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တရားဟောချက်များ

Tema 24: SERMONES PARA LOS QUE SE HAN CONVERTIDO EN NUESTROS COLABORADORES

[24-41] Dios bendice a los que obedecen y creen en la Palabra de Dios (Génesis 22, 1-18)

(Génesis 22, 1-18)
«Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo. Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos. Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros. Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos. Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos. Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña. Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único. Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto. Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo, y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz».
 
 

¿De verdad piensan en Dios en primer lugar?

 
Dios llamó a Abraham y le dijo: «Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré». A través de este suceso vemos que Dios no quiso recibir a su hijo como holocausto, sino que Dios quiso probar si Abraham creía en Él y estaba dispuesto a seguirle a Él en primer lugar. 
¿Qué hizo Abraham con la Palabra de Dios? La obedeció y siguió esta Palabra como se le había dicho. Ahora que Dios estaba seguro de la fe de Abraham, le habló. Debemos leer la Palabra del Libro de Génesis 22, 16-17. Dios le bendijo, diciendo: «Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz» (Génesis 22, 16-17). Aquí se dice que Dios le dio bendiciones a Abraham por creer y seguir al Señor en primer lugar. Este es el contenido principal del pasaje de las Escrituras. “Como no has retenido a tu hijo, tu único hijo y bendición, te bendeciré”. Dios siguió bendiciéndole diciendo: «En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz» (Génesis 22, 18). Dios prometió darle a él y a sus descendientes las bendiciones porque Abraham había obedecido la Palabra de Jehová Dios. Podemos decir que este es precisamente el tema central del pasaje de las Escrituras del Libro de Génesis 22.
Cuando Dios le dijo a Abraham que ofreciese a su hijo como un holocausto para probarle, Abraham obedeció la Palabra de Dios tal y como se la dijo. Abraham obedeció completamente a Dios. Al ver la fe de Abraham, Dios hizo una promesa y le dijo que multiplicaría su semilla y que a través del nacido de su simiente todas las naciones del mundo serían bendecidas. 
Cuando leemos esta Palabra, pensé lo siguiente. En realidad, a menudo pasamos por muchas dificultades cuando estamos predicando este Evangelio del agua y el Espíritu. De esta manera, aunque la situación en la que estamos es verdaderamente dura y difícil, y aunque las cosas no vayan como esperamos, tengo fe en mi corazón. Creo que Dios estará con nuestra Iglesia y guardará a los obreros y santos si hacen la obra de predicar el Evangelio del agua y el Espíritu del Señor por todo el mundo. Espero y creo en esto. 
Para probar a Abraham, Dios le dijo que ofreciese a su hijo como holocausto. Abraham obedeció la Palabra de Dios. En otras palabras, Abraham obedeció exactamente lo que Dios le dijo que hiciese. Y cuando Dios vio esto, le dio una gran bendición, le permitió multiplicarse y le dijo que recibiría las bendiciones de todas las naciones del mundo que serían bendecidas a través de la semilla de su cuerpo. 
Cuando leo el pasaje de las Escrituras, ¿qué tipo de pensamientos surgen en nuestros corazones? Me doy cuenta de que hay problemas al predicar el Evangelio por todo el mundo. Y las circunstancias son duras y difíciles. A pesar de todo, sé que, aunque las circunstancias visibles sean duras y difíciles, si llevamos a cabo la obra de predicar el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo, Dios trabajará con Su Iglesia. Sé que Dios trabajará con Sus siervos y santos, los guardará y les dará todas las bendiciones. ¿Por qué creemos en esto? Porque Dios dijo que cumpliría Su obra a través de Su Iglesia. Y por eso mi corazón se hace valiente. Sé que toda la obra que hacemos ahora será bendecida claramente por Dios y seguirá prosperando. 
Mi relación con mi madre de acogida acabó mal por culpa de nuestra fe diferente. Dicho de otra manera, mi madre era una anciana de una denominación presbiteriana aquí en Corea. Quizás por eso la batalla espiritual entre nosotros fue tan enorme. Aunque simplemente nos saludábamos y teníamos una pequeña conversación, la batalla de energía espiritual que no se veía hacía saltar chispas. Parece que intenta no tratar a mi mujer o a otras personas con mala educación, pero conmigo es muy dura. Pero, aunque seamos madre e hijo, no podría tener una actitud conciliatoria en lo que concierne a la fe. Como mi madre adoptiva se negó a recibir el Evangelio del agua y el Espíritu en su corazón, no pude aceptar sus palabras tampoco. Mi madre adoptiva, que era así, ahora está sufriendo mucho por su diabetes. Y por eso pensé que, como no había hecho nada por ella según mi relación filial hasta ahora, debería enviarle un dispositivo médico que hicimos. Así que le mandé uno. Ayer me puse en contacto con ella y dijo que su cuerpo se sentía mucho mejor y que ahora duerme bien gracias a este dispositivo.
Hasta ahora me he preguntado por qué nuestro negocio de productos sanitarios no está teniendo éxito. Pensé: “¿Tiene Dios algo que decirme? ¿Está pensando que si va bien el negocio y me hace prosperar le abandonaré como Caín?”. Pero esto no puede ser. Dios conoce mi corazón bien. He muerto con Cristo y nací de nuevo con Cristo. Entonces, ¿cómo puedo tener cualquier otro deseo? El Señor sabe bien que es la única Persona dentro de mi corazón y que sigo a Cristo solamente. Sé que el Señor no pensará eso de mí. 
También pensé en qué podría ser la llave del éxito en este negocio ante el Señor. Llegué a la conclusión de que la publicidad hace que cualquier negocio vaya bien. De la misma manera en que no podíamos creer en el Evangelio del agua y el Espíritu en el pasado porque no lo conocíamos, en este negocio la gente tampoco sabe lo buenos que son nuestros productos porque no los hemos anunciado suficiente. Por tanto, de ahora en adelante, me gustaría hacer más publicidad para que la gente conozca este negocio. Aunque este negocio parezca poco ahora, estoy seguro de que Dios nos bendecirá a través de él para que podamos servir aún más al Evangelio. 
Debemos Volver al pasaje de las Escrituras de hoy. Nos dice que, cuando Dios, para probar a Abraham, le dijo: “Lleva a tu hijo Isaac a un lugar que te diré y ofrécelo como holocausto”, Abraham le contestó obedeciendo la Palabra de Dios tal y como es. Por supuesto, no mató a su hijo. Dios lo evitó en el último momento. Y entonces le dio a Abraham, quien había pasado Su prueba, las bendiciones. ¿Qué debemos saber a través de esta Palabra? Abraham pudo recibir la bendición de Dios porque obedeció la Palabra de Dios tal y como es. Al haber pasado esta prueba de fe, Abraham recibió bendiciones en cuerpo y espíritu; recibió las bendiciones de tener muchos descendientes de la fe también. ¿Quién salió de los descendientes de Abraham? Jesucristo, quien nos salvó completamente. Al creer en este Jesucristo que nació del linaje de Abraham, todas las naciones de este mundo pueden recibir las grandes bendiciones de la remisión de los pecados y vivir una vida de fe como la de Abraham para convertirnos en hijos de Dios. 
 
 
¿También creen en la Palabra de Dios de la justicia?
 
Abraham recibió la bendición de Dios y se convirtió en el padre de la fe precisamente porque siguió la Palabra de Dios tal y como es. ¿Y qué hay de su fe? ¿Qué tipo de vidas están viviendo nuestros hermanos y hermanas, ministros y trabajadores de Corea y del extranjero? Lo mismo ocurre con nosotros. Tengo toda confianza en que si predicamos el Evangelio del agua y el Espíritu juntos tal y como es por todo el mundo, Dios nos dará el mismo tipo de bendiciones que Abraham y nosotros. ¿Por qué piensan esto? Estaremos recibiendo estas bendiciones, en cuerpo y espíritu, porque hemos obedecido por fe la Palabra de Dios tal y como es, como hizo Abraham. Queridos hermanos, graben esto en sus corazones. Si hemos recibido las bendiciones de Dios como hizo Abraham es porque hemos cumplido la voluntad de Dios y hemos hecho la obra de predicar el Evangelio del agua y el Espíritu bien. Por tanto, debemos pensar en cómo podemos obedecer la Palabra de Dios completamente y hacer Su obra solo por fe, después de disipar las preocupaciones y dudas de nuestros corazones. 
Lo importante no es cómo fluyen las cosas, ni nuestra situación actual difícil. Lo que importa es lo que Dios nos está diciendo. Esto es más importante y es lo que se convierte en la base de nuestra fe. En cuanto a mí, yo tengo la fe que cree en la justicia de Dios y la Palabra de Dios. Si la Palabra de Dios de hoy nos muestra claramente que el Señor bendijo a Abraham según su fe, nosotros podemos tener esta fe en la Palabra de Dios. No es algo que podamos recibir intentado recibirlo a la fuerza. “¿Qué tipo de Evangelio estamos predicando? ¿Acaso no es el Evangelio del agua y el Espíritu en el que creemos y que predicamos siguiendo la voluntad de Dios? ¿Es la obra de Dios o del hombre predicar este Evangelio?”. Cuando nos cuestionamos a nosotros mismos, si podemos ser convencidos de que la predicación del Evangelio es la obra de Dios, podemos tener fe en que Dios bendecirá nuestra obra. Entonces podemos reforzar nuestra fe de la siguiente manera: “Cuando llegue el momento adecuado, Dios nos dará bendiciones por cada obra que hagamos en el momento adecuado. Recibiremos las bendiciones. Todos nosotros, hermanos y hermanas, ministros y obreros, tanto en Corea como en el mundo entero, e incluso las almas que no han sido salvadas en todo el mundo recibirán la bendición espiritual de la salvación y las bendiciones físicas. Doy gracias a Dios por habernos dado esta fe. Por tanto, pondremos todos nuestros esfuerzos en el trabajo de la misión con esta fe. 
 
 

Dos lecciones en el pasaje de las Escrituras de hoy

 
En el pasaje de las Escrituras de hoy, Dios nos habla de dos verdades. 
Lo primero es que podemos recibir las bendiciones de Dios al obedecer y seguir la Palabra de Dios, como hizo Abraham. Esta bendición de Dios no solo incluye las bendiciones espirituales, sino también las físicas. Esto se deba a que las bendiciones carnales surgirán naturalmente cuando tengamos esta fe que cree en la justicia de Dios. 
¿Cuál es la segunda verdad? Dios probó la fe de Abraham y a través de este suceso Dios está intentando mostrarnos Su voluntad. Entonces, ¿cuál es Su voluntad revelada en este suceso?
Dios se le apareció a Abraham y dijo: “Toma a tu único hijo Isaac y vete a la tierra de Moriah que te mostraré y ofrécelo como un holocausto”. Abraham, obedeciendo esta orden, se levantó la mañana siguiente, montó en su burro, tomó a dos de sus hombres jóvenes y a su único hijo Isaac con él; preparó esta ofrenda con madera para el holocausto. Y se dice que al tercer día, Abraham levantó sus ojos y vio la tierra de Moriah. Abraham llegó al lugar y empezó a ofrecer su sacrificio a Dios tomando a su hijo como sacrificio según la Palabra de Dios. 
Abraham tomó a dos de sus siervos con él de camino al Monte Moriah y cuando llegaron al pie de la montaña les dijo: “Quedaros aquí”. Entonces, llevó la leña del holocausto y la puso sobre su hijo Isaac; y entonces tomó el fuego en su mano y un cuchillo y los dos subieron juntos. Y cuando llegaron construyó un altar con piedras. En cuanto terminó ató los brazos de su hijo detrás de su espalda con sus piernas para que no se moviese en el altar. Y entonces, sin ni siquiera pedir perdón, tomó el cuchillo y estuvo a punto de matar a su hijo. 
En ese momento, el Ángel de Dios se le apareció y le dijo: “¡Abraham, Abraham! No pongas la mano en el muchacho porque he visto que no has guardado a tu hijo de Mí. He visto que temes a Dios. Y lo entiendo. Así que no le pongas la mano encima”. Después, cuando Abraham miró hacia atrás, vio a un carnero atrapado en un arbusto por los cuernos. Y sacó a su hijo del altar, tomó al carnero, lo mató y lo ofreció como un holocausto a Dios.
Queridos hermanos, piensen en esto profundamente. Abraham era un hombre de una fe enorme. ¿Qué piensan que habriamos hecho? Puede que nunca hubiésemos entendido el mandamiento de Dios que nos dijese que matásemos a nuestros hijos y ofreciésemos a Dios y nos hubiésemos ofendido. Pero, ¿qué hizo Abraham? Sabiendo que era la Palabra de Dios, Abraham se levantó pronto por la mañana y se fue para ofrecer a su hijo a Dios sin dudarlo, tomando a sus dos siervos, su hijo y la leña para el holocausto. 
Por supuesto, después de escuchar esa Palabra de Dios, seguramente le hizo agonizar como cualquier ser humano. ¿Qué padre no agonizaría cuando oyese que tiene que matar a su hijo? Además, era un hijo que Abraham había tenido después de los cien años. Así, podemos decir que esto que hizo Abraham fue muy difícil. En realidad mereció que Dios le hiciese padre de la fe y recibiese las bendiciones de Dios. Si yo fuese Dios le habría dado bendiciones abundantes. 
 
 
Isaac también tenía una fe grande
 
La fe de este Abraham era grande, pero la fe de su hijo, Isaac, también era grande. Cuando su padre lo ató e intentó matarle, Isaac tendría unos once o doce años. Piensen en esto. A esa edad, si sus padres hubiesen intentado atarles y matarles, ¿no habrían dicho: “¿Qué tipo de padre eres? ¿Cómo vas a hacerme esto? ¿Soy tuyo?” Pero, ¿qué dice la Biblia que hizo Isaac? No dijo ni una palabra, ni una sola. ¿Están pensando: “Esto está escrito así porque es la Biblia”? En realidad no es así. 
El nombre Isaac significa se ríe. La característica espiritual de Isaac es la obediencia. En realidad, podemos reír y ser felices cuando obedecemos a Dios y nuestros padres y madres espirituales, es decir, nuestra Iglesia y su líder. ¿Cómo recibió la bendición de Dios este Isaac? La recibió por obediencia. 
Entonces, ¿cómo se convirtió Abraham en el padre de la fe? Se convirtió en el padre de la fe creyendo en la Palabra de Dios. En resumen, los nombres de Abraham e Isaac se han convertido en sinónimos de fe y obediencia. Aquí, cuando miramos lo que consiguieron Abraham y su hijo Isaac (Abraham creyó en la Palabra de Dios e Isaac también obedeció esta Palabra) no podemos evitar aprobarlos como padres de nuestra fe. En realidad, estos dos hombres merecen nuestro respeto. 
Al obedecer la orden de Dios, ni siquiera consultó con su mujer. “Ofrece a tu único hijo como holocausto”. ¿Qué habría pasado si Abraham le hubiese dicho esto a su mujer después de escuchar esta Palabra? Que su mujer le habría matado de inmediato diciendo: “Quiero que mi hijo viva. ¡Bastardo estúpido! No necesito a alguien como tú ahora. Si vas a matar a mi hijo, mátame a mí primero”. Esa mujer enojada habría matado a Abraham. Los corazones de las madres son así. Los corazones de las madres que aman tanto a los niños son más fuertes que los de los padres. Por supuesto, el amor de los padres también es fuerte, pero el afecto materno es un poco más fuerte y más profundo. No sé si por esa razón Abraham no consultó con su mujer, Sara. No hay nada escrito sobre si Sara se enteró de lo que pasó; creo que seguramente no se enteró hasta el final. Quizás Abraham le diría a Sara: “Querida mujer, voy a hacer un holocausto hoy. Dios me ha dicho que vaya a un lugar específico y haga un holocausto, y voy a llevarme a Isaac. Cuida de la casa y de los siervos, ¿de acuerdo?”. Ella le preguntaría por qué se llevaba a su hijo. Y Abraham diría: “Creo que Dios me está diciendo que enseñe a nuestro hijo cómo ofrecer sacrificios. Sea lo que sea, me lo voy a llevar porque me ha dicho que me lo lleve”. Como solamente dijo esto, su mujer le habría ayudado a preparar el holocausto. Creo que si Sara hubiese sabido la verdad, no le habría ayudado. 
Queridos hermanos, Abraham tampoco habló de esto con los siervos que se llevó con él. Abraham se llevó a dos siervos, pero cuando estaban cerca del monte Moriah les dijo: “Quedaros aquí. No me sigáis, quedaros aquí. Es más fácil que no me sigáis. Además, si venís, Dios no aceptará el sacrificio. Quedaros aquí”. De esta manera, Abraham no habló con nadie y se fue solo a la montaña. 
Esta fe de Abraham es algo maravilloso. Sé que no hay ninguna persona en este mundo cuya fe sea tan buena como la de Abraham. Por supuesto que hay muchos siervos y trabajadores de Dios que siguieron a Dios así, pero es cierto que Abraham merecía el respeto de toda la gente. 
Este Abraham merece el título de Padre de la fe. Al final, Dios, quien había reconocido la fe de Abraham, protegió a Isaac para que su padre Abraham no tuviese que matarle para el sacrificio. 
Queridos hermanos, puede que cuestiones por qué es tan importante que ofreciese su hijo a Dios. No parece ser nada. ¿Sabían que en la historia del cristianismo muchos misioneros sacrificaron a sus hijos e hijas en los campos de las misiones para conseguir sus objetivos? Sin embargo, lo importante es precisamente lo siguiente: ¿Podrían aprobar la Palabra de Dios que les pidiese que ofreciesen a su único hijo y seguirla de corazón? ¿Podrían obedecer a Dios por fe temiéndole?
En el Libro de Hebreos 11, está escrito lo siguiente: «Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa» (Hebreos 11, 17-19). Está escrito que Abraham creyó que Dios levantaría a su hijo de nuevo. Abraham creyó que si hacía lo que Dios le había pedido, Dios levantaría a su hijo de nuevo, porque el Señor Dios dijo que todas las naciones de la tierra serán bendecidas a través de ese hijo Isaac y prometió que multiplicaría sus descendientes como las estrellas del cielo a través de su hijo Isaac, que había nacido de su cuerpo. 
 
 

La gente de fe hace lo que Dios le dice

 
La fe de Abraham es algo tremendo. Una verdadera persona de fe no sigue la Palabra de Dios involuntariamente sin pensarlo mucho solo porque Dios se la haya dado. Una verdadera persona de fe primero digiera la Palabra por fe, la acepta por fe y después la ofrece por fe. Como está escrito: «Y todo lo que no proviene de fe, es pecado» (Romanos 14, 23), si no hacemos algo por fe, todo irá mal. Lo que estoy diciendo aquí es que no deben hacer las cosas arbitrariamente sin fe solo porque Dios se lo haya dicho. Esto sería un grave error y podría ser un pecado grave ante Dios. 
Abraham obedeció la Palabra de Dios por fe. Por fe ofreció a su único hijo a Dios. Por supuesto, la fe de Abraham es grande, pero en el pasaje de las Escrituras de hoy, hay una verdad importante más. De la misma manera en que Abraham ofreció a Isaac a Dios como sacrificio, Dios Padre entregó a Su único Hijo Jesucristo como ofrenda para nosotros. Hizo esto para salvarnos de todos nuestros pecados. Al ver a Abraham haciendo su voluntad, el Ángel del Señor paró a Abraham diciendo: «No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único». A través de las acciones de Abraham que aparecen en el pasaje de las Escrituras de hoy, Dios nos está mostrando que, como Dios Padre, nos ha salvado y nos ha dado a Su único Hijo Jesucristo. Aquí Dios nos está mostrando Su voluntad. 
Isaac no era un bebé entonces; era un adolescente. Pero, aún así, obedeció lo que su padre le dijo sin decir una palabra. ¿Cuál es el significado exacto de esto? Significa que Jesucristo, a quien Dios envió a nosotros a este mundo, obedeció la voluntad de Dios Padre tal y como es. Él hizo esto por ustedes. Al venir a este mundo encarnado en un hombre, Jesucristo obedeció a Dios Padre a hacer la obra de tomar los pecados de la humanidad al ser bautizado por Juan el Bautista a los treinta años. Y en cuanto a la obra de ser crucificado a los treinta y tres años, morir y ser resucitado de entre los muertos, este Jesucristo obedeció la Palabra de Dios Padre estando callado como un cordero ante un esquilador. De esta manera, a través de Jesucristo, quien había obedecido la Palabra de Dios Padre, hemos recibido nuestra salvación. 
 
 

Dios nos amó de esta manera

 
Dios Padre envió a Su Hijo Jesucristo a este mundo. Para eliminar nuestros pecados, Dios Padre envió a este mundo a Su único Hijo. 
En el pasaje de las Escrituras vemos a Isaac, el hijo de Abraham que se refiere a Jesucristo. Isaac obedeció la voluntad de su padre Abraham. Obedeció las palabras de su padre Abraham porque sabía que su padre creía en Dios perfectamente y esto era lo correcto. ¿Qué nos dice esto? Para salvar a la humanidad de sus pecados y del juicio por esos pecados, Dios Padre planeó enviar a Su Hijo Jesucristo a este mundo. Este Jesús tomó todos nuestros pecados al ser bautizado por Juan el Bautista, y al ser crucificado, derramar Su sangre, morir en nuestro lugar y ser resucitado de entre los muertos, nos salvó para siempre. A través de todas estas obras, Dios Padre quiso dar a Su único Hijo para que, quien crea en Él no muera, sino que tenga vida eterna, porque amó tanto al mundo. Para darnos vida eterna eliminando todos nuestros pecados, Jesucristo, quien había hecho todas estas obras, nació en este mundo en obediencia a la voluntad de Su Padre. Al obedecer, Jesús tomó todos los pecados del mundo en nuestro lugar al ser bautizado, y al obedecer entregó Su cuerpo en la Cruz, fue crucificado y resucitó de entre los muertos. Así, salvó a todos los que creen completamente en este verdadero Evangelio. Sí, esto es cierto. Jesucristo nos salvó perfectamente al ser resucitado de entre los muertos. Esto demuestra que Dios Padre nos amó tanto a través de Su Hijo que nos salvó. Dios Padre, quien nos ama tanto, cumplió esta obra imposible a través de Jesucristo, quien nació de un cuerpo humano. Esto lo hizo para salvarnos. 
Incluso los hombres primitivos hace mucho tiempo solían ofrecer a personas vivas a sus dioses. Sin embargo, la obra de salvación de Dios nunca ha sido una imitación de este acto cruel. A través de la obra de Su salvación Dios quiso mostrarnos cuánto nos amaba. Como vemos aquí, Jehová Dios ya había preparado un carnero para Abraham que se había quedado atrapado en un arbusto. ¿Qué significa esto? Esto significa que ya se había preparado una ofrenda para salvarnos de todos nuestros pecados. Y este sacrificio era Jesucristo, el único Hijo de Dios Padre. A través de esa ofrenda llamada Jesucristo, Dios nos salvó perfectamente. El pasaje de las Escrituras de hoy de Génesis 22 es la Palabra de Dios llena de esta verdad. 
 
 

Dios nos bendice a los que obedecemos la voluntad de Dios

 
Queridos hermanos, sé que, a través de este pasaje de las Escrituras, Dios nos está hablando a nosotros y a los siervos y santos de Dios en todas las Iglesias de nuestro país, a todos nuestros colaboradores en el extranjero y a todas las almas del mundo entero. Debemos darnos cuenta de que Dios nos dio esta Palabra para mostrarnos claramente que nos da bendiciones a los que creemos en Su voluntad y la obedecemos. 
Dios nos dijo que predicásemos el Evangelio del agua del Señor por todo el mundo. En la práctica, predicar el Evangelio del agua y el Espíritu en estos tiempos no se puede hacer perfectamente a través de nuestros esfuerzos físicos. Así que Dios Padre nos ha permitido predicar el Evangelio del Señor a través de nuestro ministerio literario y de Internet. Y si hacemos esta obra diligentemente, Dios nos dará Sus bendiciones de la misma manera en que bendijo a Abraham. Por supuesto, no tenemos la fe perfecta todavía como la de Abraham. Pero, aunque no somos perfectos y somos insuficientes y a menudo nos quejamos, si obedecemos la Palabra del Señor y hacemos Su voluntad, esto nos llevará a predicar el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo. Creo que Dios nos bendecirá a nosotros y todas las obras que haga nuestra Iglesia, y además, sé que les dará Sus bendiciones a los siervos de Dios y Sus santos aquí en Corea y en todo el mundo. Sí, estoy seguro de que lo hará. Podemos recibir estas bendiciones de Dios sin falta. Dios es quien nos bendice. Dios es quien hace esto. Y de esta manera, seremos bendecidos espiritualmente y físicamente mientras vivimos en este mundo. Esto es lo que nos está diciendo Dios hoy precisamente. 
¿Qué estándar debemos aplicar a nuestras vidas cuando creemos en Dios y seguimos Su voluntad? Debemos preguntarnos siempre: “¿Es esto algo que hará feliz a Dios? Si es algo que hace feliz a Dios entonces bendice a alguien que haga esta obra, ¿no es así? ¿Bendecirá a esa persona? Dios bendijo a Abraham cuando obedeció Su voluntad al 100%”. Si hemos llegado a esta conclusión, todo lo que debemos hacer es llevar a cabo la obra que complace a Dios. Entonces, como Dios hizo con Abraham, nos bendecirá a nosotros también. Cuando seguimos a Dios no debemos tener pensamientos frívolos o superficiales. Pasemos por lo que pasemos, debemos pensar detenidamente. Con nuestros ojos miopes, debemos mirar hacia adelante y llevar a cabo Su obra pensando: “¿Va a bendecir Dios mi obra?” Si podemos concluir que nos bendecirá, todo lo que tenemos que hacer es llevarlo a cabo. 
Queridos hermanos, hay muchas dificultades e insuficiencias en nosotros mientras servimos al Señor. Sin embargo, a pesar de esto, debemos pensar detenidamente en si Dios nos bendecirá si seguimos al Señor, creemos en Su Evangelio y le servimos. Tenemos este requisito en nuestros corazones. Entonces, podemos empezar a recibir bendiciones de Dios, No hay nada más. No hay razón por la que añadir cosas cuando obedecemos Su voluntad por fe. 
 
 

Nuestros corazones deben estar establecidos ante Dios

 
Los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu tienen cosas de la carne y cosas del Espíritu. Como tenemos estas dos cosas juntas, no podemos estar completos o ser perfectos. Esto se debe a que siempre hay algo deficiente en las cosas de la carne. 
Pero, ¿qué pasaría si siguiésemos a Dios con la fe espiritual, creyésemos en la Palabra de Dios y estuviésemos firmes ante Él por fe en nuestros espíritus? Que seríamos personas de fe verdadera como Abraham. Por tanto, debemos fijar nuestros corazones de la siguiente manera: debemos fijar nuestros corazones por fe, no dejarnos llevar por las circunstancias y buscar a Dios. De hecho, es importante fijar nuestros corazones correctamente con claridad ante el Señor. 
¿Han probado su corazón preguntándose estas preguntas importantes transparentemente ante Dios? “¿De verdad creo que Dios me ha salvado mediante el Evangelio del agua y el Espíritu? Después de empezar a creer, ¿he puesto mi corazón en la obra de predicar este Evangelio del agua y el Espíritu en mi país, Corea, y por todo el mundo unido a la Iglesia de Dios? ¿De verdad he fijado mi corazón con la decisión de que viviré por este Evangelio sin importar lo que ocurra y cual sea mi situación?” Cuando están decididos a hacer esto, Dios les dará las bendiciones del Cielo. Como Dios prometió: «En todo lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi nombre, vendré a ti y te bendeciré» (Éxodo 20, 24), Dios nos dio Sus bendiciones cuando nos decidimos a obedecer Su voluntad. Si es así, entonces Dios nos dará Sus bendiciones y nosotros recibiremos estas bendiciones. ¿Creen en esto? Es absolutamente cierto. 
«De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto» (Juan 12, 24). Esta Palabra es cierta. Jesucristo bajó como un grano de la verdadera vida a este mundo, nació, tomó todos nuestros pecados al ser bautizado, murió en nuestro lugar en la Cruz, fue resucitado de entre los muertos y así nos ha salvado a los creyentes de todos nuestros pecados y juicios. De hecho, como Jesucristo hizo este sacrificio, fue posible que recibiésemos la salvación. ¿Qué significa el pasaje anterior? Significa que, cuando nos sacrificamos para predicar la justicia de Jesucristo después de haber recibido la remisión de los pecados, muchos otros pueden recibir la salvación también. Si no trabajamos por la predicación del Evangelio, solo nosotros recibiremos la salvación. ¿Sería esto lo correcto? ¿Sería correcto que diésemos muchos frutos espirituales sacrificándonos a nosotros mismos? ¿Y sería correcto que viviésemos por nosotros mismos? No tenemos otra elección en esa cuestión celestial. Ya ha sido establecido. Es una verdad establecida que recibiremos las bendiciones de Dios si vivimos por fe con un corazón firme y decidido. Si seguimos viviendo al fijar nuestros corazones en Dios por fe, podemos vivir en paz y abundancia; pero si vivimos como una ola del océano inestable sin tener el corazón fijado correctamente, Dios no nos dará Sus bendiciones, aunque quiera. Así, debemos fijar nuestros corazones en ese objetivo de seguir a Dios. 
Sé que Dios nos ha dado la fe por la que creemos perfectamente en Su Palabra y la seguimos, como Abraham. Debemos fijar nuestros corazones en Dios una vez más ante Dios y vivir con nuestra fe hasta el día en que vuelva. Nos anima diciendo: “Dios se complacerá en la obra que hacemos. Y así, nos bendecirá”. Abraham recibió estas bendiciones de Dios, y a través de él, muchas almas recibieron las mismas bendiciones. De la misma manera, debemos creer que Dios nos dará estas grandes bendiciones y espero que crean que Dios les bendecirá.