(Marcos 11, 12-14)
«Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos. Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos».
(Marcos 11, 19-24)
«Pero al llegar la noche, Jesús salió de la ciudad. Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las raíces. Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado. Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá».
¿Qué es la verdadera fe?
Cuando leemos el pasaje de la Escrituras del Evangelio de Marcos, podemos ver que nuestro Señor fue a muchos lugares en la vecindad de Jerusalén y buscó algo que comer. En aquel momento vio una higuera llena de hojas. Jesús fue hacia la higuera para ver si tenía fruto, pero no tenía ningún fruto. Entonces Jesús señaló este árbol y lo maldijo diciendo: «Nunca jamás coma nadie fruto de ti».
Una higuera normalmente da fruto en la mitad del verano. Da fruto continuamente desde el verano hasta el otoño. La higuera da fruto primero, y las flores dentro del fruto salen después. La higuera también representa la nación de Israel. Estas higueras crecen en muchos lugares de Asia, y cuando estuve en Japón hace 10 años vi muchas higueras.
Jesús y los discípulos tuvieron hambre después de haber viajado mucho juntos, así que fueron hacia la higuera para tomar frutos. Pero no encontraron ningún fruto aunque estaba llena de hojas. Por tanto el Señor maldijo la higuera. Nuestro Señor también dijo: «Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho». La intención del Señor al maldecir la higuera sin frutos era enseñarnos acerca de la fe verdadera. El Señor nos pidió que tuviésemos fe en la Palabra de Dios diciendo: «Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá» (Mateo 11, 24). Lo que el Señor nos pide es fe en la Palabra de Dios. Quiere que vivamos por fe en la Palabra de Dios en vez de vivir sin una meta definida. El Señor dice: «Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá» y así nos estaba pidiendo que recibiésemos todo lo que le presentásemos en las oraciones.
Hay algunas cosas que queremos que Dios haga y por eso esperamos pacientemente con fe. Si creemos en la Palabra de Dios exactamente como está escrita, debemos orar a Dios por fe y esperar con paciencia. Él nos prometió que haría todo lo que dijo si creemos que el Señor cumplirá estas cosas y si oramos por su ayuda diciendo: «Dios, por favor, bendícenos». El Señor escucha nuestras oraciones y trabaja por nosotros para que todo se cumpla según su bondad. El Señor dice que esta es la fe en Dios.
Nuestra vida espiritual se vive creyendo en la justicia de Dios
Nuestros cuerpos y espíritus necesitan muchas cosas para vivir con fe. Cuando no tenemos estas cosas nos sentimos incómodos y frustrados. Por tanto, necesitamos todo tipo de cosas. Pero, ¿podemos tener todas estas cosas por nuestros esfuerzos propios? No, no podemos. Durante estos tiempos, debemos creer en Dios, orar y poner la fe en acción.
El Señor dijo que debemos creer en la justicia de Dios y vivir por fe y debemos seguir la voluntad de Dios absolutamente para vivir por fe. El Señor les dijo a los discípulos en el Evangelio de Marcos: «Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá», y esto significa que cuando buscamos las cosas que necesitamos de Dios, Él nos da estas cosas. Esto significa que Dios nos da lo que le pedimos exactamente. Debemos creer que Dios contesta nuestras oraciones cuando oramos. Y el Señor dijo que hemos recibido las cosas que hemos pedido. Cuando creemos en la Palabra de Dios, Él cumple todas las cosas como están escritas en la Palabra de Dios. El Señor nos está diciendo que creamos en esta Palabra.
Esto es vivir exclusivamente por la fe en la Palabra de Dios. Por ejemplo, la estación adecuada ha llegado para que la higuera dé fruto, pero la obra del Reino de Dios se cumple en la estación o fuera de la estación, si oramos al Señor creyendo que nos dará todo lo que le hemos pedido.
Esta es la vida de fe que cree en Dios. Nuestra vida de fe que depende de Dios consiste en creer que Dios nos da todo lo que le pedimos en oración. Entonces Dios hace todo lo que le pedimos según nuestra fe. Dios contesta nuestras oraciones y nos da estas cosas que necesitamos. Dios dijo que esta es la verdadera fe.
El Señor maldijo esta higuera y la secó hasta la raíz. Y entonces el Señor nos dijo: «Lo que me pidáis, recibiréis». Esta es la parte que Dios nos mostró claramente cuando le pedimos lo que necesitamos. Cuando oramos a Dios y creemos que nos dará lo que le hemos pedido, Dios nos lo da. ¿Creen en esta Verdad?
La vida de fe consiste creer en la obra de Dios. Está escrito: «Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve» (Hebreos 11, 1). Hay muchas cosas que necesitamos en este mundo. ¿No creen que hay muchas cosas que requieren la ayuda de Dios y que se pueden resolver con el poder de Dios? Sin embargo, cuando oramos a Dios por todo y creemos que Él nos dará todo lo que le pedimos, todos nuestros problemas se resolverán. El Señor escucha nuestras oraciones atentamente y las responde. Esta es la fe en Dios.
Debemos vivir por fe. Los justos deben vivir sólo por fe. ¿Qué podemos cumplir si lo hacemos todo según las circunstancias? No podemos hacer nada. Sin embargo, podemos hacer las cosas que agradan a Dios si hacemos su obra por fe en Dios. Recibimos la remisión de los pecados cuando creemos en la justicia de Dios, y recibimos las maldiciones si no creemos en ella. Si una persona que ha recibido la remisión de los pecados no vive por fe en la justicia de Dios está cometiendo un pecado terrible ante Dios.
Yo le pido muchas cosas al Señor porque creo en Él
Lo primero que hago cuando me levanto por la mañana es orar. Oro a Dios y le pido las cosas que necesito y que la Iglesia necesita; le pido a Dios todas las mañanas que me dé estas cosas. Y estas oraciones salen sin mucho esfuerzo, ya que creo en la Palabra del Señor que dice que contesta las cosas que le pedimos.
Orar a Dios es similar a hacer lo siguiente: Cuando voy al banco hay un formulario para retirar dinero, y cuando escribo la cantidad que deseo retirar, se me garantiza que recibiré el dinero pronto. Nuestra fe en Dios es así. Entonces, debemos creer en el hecho de que Dios nos da lo que necesitamos cuando le oramos. ¿Creen en esto? Es cierto. Creer en esto es la verdadera fe. Cuando no se tiene fe en Dios no se puede orar así. Pero cuando se tiene fe se ora fervientemente. Cuando no se tiene fe en Dios se puede desesperar. Pero cuando se tiene fe en Dios nunca se desespera.
El Señor explica que esta es la verdadera fe mediante la ilustración de la higuera sin fruto. El Señor nos dijo que la verdadera fe consiste en creer en la Palabra de Dios, y por supuesto en Dios mismo, y no en los principios naturales. Esto significa que todo se cumplirá según la voluntad de Dios si creemos en Él y en su Palabra. Esto significa que recibimos todas las cosas por las que oramos si creemos en la Palabra de Dios y oramos a Dios. ¿Creen que recibirán todas las cosas por las que oran si creen en Dios?
Lo más importante en el pasaje de las Escrituras de hoy es que necesitamos la fe en Dios en nuestras oraciones y para vivir nuestra vida espiritual. Debemos creer en Dios con un corazón sincero. Dios nos dijo que creyésemos en Él y que así nos daría lo que le pidiésemos.
Sin embargo, el problema es que a menudo dudamos de Dios. Él nos contesta según la fe si creemos en Él completamente y confiamos en Él; pero no recibimos nada si no creemos. ¿Cómo pueden esperar una respuesta a sus oraciones sin creer en Dios? Intenten creer en Dios. Comprueben si reciben respuestas a sus oraciones. Sólo pueden decirle algo a Dios cuando no haya contestado sus oraciones a pesar de haberle orado por fe; pero no pueden dejar de creer en Dios solo porque crean que no va a contestar sus oraciones aunque no tengan fe en Él.
Crean en Dios primero. ¿Pueden creer en Dios? Quieren creer en Él, ¿pero es tan fácil como creen? ¿Qué puede darles más confianza que creer en Dios? Cuando le decimos a alguien que confiamos en ellos, esas personas intentan mantener esa confianza que tenemos en ellos y no traicionarla porque creemos en ellos. Si una persona no mantiene la confianza que se le ha dado, es su culpa. Por otro lado, cualquier persona se siente como si no le respetasen cuando no se confía en ella. Sin embargo, todos nos sentimos bien cuando se confía en nosotros. La confianza se consigue cuando las personas confían en nosotros.
Dios puede hacerlo todo por nosotros. Tenemos que creer que está de nuestro lado. Dios puede cumplirlo todo suficientemente. Y Dios también se siente bien cuando contesta las oraciones de la gente que cree en Él. Así se matan dos pájaros con la misma piedra, porque se satisface tanto a Dios como a la persona que ora. Ambas partes involucradas se benefician; como matar dos pájaros con una piedra; como barrer la calle y encontrar algunas monedas. Esta es una buena comparación.
Sin embargo, el problema es que los humanos no creen en Dios. Dios nos da la Palabra de verdad; nos dice que creamos en Él. Dios dice: «¿Vais a creer en Mí? Yo os daré todo lo que me pidáis si creéis en mí».
Queridos hermanos, ¿cuánto hemos creído en Dios? ¿Y cuántos creíamos en Dios antes de nacer de nuevo? Decimos que creemos en Dios, pero abandonamos nuestra fe fácilmente cuando las cosas no van como queríamos que fueran.
Entonces, ¿cuánto más creímos después de creer en el Evangelio del agua y el Espíritu? ¿Han abandonado cuando las cosas se han puesto difíciles después de haber dicho creer en el Señor durante un tiempo? ¿Cuánto han creído en Dios? ¿Han creído en Dios hasta el final?
Dios es todopoderoso y misericordioso y contesta nuestras oraciones con todo gozo. El Señor dijo: «Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá» (Mateo 7, 7). Pero Dios no puede hacer nada por nosotros si no creemos en Él. Dios haría su trabajo por nosotros si creyésemos en Él, pero no puede hacerlo cuando no creemos en Él. Por tanto, somos seres desesperados desde el punto de vista de Dios. Parecemos caprichosos e inmaduros como niños que creen en un momento, y al momento siguiente no creen; que confían el problema a Dios y después no confían en Él. A menudo confiamos cierta situación a Dios diciendo: «Dios, por favor, toma este problema y resuélvelo. Creo en Ti, Dios». Después volvemos a Dios y le decimos: «No, creo que es una mala idea. Devuélvemelo». Y entonces le volvemos a confiar la situación a Dios diciendo: «Lo siento, Dios. Sé que eres el único que puede resolver este problema».
Debemos complacer a Dios al creer en Él
El Señor dijo: «Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá». Este pasaje significa que el Señor contestará a las oraciones hechas por fe. El Señor prometió hacernos predicadores de su palabra cuando dijo: «Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra» (Hechos 1, 8). El Señor está diciendo que nos convertimos en testigos del Evangelio automáticamente porque hemos recibido la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Debemos creer en la justicia de Dios para convertirnos en predicadores; y no intentarlo con todas nuestras fuerzas. Dios obra en nosotros cuando creemos en Él y trabajamos según su Palabra. Por tanto, debemos creer en Dios.
El Señor fue a la higuera y vio que no tenía frutos y por eso la maldijo diciendo: «Que no vuelva a crecer fruto en este árbol». Inmediatamente la higuera se marchitó. Si esta higuera hubiese tenido fe, habría orado a Dios aunque no hubiera tenido fruto hasta ese entonces. Oraría de la siguiente manera: «Dios, haz esto por mí para que pueda dar fruto. Creo en Ti, Dios». Entonces la higuera daría fruto cuando empezase a creer en Dios. Esta es la fe verdadera.
Nuestro Señor está diciendo que la higuera nos representa a nosotros, los justos. En las Escrituras los árboles siempre se refieren a los seres humanos. Todo el trabajo que hacemos puede cumplirse si creemos en Dios, y no podemos conseguir nada si no creemos en Él. Esto significa que no podemos conseguir nada si no lo hacemos por la fe en Dios por mucho que nos esforcemos. De hecho sólo podemos hacer la obra de Dios cuando creemos en Él.
La obra de Dios sólo se puede hacer cuando se cree en Él. Como hemos recibido la remisión de los pecados por fe, Dios contesta nuestras oraciones cuando le pedimos ayuda por fe para cualquier área de nuestras vidas, nuestros problemas, preocupaciones, e incluso las cosas que necesitaremos en el futuro. Dios ya ha contestado nuestras oraciones. Dios nos da todo lo que le pedimos cuando creemos en Él. ¿Creen en esto? La verdadera fe es una cuestión muy fácil cuando la entendemos claramente. Solamente consiste en confiar en Dios.
Pedir lo que necesitamos, creer en Dios y esperar su respuesta es tener fe. Así Dios nos da todo lo que necesitamos. Debemos confirmar el hecho de que todo lo que debemos hacer es creer en Dios. Y debemos creer en Él sin dudar. ¿Qué es la cosa indispensable que debemos hacer? Tener fe en Dios. Hagamos lo que hagamos debemos hacerlo por fe. Debemos orar a Dios y creer: «Dios, sé que harás esto por mí y por la Iglesia». Dios obra en nosotros cuando creemos en Él.
¿Quieren saber cómo obra Dios?
¿Quieren saber cómo obra Dios? Entonces crean en Él que obra en ustedes. Así probarán el poder de Dios si creen en Él. De lo contrario probarán las maldiciones de Dios. Si no creen en Él no permanecerán en el mismo estado actual. Incluso las cosas que tienen ahora serán arrebatadas. Hagamos lo que hagamos, primero debemos tener fe en Dios. Necesitamos fe. En nuestra vida debemos creer en Dios, y en todas las cosas que hacemos cuando le seguimos. Necesitamos la fe que cree en Dios de la siguiente manera: «Dios, sé que me darás esto. Dios, por favor, haz esto por mí».
Queridos hermanos, deben practicar la fe que cree en Dios. Vivir una vida sin objetivo después de haber recibido la remisión de los pecados no es vivir la vida de fe. Si creen en Dios podrán comer del fruto de la higuera incluso en invierno. Incluso las cosas imposibles son posibles cuando creemos en Dios. Por su fe en Dios son bendecidos. Esta es la fe en Dios. Cuando oran a Dios y creen que han recibido las cosas que han pedido, Dios hará exactamente lo que le pedieron. Cuando oran: «Dios, dame esto. Por favor, dámelo. Sé que me lo darás. Creo en Ti, Dios», entonces Dios se lo da. Pero lo único que se necesita es fe en Dios. Necesitan fe en sus vidas. Necesitan fe en Dios en todo lo que le pidan. Entonces todas estas cosas se cumplen si creemos en Dios.
El Señor llevó a los discípulos a un rincón del campo y les mostró de lo que se trataba tener fe en Dios. Jesús quería enseñarle lo siguiente a los discípulos: «Podéis comer del fruto de la higuera aunque no sea la estación adecuada si creéis en Mí. No debéis vivir sin un objetivo claro según vuestras circunstancias cuando hayáis recibido la remisión de los pecados y seáis mis discípulos. Debéis creer en Mí. Obraré en vosotros si creéis en Mí». El Señor quería enseñar esta verdad a sus discípulos. El Señor les dijo a sus discípulos repetidamente: «Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá». Cuando oramos a Dios y creemos que nos ha dado lo que le hemos pedido, nos lo da. Por tanto, debemos criar a nuestros hijos por fe. Debemos confiar a Dios por fe todas las cosas que parezcan imposibles. Todo se cumple cuando creemos en Dios.
Creer en Dios es la clave para recibir respuestas a nuestras oraciones. Creer en Dios es la fe que cree que nos dará todo lo que le hemos pedido. La respuesta a una oración es el resultado de la verdadera fe. Nuestro Señor nos enseñó esta verdad claramente. Esta es la razón por la que debemos creer en Dios mientras vivimos en este mundo y es cuestión de tiempo que Dios nos pida esta fe. Dios nos pide que tengamos esta fe.
¿Tienen esta fe en Dios? Crean en Dios sin dudar y así serán ricos en la fe. Lo más importante cuando oremos a Dios es tener fe en Él. Lo único que necesitamos es la oración de fe. Cuando oramos a Dios, debemos darnos cuenta de que no hay otra manera de creer en Él. Debemos dejar todo lo demás.
Los justos vivirán por fe
Lo único que necesitamos es creer en Dios y orar. Antes de nada debemos tener la fe que cree en Dios. Dios nos pide esta fe. Dios nos pide tener fe en Él antes de escoger los principios naturales de la vida que se presentan por nuestras circunstancias. Dios contesta nuestras oraciones si dependemos de Él y tenemos fe en Él.
Romanos nos dice que los justos vivirán por esta fe (Romanos 1, 17). En el pasaje de las Escrituras de hoy, el Señor también dijo que Dios lo haría todo si le oramos y creemos en Él. La fe es muy simple.
¿Todavía creen que hay que ir a la iglesia durante mucho tiempo para tener una fe fuerte? No, no es así. Examinen sus corazones y vean si tienen esta verdadera fe en Dios. ¿Creen en Dios? Son personas de fe si creen en Él, pero si no creen en Él no tienen nada que ver con Él.
Creo en Dios en toda circunstancia. He resuelto muchas cosas imposibles por fe en Dios. Esto se debe a que creo que Dios me dará las cosas por las que oro. Sólo tengo que creer en Dios. Dios no descansa, por tanto, lo hacemos todo por fe; trabajamos por la fe en Dios; nos ganamos la vida gracias a la fe; luchamos contra Satanás por fe; hacemos nuestras tareas por fe; predicamos por fe; trabajamos en una empresa por fe; mantenemos a nuestras familias por fe; e incluso todos los aspectos de la vida los llevamos a cabo por fe. Vivimos solamente porque creemos en Dios, y no podríamos vivir si no creemos. La vida misma es un infierno cuando no creemos en Dios.
Dios prometió que nos daría todo lo que le pidiésemos si tenemos una fe tan pequeña como la semilla de mostaza. Han vivido hasta ahora porque han creído en Dios. Se habrían suicidado si no creyesen en Dios. La fe es absolutamente necesaria. Debemos tener fe especialmente cuando estamos desesperados. Si hay una cosa indispensable para nosotros es la fe en Dios. La fe en Dios es completamente indispensable. No tienen nada de lo que preocuparse si tienen esta fe.
Queridos hermanos, ¿creen en Dios? ¿Tienen fe en Dios? Es maravilloso. Cuanto más crean en Dios, mayor será su fe. Cuanto más crean en Dios, más rica será su fe. Necesitan fe en todas las áreas de sus vidas.
Al tener la fe verdadera podemos ir al Cielo, pero si tenemos la fe incorrecta, iremos al infierno. La Biblia es la historia de la fe. Podemos vencer al enemigo por fe; luchamos la batalla de la fe por fe; ganamos por fe; y tenemos prestigio por fe. En resumen, lo hacemos todo por fe. Las personas que van al infierno lo hacen por su fe. Las personas que van al Cielo van por su fe.
Los que creen en Dios dicen: «Señor, creo. Creo que el Señor ha borrado todos mis pecados».
Entonces, el Señor dice: «Sí, esto es cierto. Iréis al Cielo».
Los que no creen dicen: «No puedo creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Creo que tengo pecados».
El Señor le dice a esta gente: «Iréis al infierno por vuestra fe».
Por eso van al infierno. Lo merecen por esta fe.
Los justos lo hacen todo por fe. Por la fe en Dios sabemos que creó los cielos y la tierra y todo lo que hay en ellos. Tenemos una fuerte convicción en la Palabra de Dios por fe en Él. ¿Estábamos allí cuando Dios creó los cielos y la tierra?
Dios no podría haber creado nada si hubiésemos estado allí porque le hubiéramos causado muchos dolores de cabeza.
Le hubiésemos preguntado: «Dios, ¿por qué estás haciendo esa montaña tan afilada? Se pueden hacer daño los niños. ¿Por qué no haces la punta más redonda?».
Entonces cuando Dios hiciera la montaña más redonda, seguramente diríamos otra cosa: «Los niños podrían deslizarse porque es demasiado redonda».
Entonces Dios se hubiese enfadado al final diciendo: «Intenta hacerla tú. Ya no quiero trabajar contigo. Te he creado demasiado pronto».
Todo lo que hacemos necesita fe. ¿Qué más hay? No podemos ni confiar en las cosas que recordamos con nuestro cerebro. Cuando pienso en mi capacidad, me doy cuenta de que se me han olvidado muchas de las palabras que conocía y las canciones que solía cantar. No hay nada indispensable excepto la fe. Si hay una cosa a la que podemos recurrir cuando estamos frustrados es tener fe en Dios porque Él siempre está vivo.
La fe es como un cheque en blanco con el que podemos obtener todo el dinero que queramos en cualquier momento. La gente de fe busca a Dios siempre que necesita ayuda y por eso ora: «Dios, creo en Ti. Creo que me ayudarás con el presupuesto en casa y en la Iglesia. Si necesitamos dinero, sé que nos lo darás». Se podrán preguntar por qué necesitamos dinero si podemos llevar esta Iglesia así. Debemos confesar que creemos en Dios. Necesitamos fe para criar a nuestros hijos. Creemos que Dios les hará prosperar. Incluso cuando ensañamos a nuestros hermanos y hermanas en la Iglesia, oramos: «Dios, creo. Creo que les bendecirás y les harás prosperar en cuerpo y espíritu. Por favor, ayúdales. Protégelos. Creo en Ti, Señor». Todas estas oraciones de fe son cheques en blanco en el mundo de la fe. La última carta que podemos utilizar incondicionalmente es la carta de la fe. Cuando jugamos esta carta, Dios dice: «De acuerdo. Creéis en Mí así. Haré lo que me pidáis» y entonces hace lo que le pedimos por fe, nada más y nada menos.
En vez de pensar en esto como un mero sermón, piensen en lo mucho que hemos creído en Dios. Esto significa que nuestros deseos se cumplirán si creemos en Dios, pero que no se cumplirán si no creemos en Él. Nuestro Dios nos ha dicho lo esencial que es nuestra fe en Dios. Debemos creer en Él.
Mientras vivimos en este mundo pasamos por muchas dificultades. A veces este mundo parece muy oscuro y trabajoso, ¿no es cierto? Proclamen el nombre del Señor y crean en Él en esos momentos. El Señor nos dijo que creyésemos que hemos recibido lo que le hemos pedido. Pidan lo que necesiten. Orar es suplicar. Supliquen a Dios que les dé todo lo que necesitan. Entonces solo crean que han recibido lo que le han pedido a Dios. Esto significa que deben creer que Dios contestará sus oraciones. Saquen la última carta. Crean en Dios. Esta es la vida de fe. Esta es la vida que los justos están viviendo. Rogar es tener fe.
Queridos hermanos, crean que Dios es su Dios. Dios es el Salvador, su Pastor, y mi Pastor. ¿Creen que Dios nos da lo que necesitamos cuando le oramos? ¿Creen que Dios les bendice?
Queridos hermanos, utilicemos la fe en Dios tan a menudo como podamos. Creamos siempre en Dios. Creamos siempre en el Señor. Nuestro futuro es brillante cuando creemos. De lo contrario nos marchitamos. El Señor dijo que los justos viven solo por fe. Prosperaremos si creemos en Dios y seremos malditos si no creemos en Él.
Jesús podría haber pasado de lado delante de la higuera. Podría haber pasado diciendo: «No es la estación para los higos. se me había olvidado». Sin embargo, el Señor maldijo a la higuera diciendo: «Que no vuelva a crecer fruto de ti». Esto significa que seremos malditos si vivimos bajo los principios naturales sin creer en Dios. Esto significa que no podremos mantener las cosas que tenemos. Harán los siguientes planes: «Ahorraré esta cantidad de dinero de mi sueldo cada mes, y entonces tendré esta cantidad en 10 años. Así podré pagar la boda de mis hijos e irme a Dios después de vivir una vida en paz». Si no creen en Dios y viven según las cosas van naturalmente, Dios les dirá: «De acuerdo, es tu decisión». El Señor dijo que perderemos todo lo que tenemos si no creemos. Dios se lo quita todo a los que no creen.
Si no creemos en Dios, nos dará todas las maldiciones. No mantendremos nuestro estado actual si no creemos, sino que perderemos todo si no creemos. ¿Acaso no habla de esto el Señor en la parábola de los talentos? El Señor dijo: «Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos» (Mateo 25, 28). Y también dijo: «Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado» (Mateo 25, 29). Si no creemos en Dios, no podemos quedarnos con lo que tenemos. Lo perderemos todo si no creemos en Dios. No se puede vivir naturalmente.
Después de recibir la remisión de los pecados, podrán pensar: «Como tengo esta cantidad de dinero y tengo esta posición en el mundo, resolveré este problema de esta manera y ese problema de la otra manera aunque no crea en Dios. Tengo que vivir así».
Si tienen estos pensamientos, desháganse de ellos inmediatamente porque son muy peligrosos.
Está escrito:
“Si Jehová no edificare la casa,
En vano trabajan los que la edifican;
Si Jehová no guardare la ciudad,
En vano vela la guardia” (Salmos 127, 1).
Hemos nacido gracias a Dios y recibimos su protección y vivimos gracias a Él. Hemos recibido protección de todas las cosas que Dios nos ha dado. Quiero que se den cuenta de que vivir según la carne es un atajo hacia la destrucción. En la presencia de Dios sólo hay bendiciones o maldiciones. No hay nada en medio.
Si tienen estos pensamientos, déjenlos de lado y crean en Dios. No sufrirán ninguna pérdida si creen en Dios. Dios merece que creamos en Él. ¿Qué maravilloso es creer en Dios? Es como matar dos pájaros con la misma piedra. ¿Qué maravilloso es esto? Vivir por fe en Dios es una bendición. Reciben todo cuando creen: protección, seguridad y bendiciones. ¿Qué maravilloso es esto? ¿Cómo nos sentiríamos si lo perdiésemos todo por no creer en Él?
Creamos en Dios. Sólo los que han recibido la remisión de los pecados pueden creer. Es correcto decir que los que han recibido la remisión de los pecados están cualificados para creer en Dios. Una persona que no ha recibido la remisión de los pecados irá al infierno aunque se le deje solo, pero Dios no deja solamente que vaya al infierno, sino que además le quita todo lo que tiene. Dios dice que les arrebatará todo a los arrogantes.
La gente de fe dice: «¿Acaso no sois seres insuficientes? Dios merece que creamos en Él. No perderéis nada. Creed en Dios».
Pero una persona que no cree dice: «Es difícil creer».
Esta noción es ridícula. Debemos creer en Dios incondicionalmente sin calcular y sin ser arrogantes. ¿Qué tenemos para alardear? Solamente debemos creer en Dios. Dios merece que creamos en Él. Dios nunca nos ha mentido. Creamos en Él. Creamos como creemos en este mundo. Gritemos juntos diciendo: «Dios, creo en Ti». «Creemos en Ti, Dios». Vivamos con gozo con esta fe.
¡La fe! Las Escrituras nos dicen que esta es la vida espiritual. Nuestro Señor no nos ha pedido que hagamos algo difícil. Dios nos ha pedido que creamos en Él. Dijo que esta es la vida espiritual. Creamos en Dios como creemos en este mundo. Sea cual sea la situación en la que se encuentren, crean en el Dios de salvación con todos sus pensamientos, todos sus planes, y todas sus preocupaciones. Entonces Dios cuidará de todas las cosas.
Le doy gracias a nuestro Señor Dios.