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တရားဟောချက်များ

Tema 24: SERMONES PARA LOS QUE SE HAN CONVERTIDO EN NUESTROS COLABORADORES

[24-32] Sal de tu país, de tu familia y de la casa de tu padre (Génesis 12, 1-4)

(Génesis 12, 1-4)
«Pero Jehová había dicho a Abram: 
Vete de tu tierra y de tu parentela, 
y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, 
y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, 
y serás bendición. 
Bendeciré a los que te bendijeren, 
y a los que te maldijeren maldeciré; 
y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán».
 
 
Aquí, allí y en todas partes la gente está recibiendo la remisión de los pecados al escuchar el Evangelio que estamos predicando. Y por tanto, siento que aquellos de ustedes que están en la Iglesia deben tener corazones rectos ante Dios. Por eso he estado predicando acerca de sus corazones tan a menudo como puedo. 
Dios nos ha bendecido con muchas cosas. Somos insuficientes en muchas otras, así que oramos al Señor y Él nos ha contestado. Cuando pedimos cosas materiales, nos da cosas materiales y cuando oramos por almas, nos envía almas. De esta manera, Dios ha llenado nuestros corazones y nuestras necesidades. Y por eso, he estado pensando acerca de lo que debemos pedirle a Dios mientras vivimos todos los días. Como Dios nos ha dado todas las cosas materiales, para que nuestros corazones estén bendecidos por Él y para que nuestra fe valiosa pase a nuestros descendientes, debemos ser personas que proclaman las bendiciones de Dios. 
 
 

El linaje de la verdadera fe

 
Empezando en Génesis 11, 10 podemos ver una lista de los descendientes de Sem. Los tres hijos de Noé se llamaban Sem, Cam y Jafet, y de estos tres solo Sem recibió la mayoría de las bendiciones de Dios. Podemos decir esto porque, a través de los descendientes de Sem el linaje de la fe continuó y al final Jesucristo nació a través de este linaje. 
«Estas son las generaciones de Sem: Sem, de edad de cien años, engendró a Arfaxad, dos años después del diluvio. Y vivió Sem, después que engendró a Arfaxad, quinientos años, y engendró hijos e hijas. Arfaxad vivió treinta y cinco años, y engendró a Sala. Y vivió Arfaxad, después que engendró a Sala, cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas. Sala vivió treinta años, y engendró a Heber. Y vivió Sala, después que engendró a Heber, cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas. 
Heber vivió treinta y cuatro años, y engendró a Peleg. Y vivió Heber, después que engendró a Peleg, cuatrocientos treinta años, y engendró hijos e hijas.
 Peleg vivió treinta años, y engendró a Reu. Y vivió Peleg, después que engendró a Reu, doscientos nueve años, y engendró hijos e hijas. 
Reu vivió treinta y dos años, y engendró a Serug. Y vivió Reu, después que engendró a Serug, doscientos siete años, y engendró hijos e hijas. Serug vivió treinta años, y engendró a Nacor.
Y vivió Serug, después que engendró a Nacor, doscientos años, y engendró hijos e hijas. Nacor vivió veintinueve años, y engendró a Taré. 
Y vivió Nacor, después que engendró a Taré, ciento diecinueve años, y engendró hijos e hijas. Taré vivió setenta años, y engendró a Abram, a Nacor y a Harán» (Gen. 1, 10-26).
Taré era el padre de Abraham. Y Taré nació del linaje de Sem. Sem era el hijo de Noé y el linaje de Abraham empieza con Noé. Taré tuvo a sus hijos y vivió en Harán. Se fue de Ur de los Caldeos y vivió en Harán durante setenta años antes de morir. Después de que Taré muriese, Dios llamó a Abraham y le dijo: «Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré». Según la tradición, Taré era un mercader que hacía ídolos y los vendía. Y por eso lo primero que Dios hizo cuando llamó a Abraham fue decirle que dejase su país y la casa de su padre que servía a ídolos. Y Abraham obedeció a Dios y fue a la tierra que le había ordenado Dios. 
 
 

Después de creer en el Evangelio del agua y el Espíritu debemos salir de nuestro país, dejar a nuestra familia y la casa de nuestros padres también

 
Dios no podía dejar que Abraham viviese en la tierra de su padre porque iba a ser la fuente de todas las bendiciones y Dios quiso establecer la nación de Israel y enviar a Jesús a través de esa nación. Esto es también lo primero que el Señor les dice a todos los santos nacidos de nuevo. No dice que dejemos nuestro país, nuestra familia y nuestros padres. Sun Myung Moon, el fundador coreano y el líder de la Iglesia de la Unificación esparcida por todo el mundo, ha creado muchas comunidades religiosas por todas partes y ha manipulado a sus seguidores para que vivan allí. ¿Acaso Dios creó esta comunidad y nos dijo que dejásemos a nuestras familias para vivir en ella? No, por supuesto que no. Dios nos está diciendo que dejemos la mentalidad que teníamos antes de nacer de nuevo, la mentalidad que seguía la carne y que deseaba prosperar en la carne llena de los caminos de este mundo. Antes de nacer de nuevo solo cuidábamos de nuestros deseos carnales. Pero ahora hemos cambiado al nacer de nuevo mediante el Evangelio del agua y el Espíritu. Después de que nuestro Señor nos llamase, lo primero que nos dijo fue que dejásemos nuestra vida anterior, que era la vida de la carne. Efesios 4, 22 nos dice que “en cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos”. Dios nos dice que lo que no tenemos que hacer después de nacer de nuevo. Nos dice: “No hagáis lo mismo que siempre, sino esto. Entrad en la verdadera Iglesia, escuchad la Palabra, proclamad el verdadero Evangelio, id a las reuniones de la Biblia y a la tierra que os mostraré”. Nos lleva por un nuevo camino por el que nunca hemos ido antes. Después de nacer de nuevo, verán como Dios les ha estado enseñando una nueva dirección, lejos de su mentalidad y sus hábitos antiguos. 
Antes de nacer de Nuevo, solo pensábamos en cómo nuestra carne podía tener éxito y prosperar. Les voy a hablar de mi situación de nuevo, aunque la hayan escuchado muchas veces. Lo primero que pensé después de nacer de nuevo fue cómo iba a servir al Evangelio en el mundo mientras vivía una vida cómoda. Mi objetivo era servir al Evangelio, por supuesto, pero deseaba aún más tener un estilo de vida estable. Y por eso, mi mente estaba llena de pensamientos confusos de cómo servir al Señor en este mundo de manera cómoda para mi carne. Y entonces, para poder obtener estabilidad en la vida, eso es lo que hice primero. Sin embargo, el Señor me dijo que tenía que deshacerme de esa mentalidad. Esto se debe a que si seguía teniendo esta mentalidad antigua no podría entrar en el nuevo mundo al que el Señor me llevaría y no podría recibir nuevas bendiciones del Señor. Y por eso el Señor me dijo que me deshiciese de mis antiguos pensamientos y entrase en el nuevo mundo al que me estaba diciendo que entrase. 
Taré también engendró a Nacor y Harán junto con Abraham, pero Dios escogió a Abraham entre los tres hermanos e hizo que dejase su país y la casa de su padre. Esto lo hizo para darle a Abraham grandes bendiciones y para hacerle el antecesor y fundador de una nación. Ahora, Abraham tenía que recibir al Señor, que le había limpiado de todos sus pecados, en vez de vivir según sus propios deseos como lo había hecho en la casa de su padre. Esto es lo que el Señor quería. En vez de empeñarse en conseguir los deseos de su carne como en comer para sobrevivir y pensar solo en las cosas materiales de este mundo, tenía que dejar la mentalidad material y aceptar completamente a Jesucristo, Su Palabra y el Evangelio por el que Jesucristo tomó los pecados de este mundo. Esto no solo es aplicable a Abraham, sino a todos los que hemos nacido de nuevo del Evangelio del agua y el Espíritu que debemos tener este mismo corazón. El Señor está diciendo que, aunque no podemos vivir esta vida sin las cosas materiales, no debemos poner nuestros corazones en las cosas materiales solamente, sino que debemos seguir los pasos de nuestro Señor. Queridos hermanos, ¿creen en esto? El Señor, que nos ama tanto, nos dice: “Salid de vuestro país, de vuestra familia y de la casa de vuestros padres, y salid de vuestros deseos carnales” para que vivamos con fe proclamando a otros la Verdad del Evangelio que ha eliminado los pecados de nuestros corazones. Así que ahora debemos tener esta Verdad del Evangelio en nuestros corazones y seguir con nuestro viaje espiritual. 
 
 

¿Cuándo tendremos fe verdadera en nuestros corazones?

 
Dios dijo que Abraham sería la fuente de todas nuestras bendiciones. La fuente de todas nuestras bendiciones es Jesucristo. Sin embargo, por otra parte, Dios le dijo a Abraham que se convertiría en la fuente de todas las bendiciones y le prometió que bendeciría a todos los que le bendijesen, y maldeciría a todos los que le maldijeses. Jesucristo es la fuente de todas las bendiciones, pero como Abraham también se convirtió en una fuente de todas las bendiciones, nosotros también podemos serlo. ¿Cómo pueden convertirse en una fuente de todas las bendiciones?
Si queremos convertirnos en la fuente de todas las bendiciones, debemos tener a Jesucristo en nuestros corazones. No debemos buscar la prosperidad material ni las cosas físicas del mundo carnal en nuestros corazones, sino que debemos tener a Jesucristo en nuestros corazones para poder ser la fuente de todas las bendiciones. Cuando aceptamos a Jesucristo en nuestros corazones la gente volverá al camino correcto al recibir la remisión de sus pecados. Cuando tenemos un corazón así podemos ver cómo los demás reciben la remisión de los pecados. Como dicen las Escrituras: «De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto» (Juan 12, 24), cuando nos sacrificamos y recibimos la Palabra de la Verdad y el Evangelio de Jesucristo que eliminó los pecados del mundo de nuestros corazones, Jesucristo será proclamado a muchas personas a través de nosotros. Multitud de personas recibirán la remisión de los pecados a través de nosotros. Seremos un canal de bendiciones para que muchas personas reciban la bendición de hacer que sus pecados serán redimidos ante Dios. 
Pero, ¿qué ocurrirá si los corazones de los que nacen de nuevo van por el mal camino? ¿Qué ocurre si los corazones de los creyentes están llenos de materialismo? Cuando los santos nacidos de nuevo aceptan los pensamientos erróneos en sus corazones, los efectos son enormes. Como dice la Biblia: «Un poco de levadura leuda toda la masa» (Gálatas 5, 9), las multitudes de gente a las que están predicando caerán en la destrucción cuando los nacidos de nuevo solo busquemos los deseos carnales. No solo no podremos ser la fuente de todas las bendiciones, sino que se predicará un Evangelio distorsionado a través de nosotros. Cuando aceptemos en nuestros corazones solo cosas la codicia material que puede conseguirse de este mundo visible y consideremos este mundo más valioso que Dios, estaremos proclamando un Evangelio falso sin saberlo. 
Hace mucho tiempo había muchos antecesores de la fe. Además de Abraham, Noé y los demás hombres de fe que aparecen en la Biblia, hubo mucha gente de fe, pero podemos ver que la verdadera fe en sus corazones se acabó en su generación. ¿Por qué? Porque la gente aceptó otra cosa que no era la Palabra de Dios porque sus líderes espirituales se la enseñaron. No aceptaron a Jesucristo en sus corazones, sino que aceptaron las cosas de la carne y el mundo. Vivieron sus vidas con el objetivo de obtener las cosas de este mundo y por eso se alejaron del camino de la fe. 
Entonces, ¿cómo podemos tener un corazón que se convierta en la fuente de todas las bendiciones? Si abandonamos las cosas de la carne en nuestros corazones y aceptamos la Palabra de nuestro Señor en nuestros corazones, podemos convertirnos en la fuente de todas las bendiciones. Un corazón que se ha convertido en la fuente de todas las bendiciones es un corazón que acepta la Palabra de Jesucristo que ha borrado todos nuestros pecados. Queridos hermanos, estoy seguro de que han recibido la remisión de sus pecados. ¿Piensan a menudo en el hecho de que Jesucristo ha borrado todos sus pecados? ¿Viven dentro de ese bello mundo espiritual pensando en la gracia del Evangelio? ¿O acaso entran las cosas de la carne en sus corazones, ocupando sus corazones y pensamientos en vez de la Verdad del Evangelio y persiguen estas cosas? ¿Acaso se apoderan de sus corazones la fama, los placeres y las riquezas del mundo? Después de recibir la remisión de los pecados, las tentaciones de la carne se acercan. Y en el momento en que caigan en estas tentaciones, se alejarán de la fuente de todas las bendiciones. 
En el Libro de Hageo del Antiguo Testamento, nuestro Señor dice: «Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos» (Hageo 2, 8). Esto se debe a que toda la creación bajo el Cielo es del Señor. Y, por tanto, si necesitamos algo, nuestro Señor nos dará todo lo que hay en este mundo. Entre la gente de fe que ha aceptado a Jesucristo, ¿hay alguien que no tenga suficiente? No. Los que aceptaron a Jesucristo en sus corazones fueron leales y fieles y Dios bendijo su trabajo. Y por tanto no son pobres. Sin embargo, los que no aceptaron a Jesucristo en sus corazones, sino que se distanciaron de Él y aceptaron al mundo en sus corazones, experimentaron un fin miserable en sus vidas. Podemos encontrar muchos ejemplos de estos finales terribles en la Biblia, miremos donde miremos. 
Por ejemplo, cuando observamos a Lot, el sobrino de Abraham, vemos esta tragedia. Debido a sus muchas posesiones, no pudo vivir con Abraham, y por eso Lot dejó a Abraham y fue a la tierra de Sodoma y Gomorra. La razón era que al levantar sus ojos vio los planos frondosos de la tierra que había a sus pies y le pareció fértil y bella como el Jardín del Edén. Pero más adelante se quedó completamente arruinado. Lo perdió todo y casi no pudo salvar su vida. Y su mujer, al mirar hacia atrás deseando volver a Sodoma y Gomorra, se convirtió en una columna de sal en el instante. Esto ocurrió por la codicia de la carne. 
Por otro lado, Abraham siguió la Palabra del Señor Dios con lealtad. El resultado fue que recibió las bendiciones de Dios, fue llamado amigo de Dios y se convirtió en la fuente de todas las bendiciones de sus descendientes. Si tenemos la Palabra de Verdad que dice que Jesucristo eliminó todos los pecados de nuestros corazones como Abraham, entonces nuestros corazones serán guiados a un mundo de belleza inimaginable y recibiremos las bendiciones que vienen del Señor. Esto se debe a que el Señor vive en nuestros corazones, nos habla y guía. Por tanto, podemos controlar todo lo que hace nuestra carne y recibir la gracia de Dios. 
 
 

¿Qué debe prosperar primero?

 
Queridos santos amados, ¿qué debe prosperar primero en nuestras vidas? Está escrito: «Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma» (3 Juan 1, 2). ¿Debería la fe que hay dentro de nuestros corazones ponerse en orden, o deberíamos hacer que nuestra carne prospere? Si alguien tiene un corazón recto ante Dios, recibe el Evangelio de Jesucristo en su corazón, ama al Evangelio del agua y el Espíritu y siempre recuerda en su corazón el hecho de que el Señor ha eliminado sus pecados, entonces esta persona tiene un corazón con una fe bella. No nos convertimos en personas de fe porque hayamos conseguido algo por nuestra cuenta, sino al aceptar en nuestros corazones la verdad de que Jesucristo limpió todos nuestros pecados; entonces nos convertiremos en la fuente de todas las bendiciones gracias a nuestro Señor. Y por eso el Señor dijo que si recibimos a Jesucristo, Él nos glorificará (Proverbios 4, 8). Y por eso los corazones de los nacidos de nuevo deben prosperar primero. Si los corazones de los santos van por el mal camino, serán como Lot. 
¿Cómo de difícil fue para Abraham salir de su país, su familia y la casa de su padre después de haber vivido allí durante tanto tiempo? Pero al escoger el camino difícil de obediencia a Dios Abraham se convirtió en el padre de fe y en la fuente de todas las bendiciones. Y por eso, nosotros tampoco debemos buscar las cosas que beneficien solo a nuestra carne, sino que debemos seguir el camino donde nuestros corazones prosperan. 
Queridos hermanos, ¿acaso no han recibido la remisión de todos nuestros pecados? Jesucristo ha eliminado todos nuestros pecados para siempre al ser bautizado por Juan el Bautista. ¡Reciban a Jesucristo en sus corazones! Es bueno y beneficioso para nuestros corazones correr y jugar en este mundo espiritual. En vez de dejar que nuestros corazones corran y jueguen en el mundo físico, nuestros corazones deben correr y jugar en el mundo de la Verdad del Evangelio. Y nuestras almas prosperan cuando pasamos toda la noche proclamando este bello Evangelio que dice que el Señor eliminó todos los pecados del mundo a la gente que no conoce este Evangelio de la Verdad. Cuando nuestros corazones viven en esta Verdad, y cuando recibimos la Palabra de Dios en nuestros corazones, y también cuando aceptamos al Señor en nuestros corazones, nos convertiremos en una fuente de todas las bendiciones. Lo que Dios quiere de nosotros primero, como quiso de Abraham, es que salgamos de nuestro país, de nuestra familia y la casa de nuestros padres. Nos dijo que dejásemos de lado nuestros pensamientos carnales y buscásemos lo que es beneficioso para nuestros corazones. Por tanto, los cristianos debemos dejar de lado los pensamientos de la carne, y esto es muy importante. Entonces debemos aceptar a Cristo en nuestras almas y hacer lo que es bueno para nuestras almas y seguir buscándolo. Nuestro corazón nos está hablando sobre estas cosas. 
Queridos hermanos santos, ¿desean constantemente prosperar en sus almas? ¿O desean que su carne prospere aunque sus almas estén muriendo? ¿Creen que lo han logrado si su carne está adornada y tienen mucho honor y dinero, más de lo que hayan imaginado, aunque sus corazones sean como un vertedero del que sale un olor repugnante? ¿O desean ante todo tener un corazón bello ante Dios y prosperar en este mundo también gracias a Dios? El Apóstol Juan dijo acerca de esto: «Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma» (3 Juan 1, 2). La prosperidad del alma es una prioridad para poder prosperar en todas las cosas. Lo que el Apóstol Juan valoró ante todo era que nuestros corazones debían ser rectos ante Dios, recibir la verdad de Jesucristo y seguirle. Entonces, las demás áreas de sus vidas prosperarán también. Queridos hermanos, deberán darles prioridad a las cosas de sus corazones. Debemos decidir claramente lo que debe ir primero y lo que debemos cuidar primero. 
Abraham entró en la tierra de Canaán como Dios le había pedido. Pero cuando llegó una hambruna, sin preguntarle antes a Dios, decidió por su cuenta ir a la tierra de Egipto. Y como tenía miedo de que los egipcios le hicieran daño porque su mujer era tan hermosa, mintió y dijo que era su hermana. En la tierra de Egipto, el faraón y sus consejeros vieron a la mujer de Abraham y su belleza les maravilló. Le preguntaron quién era y cuando Abraham contestó que era su hermana los siervos del faraón llevaron a Sara ante el faraón. Pero Dios no permitió que el rey de Egipto la tocase. Leamos Génesis 12, 17: «Mas Jehová hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai mujer de Abram». Después de que Sara entrase en la corte, cayeron grandes plagas sobre la casa del rey de Egipto. El rey quedó impactado cuando se enteró de que Sara era la mujer de Abraham y lo despachó de la corte diciendo: “¿Qué me has hecho? Llévatela y vete”. Y el rey no le despachó con las manos vacías, sino que también le dio suficientes provisiones. Claramente, Abraham hizo algo malo, pero se hizo rico gracias a esta mentira. Abraham es probablemente la única persona que “vendió” a su mujer pero se hizo rico con este acto vergonzoso. ¿Quién en este mundo se hace rico vendiendo a su mujer? Solo Abraham e Isaac. De tal palo, tal astilla. Isaac hizo lo mismo más adelante. 
La Biblia habla a menudo de la iglesia como una esposa. Y por tanto, el que Abraham dijese que su mujer era su hermana y se hiciese rico por ello implica a una persona nacida de nuevo que esconde el hecho de que va a la Iglesia de Dios por miedo a la persecución y con el motivo real de ganar algo del mundo. Sin embargo, los santos nacidos de nuevo debemos saber que hemos recibido muchas cosas gracias a la Iglesia y que nuestras vidas pueden ser protegidas por la Iglesia también. Algunas personas dicen que esta Iglesia no es su iglesia cuando dicen que esta Iglesia es una herejía. Algunas personas dicen que la Palabra de Dios predicada en esta Iglesia es correcta, pero parece que es hereje así que no voy a ir más. Pero, deben saber que quien haya recibido la remisión de los pecados recibe muchas cosas y es protegido en esta Iglesia de Dios. 
Queridos amados santos, nuestros corazones deben prosperar ante Dios en primer lugar. Sus corazones y el mío deben prosperar ante Dios. Si prosperamos en nuestra carne, pero no en nuestros corazones, todo está mal. Así que, lo primero que debemos considerar sinceramente antes de nacer de nuevo es tener un corazón correcto ante Dios. Nuestros corazones deben acercarse a Dios espiritualmente, nuestros corazones deben estar agradecidos a Jesucristo por eliminar todos nuestros pecados y debemos trabajar duro para predicar el Evangelio siempre viviendo en este mundo espiritual. Y cuando oremos por estos deseos espirituales y sigamos adelante aceptando en nuestros corazones la Palabra de Verdad de Jesucristo, que ha eliminado todos nuestros pecados, nuestras almas prosperarán y Dios bendecirá nuestros corazones. 
Queridos amados santos, si hay una cosa importante de la que les quiero hablar, es la siguiente: deben observar sus corazones. Estoy diciendo que deben aceptar en sus corazones que Jesucristo ha eliminado todos sus pecados. Y vayan donde vayan, deben considerar la Palabra de cómo Jesucristo ha eliminado todos sus pecados, estar agradecidos y compartir este Evangelio con toda la gente de su alrededor. A quién y cómo predicar este Evangelio será revelado por el Espíritu Santo que está en sus corazones. Esto es lo que hace el Espíritu Santo. Y por eso, no debemos desear hacer otras cosas. Después de nacer de nuevo, el resto de nuestras vidas son un don o un regalo. De la misma manera en que, cuando compran algo, se les ofrece un regalo como promoción, la vida que vivimos después de nacer de nuevo es un regalo, por así decirlo. 
Mientras vivimos en este mundo, no tenemos que preocuparnos de qué comer o beber. Dios nos dijo que no nos preocupásemos de estas cosas y que Él nos las daría (Mateo 6, 31-33). Incluso la hierba que crece en los caminos o los gorriones del cielo están cuidados por Dios. ¿Cuánto más nos cuidará Dios a los que hemos nacido de nuevo de verdad en el Señor? En el pasado, estábamos llenos de pensamientos de qué comer y beber, pero ahora que hemos recibido el Evangelio en nuestros corazones estamos haciendo la obra de proclamar el Evangelio. Y, hagamos lo que hagamos en este mundo, debemos recibir a Jesucristo en nuestros corazones. Cuando lo hacemos, Dios estará involucrado en todos nuestros asuntos y nos dará Su gracia en nuestras vidas. Debeos saber que Dios nos da Su gracia incluso en las cosas más diminutas en nuestras vidas de las que no estamos al tanto. Cuando nuestros corazones están rectos y van corriendo hacia el Evangelio, el Señor bendecirá todo lo que hagamos y nos protegerá. Sin embargo, si nuestros corazones no están rectos y seguimos al mundo y su fama y riquezas, ¿cómo nos va a ayudar Jesucristo en nuestras vidas y cómo va a darnos Su amor? Cuando Dios nos mira y ve que hemos recibido a Jesucristo en nuestros corazones al 100%, y que estamos viviendo por el Evangelio, nos bendecirá en todo. Esto se debe a que nos prometió que lo haría. Les pido que crean en esto.
Queridos hermanos santos, en primer lugar, nuestros corazones deben prosperar ante Dios. Después de recibir la remisión de los pecados, lo primero que debemos hacer y a lo primero que debemos prestar atención es esto. En cuanto a la prosperidad de nuestros corazones, si oramos a Dios para que nos ayude en otras áreas, las cosas irán de maravilla. Esto se debe a que Dios lo cumple todo. Sin embargo, si nuestros corazones están en el lugar equivocado, todo fracasará. Dios nos está hablando a través de Abraham para poder despertarnos ante este hecho. Esta es la intención profunda del Señor contenida en este pasaje de las Escrituras: «Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré». 
El padre de Abraham era una persona que hacía ídolos de madera o piedra y los vendía. Dios dijo claramente que no sirviésemos a ídolos, pero Taré los hizo y los vendió para obtener riquezas materiales con ellos. Quedarse en una tierra de idolatría no hubiera sido bueno para Abraham. Dios quiso bendecir a Abraham y por eso le pidió que saliese de la casa de su padre. Si nuestros corazones están llenos de deseos materiales solamente, no podremos aprender acerca del mundo espiritual de Dios y el mundo de bendiciones de Su Evangelio. Por eso el Señor también nos dice a los nacidos de nuevo que salgamos de nuestro país y nuestra familia y de la casa de nuestros padres. Dios nos está diciendo que salgamos físicamente de la casa donde vivíamos y nos vayamos lejos, pero nos dice que debemos desechar nuestros corazones con deseos carnales del mundo y sus bienes materiales. Por supuesto que estamos viviendo en este mundo material, es decir, en un mundo físico. Pero debemos aceptar a Dios en nuestros corazones y seguirle en comunión con Él. Solo de esta manera podemos ir al nuevo mundo que el Señor nos proporciona y podemos recibir la gracia que Dios nos da. 
 
 
Dios nos da bendiciones a aquellos cuyos corazones prosperan ante Él
 
Estamos viviendo en este mundo, pero no debemos buscar solo las cosas materiales. ¿Por qué le dijo Dios a Abraham que saliese de su país, de su familia y de la casa de su padre para ir a una tierra que le mostraría? Para bendecir a Abraham le dijo: 
«Y haré de ti una nación grande, 
y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, 
y serás bendición». 
Pero esto no solo está dirigido a Abraham. Quien haya nacido de nuevo a través del Evangelio del agua y el Espíritu al aceptar la Palabra de Dios con fe también recibirá estas bendiciones. La persona que acepte a Jesucristo en su corazón y siga adelante por fe será conocida por todo el mundo. Su corazón será famoso; será rica y una fuente de todas las bendiciones. Además, quien la conozca será bendecido. Cuando se alejan de las cosas de la carne, aceptan a Jesucristo, quien ha borrado todos sus pecados, dan gracias en el Evangelio y lo proclaman con oraciones incesantes, el Señor les dará las mismas bendiciones que le dio a Abraham. 
En este mundo hay muchas personas que dicen abiertamente que nuestra Iglesia es Buena. No hemos hecho nada a propósito; hemos predicado simplemente el Evangelio y hemos aceptado al Señor en nuestros corazones, pero el Señor ha hecho que nuestra Iglesia sea grande. No todo el mundo puede ser conocido. Solo es posible para los que han aceptado al Señor al 100%. Este tipo de personas son conocidas como perfectas y justas en su generación como Noé (Génesis 6, 9). Nuestro Señor nos ha permitido ser grandes y fuentes de bendiciones. De esta manera, cuando aceptamos el hecho de que Jesucristo ha eliminado todos nuestros pecados y nos acercamos al Señor al creer en esto, y cuando proclamamos este Evangelio, muchas personas recibirán las bendiciones a través de nosotros. Y seremos la fuente de todas las bendiciones como Abraham. 
Por tanto, nuestros corazones deben prosperar primero. Debemos aceptar a Jesucristo, quien borró todos nuestros pecados de nuestros corazones. Debemos trabajar para predicar este Evangelio que nos salvó y orar por él. Esta es la manera en que nuestros corazones pueden prosperar y podemos recibir las bendiciones de Dios. Esta es la manera en que podemos recibir todas las bendiciones que Abraham recibió. Les pido que conozcan esta verdad y la tomen como suya por fe y vivan su vida entera como Abraham. Espero y oro por que las bendiciones que se le dieron a Abraham también sean suyas.