecho, su madre es una diacona, pero irónicamente su hijo se está levantando contra la Palabra de Dios. Pero todas las afirmaciones de este hombre salen de los pensamientos filosóficos de otros y no de sus pensamientos humanos. Su entendimiento cambia según las modas del mundo. Sus ideas no son la verdad absoluta. Su visión no tiene poder. Sus ideas están equivocadas porque no son la verdad por mucho que las defienda.
Pero por el contrario, la Palabra de Dios es todopoderosa y verdadera, y por tanto su verdad dura para siempre. Toda la Palabra de Dios se cumple tal y como es trascendiendo el tiempo y el espacio. Esta es la razón por la que creemos en Dios y Su Palabra. Y por eso creemos que Jesús es el Dios que creó el universo.
Es absolutamente necesario que crean que Jesús es Dios. El problema es que en el cristianismo de hoy en día hay pastores que dicen creer en Jesús y no se enfrentan a sus oponentes seculares que critican la fe cristiana según su conocimiento del mundo. Esto es tan extraño que es incomprensible.
Es cierto que el idioma es un producto de la cultura. Pero, ¿significa esto que como el Nuevo Testamento estaba escrito en griego tiene que ser interpretado según un método secular? No, no es cierto. Aunque el Nuevo Testamento fue escrito en griego debido a las circunstancias históricas de aquel entonces, el hecho de que la Palabra de Dios fue escrita por los discípulos de Jesucristo inspirados por el Espíritu Santo no cambia. Por tanto, lo que Dios dijo es la Palabra de Dios. Toda la Palabra de Dios se cumple porque es todopoderosa. Aunque muchos filósofos hagan afirmaciones inverosímiles y alardeen de su conocimiento académico, ninguna de las ideas de estos filósofos es eterna.
 
 
¿Qué mérito tiene un ser humano que se niega a creer en la Palabra de Dios y Su cumplimiento?
 
Dios dio Su Palabra de promesa en el Libro de Levíticos para salvarnos a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Y para cumplir con cada Palabra de promesa, Jesucristo vino a este mundo en el Nuevo Testamento, fue bautizado por Juan el Bautista, murió en la Cruz, se levantó de entre los muertos y así nos ha salvado a todos los que creemos en esta Verdad de todos nuestros pecados. El Señor ha cumplido Su Palabra de promesa para los seres humanos. Somos salvados cuando creemos que el Señor nos ha salvado a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Recibimos la remisión de los pecados por fe, al creer que Dios prometió nuestra salvación con Su Palabra, y no ha salvado exactamente según Su Palabra. Como creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu no tenemos pecados en nuestros corazones. Este es el poder de la Palabra de Dios. Este es el poder de los que creen en la Palabra de Dios.
El Apóstol Juan también escribió esto en el pasaje de las Escrituras porque lo creía. Y como Juan, todos los que hemos sido salvados a través de nuestra fe en el Evangelio del agua y el Espíritu reconocemos la importancia de la Palabra de Dios y creemos en ella, y por eso debemos ser salvados de nuestros pecados. El Evangelio del agua y el Espíritu es la Palabra de Dios. Nuestra salvación del pecado no fue cumplida por las palabras de los hombres, sino por la Palabra de Dios. El poder de Dios se encuentra en Su Palabra. Pero los argumentos de los que no creen y sus pensamientos filosóficos no tienen poder alguno y podemos ver esto fácilmente si examinamos sus afirmaciones aunque sea un poco.
El filósofo oriental del que les he hablado dice que Juan el Bautista era un eseno. También dice que Jesús era un discípulo de Juan el Bautista. Claramente este hombre no ha debido leer la Biblia ni una vez. Para ser un erudito no tiene conocimiento básico. ¿Quién tiene razón entonces? ¿Tiene razón este filósofo cuando dice que la Biblia es un producto del pensamiento humano o tenemos nosotros razón en creer que las Escrituras son la Palabra de Dios? Por supuesto que tenemos razón en creer que todas las Palabras de Dios son Todopoderosas y que se cumplirán tal y como son.
¿Es la Palabra de Dios como cualquier pensamiento humano? ¿Es la Palabra de Dios débil como todas las ideas humanas? No, la Palabra de Dios no se evapora y su poder nunca desaparece. La Palabra de Dios y su poder nunca desaparecen. Por eso creemos en la Palabra de Dios, por eso confesamos que Jesús es nuestro Dios y por eso estamos bendecidos, porque esta confesión nuestra está fundada en el Evangelio del agua y el Espíritu. Jesús es Dios.
¿Creen que todo el universo y todo lo que hay en él fue creado por Jesucristo? Jesucristo es Dios mismo. Pero este Dios tuvo tanta compasión por nosotros que vino personalmente a este mundo durante un tiempo corto como Salvador de la raza humana y por eso Su nombre s Jesucristo. El nombre de Jesús significa Salvador, y el nombre de Cristo significa que nos ha salvado de todos los pecados según.
¿Y ustedes? ¿También creen así? ¿Hay alguien que todavía piense que esta Palabra que estoy predicando es incorrecta? Si piensan que estoy equivocado, deben decírmelo claramente. Si hay algo que yo no sepa, admitiré mi ignorancia. La gente de este mundo no entiende el pasaje de las Escrituras de hoy y solo leen sus letras negras sobre fondo blanco, e incluso los pastores dicen a ciegas que Jesucristo nos ha salvado al sacrificarse en este mundo pero sin explicar exactamente cómo y por qué. La fe de muchas personas está construida sobre sus emociones. No tienen el Evangelio del agua y el Espíritu. Así que lo que dicen no está basado en la fe verdadera, sino en su propio conocimiento, y por tanto sus afirmaciones no son la Verdad del verdadero Evangelio. Y sus enseñanzas no son más que pensamientos humanos.
 
 

Gracias al testimonio de Juan el Bautista podemos saber claramente que Jesús es nuestro Salvador

 
Jesús nos ha salvado de la muerte al cargar con todos nuestros pecados para siempre a través de Su bautismo, ser crucificado hasta morir y levantarse de entre los muertos. Podemos darnos cuenta, gracias al testimonio de Juan el Bautista, que Jesucristo se ha convertido en el Cordero de Dios. Sin el testimonio de Juan el Bautista sería imposible entender por qué Jesús fue bautizado por nosotros. La Biblia da testimonio claro de esto. La función de Juan el Bautista es muy importante para la salvación de la humanidad. Juan el Bautista pasó todos los pecados de la humanidad a Jesús al bautizarle. Para que todo el mundo sea salvado es absolutamente importante creer que Jesús aceptó todos los pecados de la humanidad a través de Juan el Bautista. Todos debemos darnos cuenta de esto sin falta.
Sin embargo, el problema es que hay demasiados cristianos que no saben esto. Aún más, muchos líderes cristianos están enseñando nociones ridículas que no tienen ninguna base bíblica. Todo su poder de influencia es tan grande como para llevar a la mayoría de los cristianos al infierno porque esta es la era de las comunicaciones y los falsos líderes cristianos tienen el control de los medios de comunicación. Así que estos falsos profetas que se levantan contra la justicia de Jesús son aprobados por los que se levantan contra la justicia de Jesús. Hay muchas personas en el cristianismo actual que piensan y actúan de esta manera como estos filósofos malvados.
Por el contrario, nosotros creemos en todos los versículos del pasaje de las Escrituras de hoy como la Palabra de Dios. Como estos tiempos en los que vivimos son tiempos malvados que se oponen a la justicia de Dios, es aún más importante que entendamos la justicia de Dios correctamente. Esto se debe a que este pasaje no es un producto de la imaginación humana, sino que es la Palabra de Dios. Jesucristo nos ha salvado al venir a este mundo cargando con todos nuestros pecados a través de Su bautismo y al morir en la Cruz en nuestro lugar. La salvación que nos trajo Cristo ha sido cumplida por nuestra fe. Todos los que creemos en la justicia de Jesucristo hemos alcanzado nuestra salvación. Por tanto, nos hemos convertido en hijos de Dios al creer en Su justicia. La salvación no es algo que alcanzaremos en el futuro, sino algo que ya se ha cumplido.
En los tiempos de Jesús, muchos israelitas no le aceptaron como su Salvador. Solo los discípulos de Jesús salieron de diferentes estratos sociales y eran pescadores, eruditos y personas normales y recibieron al Señor. Estos discípulos creyeron en el Evangelio del agua y el Espíritu como nosotros. Así que nosotros también nos convertimos en hijos de Dios junto con los discípulos de Jesús. Y como Sus discípulos, nuestros corazones también han recibido el Espíritu Santo, como está escrito en Juan 1:12: «Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios». Este pasaje dice claramente que quien reciba a Jesucristo y crea en Su nombre, es decir, quien crea en la justicia de Jesucristo, ha aceptado la salvación ofrecida por Dios.
Nuestra salvación está revelada claramente en el nombre de Jesucristo. Jesucristo es Dios y es el Salvador que nos ha librado de todos nuestros pecados al venir a este mundo como nuestro Mesías, cargando con todos los pecados sobre Su cuerpo al ser bautizado, crucificado hasta morir y resucitado de entre los muertos. Por eso la Biblia dice: «Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios» (Juan 1:12). Como la Palabra es Dios y Jesús es la Palabra, Jesucristo es quien nos ha salvado a través de la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu. POr tanto, no tenemos pecados en nuestros corazones, porque creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu. No hay ningún pecado en nuestros corazones.
Dios ha cumplido perfectamente nuestra salvación del pecado, pero esta salvación solo se cumple si tenemos fe en la obra de salvación del Señor. Lo mismo tiene que pasar para convertirnos en hijos de Dios. Debemos darnos cuenta de que no nos convertimos en hijos de Dios a través de ningún linaje de sangre, sino al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Nadie puede convertirse en hijo de Dios confiando simplemente en medios carnales o mediante sus emociones humanas. Por mucho que invoquemos el nombre de Jesús y digamos creer en Él como nuestro Salvador, no podemos convertirnos en hijos de Dios a través de esta pasión. Solamente si aceptamos a Jesucristo en nuestros corazones a través del Evangelio del agua y el Espíritu podremos ser hijos de Dios. Y a estas personas que creen en la justicia de Jesucristo Dios les ha dado el derecho a convertirse en Sus hijos.
Lo único que debemos preguntarnos es si creemos en la justicia de Dios. En otras palabras, la cuestión es si creemos en que Dios nos ha salvado al venir encarnado en un hombre, cargando con todos los pecados al ser bautizado por Juan el Bautista, siendo crucificado hasta morir en nuestro lugar para ser condenado por nuestros pecados y levantarse de entre los muertos de nuevo. Todos los que creemos en esta Verdad hemos recibido la remisión de los pecados y nos hemos convertido en hijos de Dios por fe. Nuestros corazones están completamente libres de pecados.
Si creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, ¿hay algún pecado en sus corazones? No, no hay pecados. Y si sus corazones están sin pecados por su fe en el Evangelio del agua y el Espíritu, entonces se han convertido en hijos de Dios. Estas personas ya han recibido el amor de Dios. Son el pueblo elegido de Dios. Esto no ocurrió por la voluntad de cualquier ser humano. Aunque pensemos carnalmente que podemos ser salvados al creer solamente en la Cruz de Jesús, la salvación no se alcanza así a los ojos de Dios. La salvación solo viene de Dios.
Juan 1:14 dice: «Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad». La Palabra de Dios está llena de gracia y verdad. Y como la Palabra de Dios es verdadera e infalible, no solo hemos sido salvados por fe, sino que también hemos recibido bendiciones abundantes. Cuando creemos que las Escrituras son la Palabra de Dios, que nuestra salvación fue cumplida por la Palabra de Dios, que todo pasará exactamente como dice la Palabra y que esta Palabra es la verdad, podemos recibir la gracia de Dios en toda su abundancia. Este es el mensaje clave del pasaje de las Escrituras de hoy.
Al compartir la misma fe que la mía, ustedes creen en el Evangelio del agua y el Espíritu como yo. Pero siguen necesitando alcanzar un conocimiento adecuado de la Palabra de Dios. Si no entienden a Dios correctamente a través de Su Palabra, podrán acabar siendo devorados por los mentirosos que se alimentan de los débiles y vulnerables. Estos mentirosos niegan la divinidad de Jesús y dicen que era un mero ser un humano. Algunos incluso dicen que Jesús se casó con María Magdalena y tuvo muchos hijos, y que María tuvo a los hijos de Jesús en Francia y Sus descendientes formaron la nobleza francesa. Estas personas que hacen estas afirmaciones tan inverosímiles insisten en sus argumentos basándose en sus pensamientos humanos en vez de en la Palabra de Dios.
¿De verdad tuvo relaciones Jesús con María Magdalena y tuvieron hijos? ¿Amó Jesús a los seres humanos en términos carnales? No, porque conocía sus debilidades humanas. Jesús nunca cometió pecados porque es Dios. Si hubiésemos estado en el lugar de Jesús, seguramente habríamos tenido relaciones con María porque cometemos pecados constantemente. Nuestra naturaleza humana es así,
Pero Jesús no cometió pecados. ¿Por qué? Porque es Dios aunque viniese a este mundo encarnado en un ser humano. De hecho, precisamente porque es Dios escapó todos los límites físicos e hizo muchos milagros en este mundo, desde sanar a los enfermos hasta abrir los ojos de los ciegos, caminar sobre el agua e incluso resucitar a los muertos.
Nosotros hemos recibido el amor de Dios por nuestra fe. Además, hemos sido escogidos por Dios. Como personas escogidas por Dios, creemos que la Palabra de Dios es Dios, y también creemos que todo se cumplirá según la Palabra. Muchas partes de la Palabra se han cumplido y el resto se cumplirá en el futuro. Nosotros creemos con absoluta certeza que Dios ha cumplido Su Palabra como nos lo prometió y también creemos con la misma certeza que Dios cumplirá toda Su Palabra que no se haya cumplido todavía.
Doy toda mi alabanza a Dios, quien nos habla a través de Su Palabra. ¡Aleluya!