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خطبات

Tema 6: Herejía

[6-18] ¿Quiénes son los falsos profetas dentro del cristianismo actual? (Mateo 7, 15-27)

¿Quiénes son los falsos profetas dentro del cristianismo actual?(Mateo 7, 15-27)
«Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina».
 

Hoy me gustaría hablar sobre los falsos profetas mencionados en el Evangelio según Mateo, capítulo 7, versículo 15, y los versículos que lo siguen. La mayoría de los cristianos de hoy en día están viviendo engañados por los pastores o falsos profetas. Entonces, ¿creen que su fe falsa es culpa de los profetas que dicen mentiras? No, el problema está en que no pueden distinguir a los falsos profetas de los verdaderos. Pero esto se debe a que los falsos profetas parecen más verdaderos profetas por fuera que los verdaderos profetas, desde una perspectiva humana.
Por eso el Señor habla de cómo los falsos profetas aparecen. El Señor dijo, refiriéndose a ellos: «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces». Por tanto, los falsos profetas son los que parecen espléndidos pero matan a las ovejas. Los falsos profetas que mienten ante Dios, parecen virtuosos en la carne, pero por dentro sus corazones son como lobos rapaces. En otras palabras, son los que actúan como líderes diciendo que creen en Dios a pesar de que están sirviendo a los becerros de oro. Por tanto, debemos recordar que el Señor dice que los falsos profetas son lobos rapaces.
El Señor dijo, refiriéndose a los falsos profetas: «Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis» (Mateo 7, 16-20).
Cuando leemos este pasaje de las Escrituras, descubrimos cómo podemos distinguir a los falsos profetas. El Señor dijo que los conocemos por sus frutos. ¿Cómo podemos distinguir a los falsos profetas ante Dios? Primero, al mirar sus frutos de fe, podemos saber si son falsos o no. El Señor dijo que el fruto de la fe puede utilizarse para distinguir a los falsos profetas. El Señor dijo: «¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Esto no puede ser». También dijo: «Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos», y dijo que esto era cierto.
A pesar de que mucha gente en el cristianismo de hoy en día, no ha recibido la remisión de los pecados, porque no conoce el Evangelio del agua y el Espíritu, fingen ser nacidos de nuevo y profetas de Dios para engañar a la gente. Para eso utilizan buenas obras, oraciones en lenguas o la imposición de manos. Por tanto el Señor nos ha enseñado el criterio por el cual podemos distinguir a los falsos profetas de los verdaderos, y nos ha pedido que no nos dejemos engañar por ellos al tomar los frutos de su fe, que no pueden cambiar ni en espíritu ni en carne.
Por tanto, debemos distinguir a los falsos profetas ante Dios, mirando sus frutos de fe. Al hacer esto, podemos evitar ser asaltados en cuerpo y en espíritu. En otras palabras, podemos ver que los que confiesan creer en Jesús sin conocer el Evangelio del agua y el Espíritu son falsos profetas. Como viven una vida de fe falsa, cuando vemos sus frutos de fe, vemos quiénes son. Esta Palabra que el Señor nos ha dado, es la Verdad. 
 

En realidad, ¿quiénes son los falsos profetas dentro del cristianismo?

Es difícil distinguir a los falsos profetas dentro del cristianismo por su apariencia. Si observamos su apariencia física, como parecen dóciles y decentes como una buena oveja, no podemos saber si son verdaderos profetas o no. Por eso el Apóstol Pablo dijo: «Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras» (2 Corintios 11, 13-15).
Entonces, para reconocer a los falsos profetas, debemos ver los frutos de su fe. La verdad es que podemos ver que sus frutos de fe se revelan constantemente, y solo quieren cosas materiales y los becerros de oro. Los que solo quieren cosas materiales ante Dios, no son los árboles que dan buenos frutos, sino que son los falsos profetas que dan malos frutos. Cuando los miramos con nuestros ojos espirituales, vemos que solo quieren cosas materiales de los miembros de sus iglesias y que timan a la gente en cuerpo y espíritu, mientras dicen que están haciendo la obra del Señor, porque son malvados y astutos.
Lo que el Señor dijo sobre los herejes es muy simple y claro: el hecho de que la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu es el estándar para diferenciar a los falsos profetas y herejes del cristianismo. Debemos distinguir a los falsos profetas en el cristianismo actual. Pero como esto no es fácil, debemos juzgar con el Evangelio del agua y el Espíritu que se nos ha dado como estándar. Dicho de otra manera, la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu que el Señor nos ha dado, es el criterio absoluto para juzgarlos. Esto es porque el Evangelio de Juan 3, dice que hay que creer en el Evangelio del agua y el Espíritu para nacer de nuevo. Por tanto, el Evangelio del agua y el Espíritu es el estándar de la Verdad, así como el criterio para la salvación.
Cuando acaban de conocer a alguien, es imposible distinguir si esa persona es buena a los ojos de Dios con tan solo ver su apariencia externa. Solo podemos distinguir a esta persona por los frutos de su fe. Dicho de una manera simple, podemos reconocer si alguien es un siervo de Dios o no a través de estas preguntas: «¿En qué tipo de evangelio cree? ¿Cree solo en la sangre de la Cruz? Si no es así, ¿cree en el Evangelio del agua y el Espíritu?». La verdad es que podemos ver a un falso profeta cuando le preguntamos: «¿Cree en el bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista en la Cruz?». También podemos distinguir a los siervos de Dios si preguntamos: «¿Les pide dinero a los miembros de la congregación? Si no es así, ¿sirve a los santos y obreros al predicar el Evangelio del agua y el Espíritu?».
Esto se debe a que no podemos saber si una persona es un verdadero siervo de Dios o si es un siervo falso a través de sus obras, su manera de hablar o su apariencia. Los falsos profetas se comportan de una manera más cortés con la gente, hablan de una manera más suave, hacen obras buenas, y exponen sus virtudes. Por tanto, debemos recordar en nuestros corazones que si queremos conocerlos, debemos mirar los frutos de su fe. Podemos distinguirlos correctamente al ver los frutos de su fe, es decir, debemos preguntar: «¿Están siguiendo a los becerros de oro? Si no es así, ¿están mostrando la justicia de Dios y sirviendo al Evangelio del agua y el Espíritu?». En otras palabras, debemos ver sus frutos.
El Señor comparó a los profetas con árboles, y dijo: «Por sus frutos los conocerán». La verdad es que podemos ver si un pastor es falso al ver si está sirviendo a los becerros de oro o a la justicia de Dios en su ministerio. Si su corazón está lleno de codicia, e intenta explotar las cosas materiales de los miembros de la iglesia, es decir, si sirve a los becerros de oro solo, es un falso profeta. La verdad es que para servir a los becerros de oro, los falsos profetas están matando a los espíritus de los miembros de la iglesia y están explotando las cosas materiales en nombre de Jesucristo. Podemos ver quiénes son si vemos los frutos de su fe. 
Si un pastor no conoce el Evangelio del agua y el Espíritu y sigue siendo pastor sin predicar el verdadero Evangelio a los miembros de su iglesia, porque no lo conoce, está sirviendo a los becerros de oro de codicia. Entonces, ¿cómo pueden los miembros de su iglesia escuchar la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu, mediante el que la justicia de Dios se revela, en boca de una persona con pecados? Es imposible. ¿Pueden los pastores como el hacer que los miembros de sus iglesias nazcan de nuevo al ser redimidos de sus pecados? Esto es imposible. ¿Pueden predicar el Evangelio del agua y el Espíritu a los miembros de su iglesia para convertirlos en hijos de Dios? No, no pueden. Lo que está claro es que una persona no se queda sin pecado al escuchar los sermones de estos pastores. 
Si hubiesen nacido de nuevo al creer en la Palabra de la justicia de Dios, el Espíritu Santo estará dentro de sus corazones, y el evangelio que predican será el Evangelio del agua y el Espíritu. Si son buenos árboles desde una perspectiva espiritual, al final, como darán buenos frutos, harán la obra del servir al Evangelio del agua y el Espíritu del Señor. En otras palabras, una persona que escucha sus palabras podrá saber lo que es el Evangelio del agua y el Espíritu al escuchar lo que dicen y exaltar y servir a la justicia de Dios. Sin embargo, como no conocen el Evangelio del agua y el Espíritu, no pueden convertirse en los que predican el Evangelio del agua y el Espíritu a los miembros de sus iglesias. 
Por eso el Señor ha dicho: «Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego» (Mateo 7, 19). El Señor dijo que en el último día, cortará a los falsos profetas y los arrojará al fuego eterno. El infierno es el lugar donde el Diablo y sus siervos serán encarcelados.
 


Los que sirven a los becerros de oro en el cristianismo son los herejes espirituales ante Dios


Es correcto llamar falsos profetas a los que se dedican a diferentes ministerios en el cristianismo sin conocer el Evangelio del agua y el Espíritu. Ahora mismo, en el cristianismo, hay muchas personas que hacen esta obra falsa. Cuesta decirlo, pero ahora mismo, en el cristianismo, hay muchos falsos profetas, que creen en un evangelio falso en vez de creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, y la fe de esta gente les hacer servir a los becerros de oro solamente. Este es su fruto. Estas personas solo quieren el dinero de la congregación. Para explotar a esta gente dicen que estas ofrendas son para Dios.
Sus palabras son dulces, y a veces dan sermones que mezclan el Antiguo y el Nuevo Testamento, como si creyeran en la Palabra de Dios espiritualmente. Sin embargo, si miramos los aspectos verdaderos del trabajo pastoral, podemos ver que están sirviendo solo a los becerros de oro, sin darse cuenta del Evangelio del agua y el Espíritu. Está claro que, como no conocen el Evangelio del agua y el Espíritu, no pueden predicarlo. Está claro que no quieren hacer nada espiritual por los miembros de sus iglesias.
Sin embargo, intentan por todos medios sacarle el dinero a los miembros de sus iglesias, utilizando doctrinas cristianas con el pretexto de la gracia de Dios. Así muchos pastores solo quieren construir capillas grandes, y nadie puede decir que sus obras son diferentes que las de los negocios de este mundo. Del mismo modo en que la gente que solía ir a mercadillos y tiendas pequeñas, ahora va a grandes centros comerciales como Wal-Mart, estos pastores construyen iglesias grandes con todo tipo de equipamiento, para así sacarles más dinero a los miembros de esa iglesia. Por eso esta gente hace planes especiales para conseguir mucho más dinero, y para ellos construyen la iglesia más grande de la ciudad. 
Además es absurdo ver cómo consiguen el dinero para construir estas iglesias. Para construir iglesias más grandes, no recogen donaciones voluntarias de los que quieren servir al Señor, sino que se inventan ideas ingeniosas para conseguir el dinero de la congregación. Por ejemplo, algunos de ellos incitan a miembros de la iglesia para que pidan préstamos al banco. Las primeras víctimas son los que tienen algún puesto dentro de la iglesia, como los ancianos o diáconos. Para conseguir su objetivo, hacen que estas personas ofrezcan dinero conseguido a través de un préstamo para la construcción. 
¿Creen que esto tiene algún sentido? Pero aún así hay gente que ofrece donaciones de más de diez millones de wons, que equivale a diez mil dólares. Los creyentes que toman prestada una cantidad mayor ofrecen treinta millones de wons, como por ejemplo los diáconos; y aún más, los ancianos, que se supone tienen más fe, ofrecen cincuenta millones. Además utilizan una mentalidad competitiva para que la gente compita por ofrecer más dinero. Por supuesto, todo el dinero que los miembros de la iglesia toman prestado de los bancos, tiene que devolverse. Los pastores, que saben cómo consiguen el dinero los miembros, siguen construyendo edificios enormes que cuestan mil millones de wons, o decenas de millones de dólares. Cuando veo estas construcciones exorbitantes en ciudades pequeñas de Corea, pienso que por culpa de estas, muchos miembros de la iglesia han tenido que dar mucho dinero.
 

Calculemos la donación que se necesita para construir una iglesia gigante 

Los miembros de estas iglesias tienen que dar veinte mil dólares cada uno, pero si uno de los miembros no puede devolver el dinero, otro tiene que hacerlo. Si hay diez personas que toman prestados veinte mil dólares cada una, ¿cuánto es el total? doscientos mil dólares. Con tan solo diez miembros que donen, la suma asciende a doscientos mil dólares. Así que si queremos construir una iglesia que cueste cincuenta millones de dólares, necesitamos 2500 miembros que donen veinte mil dólares cada uno. Como muchas iglesias en Corea tienen entre 2000 y 3000 miembros adultos, no es muy difícil construir una capilla que cueste cincuenta millones. Por tanto, los pastores de Corea hoy en día, quieren construir iglesias más grandes cada vez, para poder atraer a más gente y obtener más dinero de sus donaciones.
Así que hoy en día, los pastores que sirven a los becerros de oro predican de esta manera: «¿Van a llevarse el dinero consigo cuando mueran? La Biblia dice que tendrán tesoros en el Cielo, donde ni las polillas ni el óxido los destruirán, y donde no hay ladrones que los puedan robar. Debemos trabajar para Dios. Los que no puedan obtener un préstamo sin un aval, necesitan que algunos de ustedes sean sus avales». Así acumulan dinero.
Para ellos, los veinte millones de dólares de la congregación no son nada. Para ellos, cientos de miles de dólares no valen ni para pipas. En muchos casos, los miembros más fieles ofrecen dinero para la construcción de iglesias tomando préstamos. Los miembros que tienen fe en Dios toman préstamos y se ofrecen como avales para otros, creyendo que esta es la obra de Jesucristo. Sin embargo, como estos falsos profetas solo están interesados en el dinero, construyen grandes edificios con estos medos, y así atraen a más gente. Cuando atraen a más miembros, estos nuevos miembros ofrecen donaciones. Por esta razón, aunque la gente de esa zona sea pobre, se puede construir un edificio grande.
Por supuesto no todos ellos construyen edificios grandes. Pero la mayoría de las iglesias hacen esto en Corea. No es difícil construir estos edificios para ellos. Se puede conseguir con las donaciones de los ancianos. Es posible porque los pastores les han metido una mentira en la cabeza: «Si dan dinero a la iglesia, recibirán bendiciones materiales sin falta». Para ellos, el nombre de Jesucristo lo justifica todo. Hoy en día, hay un cómico que hace reír a los coreanos con la expresión: «No es nada». La verdad es que si cada miembro consigue un préstamo de cincuenta millones de wons (cincuenta mil dólares americanos) y lo donan, la iglesia podrá construir un rascacielos. «No es nada».
La gente mira el comportamiento de los pastores. Cuando ven que la primera impresión es buena, y piensan que sirven a Jesús, dicen que el pastor es un verdadero siervo del cristianismo ortodoxo. Pero no podemos distinguir a los falsos de esta manera. Entonces, ¿qué tenemos que mirar para distinguir a los falsos profetas de los verdaderos siervos de Dios? Podemos averiguar esto observando las siguientes preguntas: «¿Está el pastor interesado solamente en los becerros de oro? Si no es así, ¿cree en el Evangelio del agua y el Espíritu y está interesado en predicarlo estando agradecido por este Evangelio del agua y el Espíritu?».
Los falsos profetas reconocen y bendicen a los miembros de sus iglesias que donan grandes cantidades de dinero. Por tanto, podemos ver si alguien es un verdadero siervo de Dios o si es un siervo falso, diciendo: «¿De verdad hace esto? Si no lo hace, ¿está dispuesto a servir a Dios y a los santo ofreciendo su vida a predicar el Evangelio del agua y el Espíritu?». Los pastores que adoran a los becerros de oro solo están interesados en construir edificios más grandes y en tener más miembros en sus iglesias. Nuestro Señor dijo que los falsos profetas son como lobos rapaces porque estaba señalando la fe de los falsos profetas y el hecho de que su motivación básica para creer en Jesús era incorrecta.
La Palabra de nuestro Señor, es decir la Palabra de Dios escrita es una Palabra maravillosa. Conocemos y creemos en la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu a través de la Palabra de Dios. Como la Palabra del Señor es la Verdad, como el Señor es el Dios de la Verdad, y como Dios es Todopoderoso, podemos ver todo correctamente a través de Su Palabra.
 


Un pastor que solo está interesado en las donaciones es un falso profeta


Aunque hagan obras dentro del cristianismo, la verdad es que son herejes ante Dios. Un rasgo que distingue a los falsos profetas es que hacen trabajo pastoral sin conocer el Evangelio del agua y el Espíritu, que es la única medida de la salvación. Los falsos profetas nunca creen en la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu, sino que afirman las doctrinas que han aprendido en las escuelas teológicas de sus propias denominaciones. Esta gente no obedece, sigue ni cree en la Palabra de Dios. Solo con herejes que ganan dinero a costa del nombre de Jesús.
Echen un vistazo al cristianismo en todo el mundo. Tanto en Asia, Europa, o cualquier otro continente, hay muchos herejes en el cristianismo. No tienen interés en creer en el Evangelio del agua y el Espíritu y predicarlo, sino que ponen todos sus esfuerzos en construir grandes iglesias y convertir a sus congregaciones en personas con valores morales. Son especialistas en convertir a sus seguidores en modelos éticos. Pero cuando solo aparecen unos pocos miembros nuevos en la iglesia, empiezan a preocuparse: «¿Qué puedo hacer para sacar más dinero a la congregación?». Por eso el Señor nos dice que tengamos cuidado con esta gente.
Por eso les llamamos «herejes colectivos». Debemos distinguir con cuidado a la gente que es parte de una herejía colectiva. ¿Cómo reconocemos a los herejes ante Dios? Los herejes en el cristianismo son los que tienen una fe diferente a la Palabra de Dios, y por tanto, no creen en la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu. Los creyentes herejes son los que no creen en el hecho de que Jesús, el Hijo de dios, ha tomado todos los pecados del mundo en Su cuerpo mediante el bautismo que recibió de Juan el Bautista; el hecho de que fue crucificado con los pecados del mundo a sus espaldas; y el hecho de que fue resucitado al tercer día y ahora está sentado a la derecha de Dios Padre.
Por tanto, la gente que trabaja en algún ministerio, sin tener fe en el Evangelio del agua y el Espíritu, y los que afirman predicar el Evangelio al creer solamente en la sangre de la Cruz, son herejes espirituales ante Dios. Jesús dijo que, a no ser que uno nazca de nuevo del agua y el Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios ni ver a Dios Padre. El Señor dijo que podíamos distinguir quiénes son los herejes al mirar sus frutos. Si ustedes son ministros, deben ver si son herejes o no. Si se han convertido en herejes ante Dios por no haber conocido el Evangelio del agua y el Espíritu, vuelvan a Dios y reciban la remisión de los pecados al creer en este Evangelio verdadero. Si lo hacen, Dios se complacerá.
Los herejes dentro del cristianismo solo están interesados en los bienes materiales. Así que, si los observamos a la luz de la Palabra del Señor, hay muchos herejes en el cristianismo hoy en día. Les sacan el dinero a los pobres trabajadores de sus iglesias. Sus conciencias piensan que están sirviendo al Evangelio reuniendo dinero.
Debemos distinguirnos de ellos según lo que el Señor ha dicho sobre ellos. El Señor dijo que un árbol malo no da buenos frutos. Lo que esto significa es que si una persona no recibe la remisión de los pecados mediante la fe en el Evangelio del agua y el Espíritu, no tiene al Espíritu Santo en su corazón, y no podrá dar frutos espirituales. La verdad es que, aunque esta persona predique bien, tenga una buena apariencia y hable bien, esto no vale para nada.
A veces, cuando veo el canal cristiano en la televisión, observo la fe cristiana, los sermones y los ministerios del mundo. Hace unos días vi a un pastor evangélico bastante bien considerado, en un programa. Era bastante elocuente, pero su sermón consistía en palabras vacías que no tenían nada que ver con la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu. Como no conocía el Evangelio del agua y el Espíritu, no podía mencionar ni una palabra sobre el mismo a su público. S un predicador no pueden predicar sobre el Evangelio del agua y el Espíritu, entonces esa persona debe ser un falso profeta. Como predica la Palabra de Dios sin fe en el Evangelio del agua y el Espíritu, es un predicador falso, un falso profeta. Hay muchos falsos profetas como este. Estos siempre hablan del legalismo en sus sermones, y ponen todos sus esfuerzos en servir a los becerros de oro.
Muchos hermanos y hermanas en el extranjero que han recibido la remisión de los pecados al leer nuestros libros, nos envían correos electrónicos, y nos dicen que los falsos profetas en sus países les piden dinero para construir grandes edificios de culto. Pero, como estamos compartiendo el Evangelio del agua y el Espíritu con ellos, nos envían mensajes de gratitud. Estamos predicando el Evangelio del agua y el Espíritu a través de nuestros libros gratuitos para los que aman a sus almas y quieren recibir la remisión de los pecados, entre todos los cristianos del mundo.
Sin embargo los herejes solo intentan sacar dinero de sus iglesias y hacer que sus miembros donen grandes cantidades de dinero mediante sus sermones, en vez de hacer la obra de predicar el Evangelio de Dios. Aunque su sueño es construir grandes edificios, tanto por dentro como por fuera, al final la verdad es que no predican el Evangelio del agua y el Espíritu, que es la Verdad más importante. Lo único que hacen es llenar los corazones de los miembros de sus iglesias con la codicia de los becerros de oro.
Queridos hermanos, dentro del cristianismo de todo el mundo, hay mucha gente que se ha convertido en hereje. El Señor dijo: «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces» (Mateo 7, 15). Los que dicen creer en Jesús sin conocer el Evangelio del agua y el Espíritu no son más que herejes. ¡Lobos rapaces! El Señor dijo que son herejes. Los lobos vestidos en pieles de corderos son educados y hablan muy bien, pero solo quieren dinero de sus congregaciones. No pueden predicar esta Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu que libra a los espíritus de los pecados, y por tanto llevan a las almas a la muerte y la destrucción.
Por eso hay muchos herejes dentro del cristianismo actual. La gente que no cree en Dios no es hereje. Estas personas son ovejas perdidas. Sin embargo, hay muchos herejes entre los que han entrado en el cristianismo, y que creen en Jesús y se han convertido en líderes, tienen algún puesto en la iglesia, o son simplemente creyentes. Se han convertido en herejes sin darse cuenta porque no creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, porque no han recibido la remisión de los pecados en sus corazones, y porque no han recibido en el Espíritu Santo. Quiero que vean si su pastor es un hereje o no.
Si les dijésemos esto, se quedarían muy sorprendidos, así que no me resulta fácil decir estas cosas. Sin embargo, pienso que ha llegado el momento de decir quiénes son los herejes a los ojos de Dios. Por eso estoy hablando sobre la herejía, estoy predicando que el Señor dijo que todo árbol bueno da buenos frutos, pero que un árbol malo da malos frutos. Voy a publicar un par de libros sobre la herejía, y así espero dejar claro quiénes son los herejes y qué tipo de fe tienen.
Quiero predicar la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu a los miserables, es decir, a los herejes. Una persona que no ha nacido de nuevo por no conocer el Evangelio del agua y el Espíritu no puede dar buenos frutos, por mucho que ayune y que ofrezca oraciones de penitencia, y por mucho que lo intente. Sin embargo, si una persona cree en el Evangelio del agua y el Espíritu que el Señor nos ha dado, puede nacer de nuevo y puede ayudar a otros a nacer de nuevo. Así, todo el mundo debe conocer el hecho de que el Señor nos ha salvado de los pecados mediante la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu cuando vino al mundo. Todo el mundo debe nacer de nuevo al creer en la obra del Señor y cómo Él nos salvó de nuestros pecados.
Debemos darnos cuenta de que al creer en la obra que nos ha salvado de los pecados que el Señor cumplió a través del Evangelio del agua y el Espíritu es más importante que ofrecer sacrificios y servicio a los demás. La obra del Señor, que nos ha salvado de los pecados a través del Evangelio del agua y el Espíritu es lo importante, y por eso no debemos presentarnos ante el Señor con nuestros sacrificios y obras. Si hemos hecho algo meritoso ante el Señor, posiblemente sea porque Él nos ha dado fuerzas para hacerlo. Entonces debemos estar más agradecidos por la justicia del Señor por fe. Una cosa importante para nosotros es saber cómo Dios ha creado el universo y cómo nos ha salvado de los pecados mediante el Evangelio del agua y el Espíritu, al enviar a Su Hijo al mundo. Dios tenía este plan para salvarnos en Cristo de todos nuestros pecados, incluso antes de la creación del mundo. El que el Señor nos haya salvado de los pecados del mundo mediante el Evangelio del agua y el Espíritu es lo importante. Entonces, lo que les estoy preguntando es que si no saben la Verdad importante, el Evangelio del agua y el Espíritu, ¿cómo podemos predicar a los demás y hacerles creer en el Evangelio del agua y el Espíritu? Nuestra propia justicia no es lo que importa ante el Señor.
Por tanto, todo el mundo tiene que conocer la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu, sea quien sea. Para ello, debemos conocer la Verdad sobre el Evangelio del agua y el Espíritu. Para ello, la actitud de querer aprender la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu es esencial. Todo el mundo debe creer y servir a este Evangelio y entonces debe predicarlo a los demás. ¿Están de acuerdo? Si no es así, son herejes. La verdad es que las personas hoy en día no creen en el Evangelio del agua y el Espíritu y caen en la destrucción después de haber vivido haciendo cosas que un hereje hace aunque no quieran ser herejes. 
Por tanto, la gente que cree en Jesús, debe conocer la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu. Asimismo deben aplicar este Evangelio a sus almas y creer en él. ¿Han recibido la remisión de sus pecados al tener fe en el Evangelio del agua y el Espíritu? Esto es lo importante. Deben preguntarse lo siguiente: «¿De verdad he sido perdonado? ¿He nacido de nuevo del Evangelio del agua y el Espíritu?». Deben preguntarse si han sido salvados de sus pecados al tener fe en el Evangelio del agua y el Espíritu. Además, si piensan que han sido librados de sus pecados para siempre, deben preguntarse si han sido librados al tener fe en el Evangelio del agua y el Espíritu.
Si no es así, en este momento deben creer en la Verdad, en que el Señor nos ha salvado al venir al mundo encarnado en un hombre; al recibir el bautismo de Juan el Bautista cuando tenía 30 años; al ir a la Cruz con los pecados del mundo a sus espaldas; al ser clavado en la Cruz y morir en nuestro lugar; al ser resucitado de entre los muertos y sentarse a la derecha de Dios. Deben confirmar si creen en el Evangelio del agua y el Espíritu o no. Cuando una persona ha nacido de nuevo del agua y el Espíritu debe decir: «No tengo pecados por la fe en la Verdad, en el Evangelio del agua y el Espíritu». En vez de hablar con fórmulas fijas sobre el Evangelio del agua y el Espíritu, debemos tener fe en el corazón. Debemos preguntarnos: «¿De verdad no tengo pecados?», y entonces debemos contestar: «¡Por supuesto! No tengo pecados porque el Señor me ha salvado con la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu», por fe en el Evangelio del agua y el Espíritu.
Cuando se hacen una pregunta como esta, ¿contestan que sus corazones conocen y creen en el Evangelio del agua y el Espíritu? ¿Son ustedes este tipo de personas? Deben ser así. Es nuestra responsabilidad exclusivamente nacer de nuevo. Cuando se nos pregunta: «¿Han nacido de nuevo?». ¿Acaso no son salvados al buscar en sus memorias lo siguiente: «A ver. ¿Cómo se llamaba? ¿Cuál era el nombre del que bautizó a Jesucristo?».
Deben poder contestar de la siguiente manera: «El Señor me ha salvado al venir a este mundo, tomar todos mis pecados mediante Su bautismo, morir en mi lugar y ser resucitado de entre los muertos. Como el Señor me ha salvado así, aunque sea una persona insuficiente, no tengo pecados. No hay pecados en mi corazón. Así que he recibido la remisión de los pecados». Entonces deben decir: «Sí, he recibido las bendiciones de Dios al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu».
No debemos mentir ante el Señor. Al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, debemos ser fieles en la presencia de Dios. Debemos ser reconocidos por Dios como los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. Solo podemos convertirnos en un buen árbol y dar buenos frutos si creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu, la Palabra de Verdad, y no al presentar ante Dios nuestras buenas obras.