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خطبات

Tema 13: Evangelio de Mateo

[Capítulo 22-3] Vístanse con las vestiduras de la remisión de los pecados (Mateo 22, 1-14)

Vístanse con las vestiduras de la remisión de los pecados(Mateo 22, 1-14)
«Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir. Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad. Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos. Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados. Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció. Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Porque muchos son llamados, y pocos escogidos».
 

En el pasaje de las Escrituras que hemos leído hoy hay una parábola sobre un rey que invita a la gente a un banquete para la boda de su hijo. Se dice que algunas personas recibieron la invitación al banquete y se lo pasaron bien. Pero una persona fue expulsada de la boda por no llevar las vestiduras de boda. ¿Quién creen que es el Rey de todo el universo? ¿Quién es el Rey de reyes? Dios. Dios es el Rey todo el universo. Jesucristo es también el Rey. Por eso la gente dice: «Mi Rey, Jesús». Este Rey es Dios, quien creó todo el mundo, y el Salvador que nos ha salvado.
Si un hombre en un alto cargo, invitase a un siervo a la fiesta de su hijo, y ese siervo no fuese a la fiesta, ¿no sería un pecado? Sí. La Biblia lo dice claramente. La Biblia es la Verdad. La Verdad es simple. La Biblia dice que el hijo del rey se iba a casar. El rey ha invitado a todo el mundo al banquete de bodas, pero muchas personas no fueron. No solo rechazaron la invitación, sino que además inventaron excusas: «Debo ir a comprar un buey», «Debo ir a hacer negocios». Además maltrataron a los siervos del rey.
Debemos estar agradecidos por haber nacido de nuevo en estos tiempos. En Corea, nuestros ancestros llamaban al cristianismo Yaso-gyo. Este nombre surge porque el nombre de Jesús en caracteres chinos se pronuncia Yaso y por eso mucha gente tenía miedo de creer en Jesús. Decían: «No vayáis a las capillas. Si vais a una capilla, os dirán que cerréis los ojos y os quitarán los zapatos. No vayáis». Durante aquellos tiempos mucha gente se dedicaba a la agricultura y el comercio. Pero no iba a la iglesia. ¿Cuál es la situación de Corea ahora? El 25% de los coreanos creen en Jesús. Están viviendo en una era bendita.
La gente que aparece en el pasaje de las Escrituras de hoy no fue al banquete aunque había sido invitada por el rey. Aún más, apresaron a los siervos del rey, los trataron mal, y los mataron. Aunque pasó esto, ¿por qué siguieron invitando a la gente a pesar de ser maltratados y asesinados? Aunque los siervos les pidieron que fueran al banquete, se negaron. ¿No creen que la culpa es de los que no fueron al banquete?
Digamos que había un banquete en un pueblo y que el anfitrión envió a sus siervos a invitar a la gente del pueblo. Los siervos les decían: «Vamos a celebrar un banquete. Venid y comed fideos y vino de arroz». Si no fueran a la fiesta, ustedes se lo perderían. Es cierto que en el pasado la gente pasaba hambre. Era muy triste ver como la gente moría de hambre durante la hambruna en primavera. Si alguien celebraba una fiesta en su casa, ese día todo el vecindario comía. Cuando alguien se entera de que alguien está celebrando una fiesta, ese día ayuna porque sabe que al día siguiente habrá mucho que comer. El día del banquete esa persona come hasta que está llena. Si no va a esa fiesta, peor para ella.
Todo lo que los siervos tienen que hacer es invitar a la gente. Le tienen que decir: «El único hijo de Su Majestad el Rey se va a casar y el Rey quiere que vayan. Por favor, vengan a la fiesta. Hagan que la fiesta sea gloriosa, coman y den la enhorabuena». Entonces el invitado tenía que decidir si quería ir o no. Lo único que los siervos tenían que hacer era entregar el mensaje y volver. Pero si leemos el pasaje de las Escrituras, vemos que la gente apresó a los siervos y los mató. ¿Creen que los mataron porque les estaban molestando? Los siervos decían: «Deben ir al banquete». Algunas personas contestaban: «Tengo que arar el campo primero» y otras decían: «Tengo que atender mi negocio. ¿Qué decís que tengo que hacer?». Los siervos insistían en que la gente aceptase la invitación: «Aún así, debéis venir». Algunas personas decían: «¿Por qué tengo que ir?».
Queridos hermanos, ¿creen que los siervos solo invitaban a la gente? ¿Creen que la gente habría matado a los siervos si estos hubiesen sido educados? Seguramente dirían: «Si no venís, iréis al infierno» y «Si no venís, estaréis perdidos». Como tenían compasión por los invitados, los siervos insistían en la invitación. Insistían porque sabían que si la gente rechazaba la invitación, el rey los destruiría. Como conocían la voluntad del rey, sabían que enviaría a su ejército para matar a la gente.
Los siervos invitaron a la gente, pero la gente no fue al banquete. La gente es muy terca. En Corea hay un proverbio que dice: «Ni siquiera la mala hierba crece donde vive una familia llamada Choi, cuyos cabellos son rizados y se utilizan para sentarse». Quizás esto se deba a que hay un estereotipo que dice que los Choi son tercos. Los Choi de nuestra Iglesia me parecen muy testarudos también. Nosotros sabemos lo testarudo que es el Pastor Choi y además tiene el pelo rizado.
Sin embargo, ¿creen que solo los Choi son testarudos? ¿Creen que la gente que no se llama Choi, como Kim, Lee o Park, no es testaruda? Sinceramente, los Park también son muy tercos. No solo los Park, sino todo el mundo, se llame como se llame.
La gente no aceptó la invitación del rey porque era testaruda. Así que el rey les dijo a sus siervos: «Id a las carreteras e invitad a todo el que encontréis, ya sean buenos o malos. Llenad el banquete». Entonces trajeron a todo el mundo, a buenos y malos, y el banquete se llenó. Justo cuando todos se estaban preparando para sentarse, el rey entró y empezó a moverse, dando gracias a los invitados por haber ido al banquete. De repente fijó sus ojos en uno de los invitados y le preguntó: «¿Por qué estás aquí sin las vestiduras de boda?». Como el invitado no pudo decir nada, y tan solo murmuró, el rey dijo: «Mis siervos reales, escuchadme. Atadle de manos y pies y arrojadle al abismo».
¿Por qué hizo esto el rey a pesar de haber invitado a todo el mundo? Desde un punto de vista humano, no tiene sentido. El rey de esta parábola es Dios. El banquete de bodas de su hijo se refiere a las bodas de Jesucristo. Dios ha invitado a todo el mundo al banquete de Su Reino. Del mismo modo en que había gozo y alegría en este banquete, lo mismo ocurrirá en el Reino de Dios. Como en este banquete, Dios ha invitado a todo el mundo al Reino de los Cielos.
El pasaje de las Escrituras de hoy nos dice esto claramente. Quien reciba la invitación y vaya al banquete vestido de manera adecuada, será feliz. No habrá ninguna maldición. Habrá música, comida, bonitos paisajes cerca de fuentes, árboles, flores y animales, y ángeles como siervos de Dios. El Rey es Dios, quien ha creado el Cielo y nos ha invitado a vivir allí con Él.
¿Creen que existe el Cielo? Creemos que sí. Del mismo modo en que hay noche y día, cielo y tierra, hay un Cielo y un infierno. En Mateo 3, Dios habla del Cielo y el infierno en una metáfora: «Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará» (Mateo 3, 12). Dios dice que los que han recibido la remisión de los pecados irán al cielo, de la misma manera en que se recoge el grano en el granero. Los que no han recibido la remisión de los pecados serán arrojados al infierno donde se quemarán como la paja. Dios nos ha invitado al Cielo.
Queridos hermanos, si vamos a un banquete de bodas, debemos llevar vestiduras de boda. Para ir al Reino de los Cielo, todo lo que tienen que hacer es llevar las vestiduras adecuadas. Llevas las vestiduras para la boda significa recibir la remisión de los pecados en el corazón. Estas vestiduras se refieren a que los pecados del corazón han sido limpiados. El Reino de los Cielos es un lugar donde todo el mundo puede entrar después de haber recibido la remisión de los pecados. Sin embargo, la gente es reacia a creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, que trae la remisión de los pecados. 
En el libro de Eclesiastés, está escrito: «Mejor es la buena fama que el buen ungüento; y mejor el día de la muerte que el día del nacimiento. Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón» (Eclesiastés 7, 1-2). Este pasaje nos dice que es mejor ir a una casa donde hay luto que ir a una casa donde hay un banquete, y que el día de la muerte es mejor que el del nacimiento. ¿Cómo puede ser la muerte mejor que la vida? Cuando nace un niño, los coreanos lo celebramos con sopa, porque para nosotros es una ocasión especial. Para todo el mundo un nacimiento es bueno. La Palabra de Dios dice que el día de la muerte es mejor que el día en que nacemos. Dios también dice que ir a una casa que está de luto es mejor que ir a una casa que está de fiesta. 
Al vivir en este mundo, los seres humanos piensan que esto es todo lo que hay. Aunque piensen eso, nacen una vez y mueren una vez. Dios ha hecho que podamos ir al Reino de los Cielos y seguir viviendo; que probemos el gozo eterno en el Cielo, solo si recibimos la remisión de los pecados. Dios ha preparado el Cielo para la próxima vida. Mientras que hay pecados en este mundo, Él nos dice que recibamos la remisión de los pecados. Por eso Dios nos dice que el día de la muerte es mejor que el día en que nacemos. Debemos darnos cuenta de esto. Es mejor ir a una casa de luto que a una casa donde hay una fiesta (Eclesiastés 7, 1-2).
Por supuesto esto no tiene sentido para las generaciones más jóvenes. En el pasado, cuando íbamos a una casa de luto, la gente hablaba de la vida del difunto y oraba a sus dioses respectivos para que esa persona fuera a un lugar mejor. El ambiente era solemne, y era un tiempo para repasar la vida de cada uno. Pero, ¿qué pasa hoy en día? Que la gente va a una casa de luto, y en vez de pensar en sus propias vidas, juegan a las cartas y beben licor. ¿Creen que la gente va allí para dar el pésame? No, va allí para pasarlo bien.
Cuando estamos en una casa de luto, debemos ponernos en lugar del difunto. La gente es diferente a los animales porque puede pensar en el futuro y en su muerte. ¿Dónde iremos si morimos sin haber recibido la remisión de los pecados? Al infierno. ¿No les dice esto su propia conciencia?
Todo el mundo muere. La Biblia dice que todo el mundo muere habiendo hecho cosas malas con ira en su corazón. Eclesiastés 9, 3 dice: «Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que un mismo suceso acontece a todos, y también que el corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal y de insensatez en su corazón durante su vida; y después de esto se van a los muertos». También está escrito: «Porque el hombre tampoco conoce su tiempo; como los peces que son presos en la mala red, y como las aves que se enredan en lazo, así son enlazados los hijos de los hombres en el tiempo malo, cuando cae de repente sobre ellos» (Eclesiastés 9, 12).
Queridos hermanos, ¿cuándo caen los peces en una red? No saben cuando la gente los va a pescar. ¿Cómo es posible que un pez sepa cuando va a ser capturado en una red? Un día la calamidad cae sobre ellos inesperadamente.
Lo mismo ocurre con la gente. De repente se va al otro mundo, mientras está ocupada haciendo negocios, buscando esposo o esposa, ahorrando dinero, construyendo una casa o planeando cosas para el futuro en el mundo. Queridos hermanos, la gente es capturada por la muerte de repente. ¿Podemos evitar la muerte? «Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio» (Hebreos 9, 27). No hay ningún humano que no muera. ¿Pueden decir que no morirán solo porque son jóvenes? ¿Pueden decir que no morirán durante 50 años? Incluso los seres humanos caen en la muerte de repente.
Cuando alguien hace una llamada: «¿Cómo estás? Por favor, que se ponga fulanito».
«Oh no, qué voy a hacer. Se fue por la noche».
«¿Dónde se ha ido? ¿De vacaciones?».
«Se ha ido lejos, al otro mundo».
El haber vivido tantos años para mí es un gran milagro. Cuando tenía veinte años, estaba muy enfermo. Cuando estaba enfermo, miraba a la gente que tenía el pelo blanco y me daba envidia: «Vaya, han vivido mucho tiempo en este mundo, en el que es difícil sobrevivir. ¡Qué bendición! Es una gran bendición. No creo que pase de los treinta». Yo solía pensar esto. Pero Dios me dejó vivir y he llegado hasta aquí. Ahora la gente me dice que he rejuvenecido, y me gusta oírlo. Queridos hermanos, si su fe es justa ante Dios, sus cuerpos y sus corazones rejuvenecen. Pase lo que pase deben pensar que tienen que morir. Debemos pensar en nuestras propias debilidades, y que tendremos que presentarnos ante Dios un día.
Queridos hermanos, ¿han recibido la remisión de los pecados? El pasaje de las Escrituras de hoy dice que el rey llamó al invitado que no llevaba las vestiduras de boda y les dijo a sus siervos que lo ataran y lo arrojarán al abismo. Entonces, ¿han recibido la remisión de los pecados? Recibir la remisión de los pecados significa preparar las vestiduras de boda en sus corazones. Las vestiduras se refieren a ropas limpias. Estas vestiduras para entrar en el Reino de los Cielos se refieren a un corazón perfecto, sin pecados, blanco como la nieve. ¿Están sus corazones blancos como al nieve?
Algunos dirán: «Mi pastor dice que su corazón está tan blanco como la nieve. Pero peca todos los días. ¿Cómo puede estar blanco su corazón?». Un ser humano no puede hacer esta obra. Solo Dios puede. Dios creó este universo con Su Palabra. «Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así» (Génesis 1, 9). Originalmente, esta tierra estaba cubierta de agua. Pero aparecieron los mares de repente cuando Dios dijo que hubiese tierra firme. Dios también puso una barrera para que los mares nunca la pasaran. La Palabra tiene el mismo efecto hoy en día. Aunque el mar quiera ir contra corriente, no puede. Desde los días de la Creación, nunca ha pasado esto. La Palabra de Dios es la Verdad.
Debemos llevar las vestiduras en nuestros corazones. ¿Cómo pueden pensar en ir al Cielo con pecados? ¿Cómo pueden morir con pecados en su corazón? Saben que si mueren como pecadores, irán ante Dios, serán juzgados y enviados al infierno. Pero, ¿por qué piensan en morir con pecados en sus corazones? Debemos tener las vestiduras preparadas.
En el pasaje de las Escrituras de hoy, hay un hombre que fue expulsado del banquete de bodas. En vez de llevar las vestiduras para la boda, llevaba su propia ropa. Fue expulsado porque llevaba la ropa que él quería. Pensó que al rey le gustarían, porque llevaba ropa de marca. Imaginemos que llevaba un traje elegante con botones de oro. En su mente, pensaba: «Espero que alguien se fije en mi atuendo».
Entonces el rey, el padre del novio, entró. El hombre que llevaba su propia ropa, en vez de las vestiduras de boda, se sentía triunfante, pensando: «Esta gente lleva una ropa simple, pero yo soy diferente. Qué ropa más simple llevan. No saben nada sobre moda, así que todos se fijarán en mí».
Sin embargo, cuando el rey entró en la sala, en vez de decirle: «Gracias por venir a la boda con un traje tan elegante», se enfadó y dijo: «¿Por qué has venido sin las vestiduras que te di?». El hombre se quedó perplejo por un momento, pero esperó a que el rey siguiese hablando porque pensó que le diría que su ropa era espléndida. 
Pero el rey llamó a sus siervos: «¡Venid aquí!». El hombre pensó: «Está llamando a más gente para que vean mi atuendo». Pero el rey dijo: «Atadle de manos y pies y arrojadlo al abismo».
«¡Oh Dios mío! ¿Qué quiere decir?»
Para entrar en el Reino de los Cielos, debemos preparar nuestras vestiduras. Aunque sean insuficientes en sus acciones y no tengan mucha cultura, solo pueden ir al cielo si tienen preparadas las vestiduras. Todos los seres humanos nacen y mueren una vez. Después de la muerte se presentan ante Dios. La cuestión es si han preparado las vestiduras o no.
Yo empecé a creer en Jesús cuando tenía unos 20 años. Pero entonces, aunque tenía fe en Jesús, no sabía qué eran las vestiduras de boda. Antes de eso había intentado vivir correctamente. Pero a medida que me hacía mayor, cometía muchos errores. Así que mis vestiduras estaban llenas de suciedad. Mi corazón estaba lleno de heridas y de fallos. Anteriormente había vivido temerariamente. Pero como tenía un poco de conciencia, intenté vivir bien, pero no lo conseguí. Esto me atormentaba. Pero el Señor me vistió con las vestiduras de boda que me había hecho. Cuando cumplí los treinta, pude preparar las vestiduras de boda. 
A pesar de todo esto, no quiero decir que hubiese vivido una mala vida antes de recibir la remisión de los pecados. Hice muchas buenas obras en aquel entonces, como llevar a casa a niños perdidos o llevarle la compra a la gente mayor. Pero aún así no tenía las vestiduras de boda en mi corazón. Mi corazón se vistió con la ropa de boda solo cuando acepté lo que Jesucristo había hecho por mí. Solo entonces me convertí en una persona que podía invitar a otra gente a llevar estas vestiduras. 
¿Qué tipo de gente es la que lleva las vestiduras de boda? Son personas que no tienen pecados en sus corazones. Los pecados cometidos por una persona quedan grabados en las tablas de su corazón. Esto prueba que los que no han recibido la remisión de los pecados, no llevan las vestiduras de boda. 
¿Tienen pecados en sus corazones? Si todavía tienen un poco de pecado, no han preparado las vestiduras de boda. A pesar de tener fe en Jesús, Buda o cualquier otro dios, si tienen pecados en sus corazones, no se han vestido con la ropa adecuada. Los que pueden ir al banquete y ser bendecidos por Dios son los que llevan las vestiduras de boda. Es decir, los que han recibido la remisión de los pecados por su fe en el Evangelio del agua y el Espíritu.
Una persona que lleva su propia ropa, puede protestar diciendo: «He hecho muchas buenas obras y he hecho cosas buenas. Creo en Jesús, y si me quitas la suciedad de dentro, soy igual que Buda. No haga el mal, ¿por qué dices estas cosas? De la manera en que hablas, parece que has vivido igual que yo». Queridos hermanos, un ser humano no va al Reino de los Cielos por sus propios méritos. Dios ha hecho que todo el que lleve las vestiduras que Él ha preparado, pueda entrar en el banquete.
¿Tienen pecados en sus corazones? Seguro que no. Si alguno de ustedes piensa: «Ahora mismo, hay 200 personas aquí, ¿cómo es que ninguna tiene pecados? Es raro. Si vas a cualquier sitio en el mundo, verás como hay mucha gente que tiene pecados». Sin embargo, en este mundo, cuando este tipo de personas se encuentran con un siervo de Dios, se pueden vestir de justicia. 
Deben preparar las vestiduras. ¿Cuáles son las vestiduras correctas? Recibir la remisión de los pecados en el corazón. Recibir la remisión de los pecados que han cometido hasta ahora. También consiste en creer en el Evangelio del agua y el Espíritu mediante el que el Señor ha borrado todos sus pecados, incluidos los futuros, para siempre. Deben creer que el Señor nos ha absuelto de los pecados del mundo para siempre. 
¿Llevan estas vestiduras en sus corazones? ¿Todavía tienen pecados por no haberse puesto estas vestiduras? ¿Llevan ropa de marca según sus gustos? Después de escuchar este sermón, espero que se quiten la ropa sucia. Entonces, espero que se pongan las vestiduras que el Señor ha hecho para ustedes. La gente que va al banquete del Rey llevando las vestiduras adecuadas, no tiene pecados en su corazón. 
¿Han nacido de nuevo? Jesucristo dice que, a no ser que una persona nazca de nuevo del agua y el Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios, ni verlo. Por tanto, debemos nacer de nuevo. Debemos renacer. Cuando nacen por primera vez, por muy buenos que sean, son pecadores. Aunque la gente intenta no cometer pecados, aún así tienen muchos. Por eso el Espíritu Santo entra en nuestros corazones. Volvemos a nacer sin pecado si recibimos la remisión de esos pecados. Debemos nacer de nuevo en esta vida. Jesucristo dijo que se entra al Reino de Dios solo si se nace de nuevo. 
¿Han nacido dos veces? Aunque estas palabras las hayan oído mil veces, deben escuchar con atención. Solo cuando nacen de nuevo, pueden entrar en el Reino de los Cielos. Si no han nacido de nuevo, por muchas buenas obras que hagan, irán al infierno. Allí no hay invierno. Por lo menos no tendrán que preocuparse del precio del gas. Queridos hermanos, deben recibir la remisión de los pecados, porque son humanos. En poco tiempo, Él volverá. Aunque no vuelva pronto, nosotros no estaremos aquí. En poco tiempo, unos ¾ de los que estamos aquí, pasaremos a mejor vida. 
Yo me siento como si tuviera 18 años, pero la gente me llama señor. Cuando alguien me grita señor en la calle, no sé que me llama a mí. Cuando mi hijo me llama padre, me cuesta un poco reaccionar. Me he hecho mayor sin darme cuenta. Dentro de poco llegará el día en que me tenga que presentar ante Dios.
Queridos hermanos, no sabemos cuando acabarán nuestras vidas. Debemos nacer de nuevo del agua y el Espíritu. Nacer de nuevo significa recibir la remisión de los pecados. Está escrito: «Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio» (Hechos de los Apóstoles 3, 19). Todo el mundo puede recibir la remisión de los pecados. Cuando el Rey nos invita, todo lo que tenemos que hacer es aceptar esa invitación y el Rey se encargará de los que la acepten.
Como el Señor nos ha dado la invitación, Él se encargará de que entremos en el banquete de Su Hijo. Él nos hará perfectamente santos. El Hijo del Rey se va a casar. ¿Dejará el Padre que Su Hijo se case con una novia sucia? Si una novia sucia preguntase: «¿Es esto suficiente?», ¿creen que el suegro diría que sí y comenzaría la ceremonia? No. «Hijo Mío, esta novia es demasiado sucia. Límpiala antes y después cásate con ella».
Estas palabras son muy importantes. Nadie puede entrar en el Cielo sin ser santo. El rey ha dicho que aten de pies y manos al sucio y que lo arrojen a las tinieblas por no ir vestido de boda. Esta parte es muy importante. Si una persona nace de nuevo, puede ir al Cielo. Si una persona no nace de nuevo, va al infierno. Ir vestido de boda es tener fe en el verdadero Evangelio. Estas vestiduras no se preparan con tan solo ir a la Iglesia. Hay que escuchar la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu de los siervos nacidos de nuevo de Dios, los hermanos y hermanas nacidos de nuevo, para poder ir vestidos de boda. 
Los que quieren nacer de nuevo y no saben qué hacer, deben escuchar la Palabra que les hace nacer de nuevo del agua y el Espíritu. Deben dejar que sus corazones estén en paz y escuchar la Palabra. Esta Palabra que les hace nacer de nuevo no es difícil. Dios Padre desea de corazón enviarnos al Cielo. ¿Creen que haría la Palabra complicada para que no la entendiésemos? Nos la explica claramente. Nos dice cómo Jesús ha borrado todos nuestros pecados. Los que no han nacido de nuevo y todavía tienen pecados, deben escuchar el Evangelio del agua y el Espíritu de los siervos, hermanas o hermanos que ya han recibido la remisión de los pecados. 
Creo que el cerebro de una persona que no puede recibir la remisión de los pecados, a pesar de estar en la Iglesia de Dios, es como una calabaza podrida. Su coeficiente intelectual tiene que ser muy bajo para no poder ir vestido de boda. La Verdad es muy simple. Decimos que la fórmula molecular del agua es H2O. Pero si intentamos definir esta fórmula de manera más detallada científicamente, no terminaríamos nunca. Si bebemos un trago de agua, en seguida nos damos cuenta de sus propiedades y decimos: «Ah, esto es agua». En vez de escuchar largas explicaciones científicas e imaginar sus propiedades, basta con beber un trago de agua.
Espero que reciban la remisión de los pecados. Ni ustedes ni yo sabemos cuándo nos encontraremos con Dios cara a car. Si no quieren ser expulsados por estar sucios, y por no ir vestidos de boda, deben recibir la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu.
También oro por que vivan conociendo la manera correcta de vivir después de haber recibido la remisión de los pecados, y lo que la Verdad les está diciendo. Con el poco tiempo que tienen en sus vidas, espero que sigan viviendo de la manera correcta. Para preparar las vestiduras de boda, ¿se dan cuenta de cuántas oraciones están ofreciendo sus familiares, amigos, hermanos y hermanas en la Iglesia y los siervos de Dios? ¿Creen que solo quieren que vayan a la Iglesia? Les están pidiendo que vayan a la Iglesia juntos porque están contentos de que el Espíritu Santo haya entrado en sus corazones mediante el Evangelio del agua y el Espíritu. Han empezado a tener fe en Jesús. Por eso se han vestido de boda y podrán entrar en el Reino de los Cielos.
¿Cómo podemos ir al Cielo solos? ¿Cómo podemos dejar a nuestros amigos e ir al Cielo? Si el lugar al que voy a ir, fuese terrible, no querría que mis amigos o mis padres me siguieran. Preferiría sufrir la miseria solo. Pero el Cielo es un lugar donde quiero que vengan para estar con ellos.
Les han invitado porque les quieren y quieren que vengan al amor del Señor y le conozcan. ¿Cómo pueden ir a un lugar tan maravilloso ellos solos? Se ponen enfermos con tan solo pensar en ir allí solos y dejar a tanta gente atrás, incluidos familiares y amigos. No pueden soportar tener que dejar a sus vecinos atrás. Espero que se den cuenta de sus intenciones. Si tenemos poca cultura, quizás hablemos mal, pero los corazones de los nacidos de nuevo son buenos.
Vamos a hacer un campamento de verano para darles información muy valiosa. Además, para averiguar la Verdad en la Palabra de Dios, realizaremos reuniones semi-anuales. Incluso en nuestro campamento de invierno, acudió gente que recibió la remisión de los pecados. Al principio decían: «Oh, no. Esto de Jesús no es para mí». Así que les dije: «Escuchen un poco, por favor. Tomen asiento».
Después de escucharme durante varias horas, empezaron a sentirse ligeros de corazón. Empezaron a reír sin querer. La risa que Dios nos da, viene desde dentro de nuestros corazones. Mientras van al baño, les sale la risa, porque piensan: «Estoy sin pecado». A un gusano le pueden decir: «Hola, gusano. ¿No sabes que te vas a convertir en una mosca? Mi vida era igual que la tuya, pero después de nacer de nuevo, soy un hijo de Dios. Mis pecados han sido borrados. Vaya. Esto es magnífico. ¿No crees? ¿No lo sabías? Si fueras un ser humano, te lo habría dicho». Así que se ríen.
Después de nacer de nuevo, les entrará la risa mientras van a la escuela o estudian. Mientras leen libros del mundo, pensarán que son bastante inmaduros. Al contrario que anteriormente, los estudios van bien, porque piensan: «Si no puedo entender esto mientras estudio, lo voy a dejar». Entenderán mejor las cosas cuando las dejen reposar. Antes no podían entender la remisión de los pecados a pesar de sus esfuerzos, pero más tarde se hizo más fácil. Por tanto, mientras estudian, se reirán. Mientras hablen con sus amigos, se reirán. Mientras estén haciendo un recado, se reirán. Y mientras vivan en este mundo, se reirán.
¿Es esto locura? ¿Estoy loco? Después de que el Señor me vistiera de boda, el Espíritu Santo entró en mi corazón. Después de esto, mi vida se hizo maravillosa. No sabía que la vida de fe podía ser tan fácil. Ahora no necesito llorar todos los días. «Querido Dios, perdóname». No me salen lágrimas. Pero a veces un hombre se fuerza a sí mismo a llorar por la muerte de un abuelo o abuela, y por haber sido tratado injustamente. Se fuerza a llorar por la muerte de Jesús en la Cruz. Sin embargo, Jesucristo dijo: «No lloréis por Mí, sino por vosotros y vuestros hijos». En otras palabras, nos está diciendo: «Llorad por vosotros. Si no recibís la remisión de los pecados, iréis al infierno. Así que llorad al pensar en el fuego eterno y cuando vayáis a la casa de luto, llorad, pensad en lo que tenéis que hacer para recibir la remisión de los pecados».
No sabía que la fe era tan buena. No sabía lo buena que podía ser al principio. Pero luego me di cuenta. «No sabía lo buena que era al principio, cuando les conocí, pero al vivir juntos, me he dado cuenta de lo bueno que es esto». ¿No son así las parejas casadas? Hay parejas que pasan por dificultades al principio del matrimonio, pero después se empiezan a entender y a apreciar. Este tipo de matrimonios es bueno. ¿No creen que el matrimonio es bueno? Mi mujer conoce todos mis fallos y yo conozco todos los suyos. Aunque tengamos faltas, no son un problema. ¿Hay alguna relación que sea mejor que el matrimonio?
El Señor me encontró y se encargó de todos mis problemas. Me guió por el camino de la justicia de Dios, me permitió vivir por Su justicia, me hizo darme cuenta de lo que es correcto, y me dio la fuerza para caminar por la justicia. Él me da fuerzas para seguir viviendo así en el futuro. ¿Saben lo bueno que es vivir haciendo las obras justas en este mundo? Si una persona vive una vida por cosas que no son justas, su vida estará maldita. Mientras vivamos en este mundo, debemos darnos cuenta de lo bendito que es hacer lo correcto, y vivir por eso.
Intenten conocer al Señor. En el pasado, yo lo intenté. «¡Querido Señor! Sé que Tú me encontrarás». También oraba mucho. Pero esto no me ayudó. Aunque ofrecía oraciones de penitencia durante dos o tres días, cuando cometía un pecado, por mucho que lo intentaba, no sentía que mi corazón se aliviase, aunque decía: «Señor, sé que perdonarás este pecado». Decía solo de boca: «Creo», pero el corazón decía: «No estoy seguro. ¿Ha desaparecido este pecado?». A veces le reprochaba a mi corazón: «Eres mi corazón, pero no estás de mi lado». Aunque decía esto una y otra vez: «Querido Señor, creo. Creo en Ti», no había fe en mi corazón porque estaba más vacío que nunca y era un completo caos.
Pero un día, nuestro Señor me enseñó la Verdad del Evangelio a través de Su Palabra. No tuve ningún problema. Escuché y leí la Palabra. Después comprobé que era cierto. Cuando vi la Palabra una vez más, me di cuenta de que Dios ha invitado a todos los seres humanos y que los ha salvado por el poder del Evangelio del agua y el Espíritu. Así que Él puede decir: «Traed a todas las personas, buenas o malas, e invitadlas al banquete». Nuestro Señor ha borrado todos los pecados del mundo. Me di cuenta de que Dios borró todos los pecados mediante el agua y el Espíritu. Después invitó a todo el mundo al Cielo. Yo fui una de esas personas invitadas. Recibí la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu.
La vida después de haber recibido la remisión de los pecados es así. Los que tienen pecados no pueden alardear. ¿Dónde van a alardear? No son nada más que pecadores. Pero los justos tienen confianza en sí mismos. El Señor dice: «Huye el impío sin que nadie lo persiga; mas el justo está confiado como un león» (Proverbios 28, 1). Como han recibido la remisión de los pecados a través de Jesucristo, están confiados. Han nacido de nuevo por Jesucristo. Tienen fe en que irán al Cielo y por eso están confiados. Los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu son los que irán al Cielo por el poder del Evangelio. A través de Jesucristo, solo los justos tienen el privilegio especial de convertirse en hijos de Dios. En el futuro este mundo desaparecerá, pero habrá un cielo y una tierra nueva (2 Pedro 3, 13). Ese lugar es nuestro; de los que han recibido la remisión de los pecados. Pertenece a los hijos de Dios. En poco tiempo iremos a ese Reino. Somos los dueños de ese Reino.
¿Creen que un señor vive una vida inútil en este mundo? No. Es valiente para decir que este tipo de vida es valiosa. Vive una vida justa por el bien de otras almas. La obra que los nacidos de nuevo hacemos es magnífica, de principio a fin. Nos convertimos en gente respetable y noble.
Queridos hermanos, ¿han recibido la remisión de los pecados? Si no la han recibido, oraré para que la reciban ahora. ¿Quieren que su vida sea buena? Si es así, deben recibir la remisión de los pecados primero. Después de recibir la remisión de los pecados, habrá que pensar en lo demás.
Después de recibir la remisión de los pecados, examinen la Palabra del Señor para ver que es cierta, y entonces síganle. El último día, oro por que todos entren en el Reino de Dios vestidos de boda por Dios. Mientras vivan en este mundo, oro por que no pierdan la oportunidad de convertirse en hijos de Dios al aceptar la invitación y recibir la remisión de los pecados.