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ስብከቶች፤

Tema 18: Génesis

[Capítulo 12-1] Desháganse de sus pensamientos: Sal de tu país, de tu familia y de la casa de tu padre (Génesis 12:1-5)

Desháganse de sus pensamientos: Sal de tu país, de tu familia y de la casa de tu padre(Génesis 12:1-5)
«Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán. Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron».
 
 
Lo primero que debemos hacer en nuestra vida espiritual es salir de nuestro país, nuestra familia y la casa de nuestros padres
 
Hoy quiero hablar de Abraham. Las Escrituras se refieren a Abraham como el antecesor de la fe. Como pueden ver en la vida de Abraham, siempre caminó con Dios y creyó y dependió de Él. Está escrito:
«Vete de tu tierra
y de tu parentela,
y de la casa de tu padre,
a la tierra que te mostraré. 
Y haré de ti una nación grande,
y te bendeciré,
y engrandeceré tu nombre,
y serás bendición» (Génesis 12:1-2)
El Señor le dijo a Abraham que saliese de su país, de su familia y de la casa de su padre y fuese a una tierra que le mostraría Dios. Abraham tenía 75 años cuando todo esto sucedió y debió ser muy difícil para él salir de la tierra en la que había vivido hasta entonces. No es fácil dejar la patria cuando se ha vivido allí durante tanto tiempo. Especialmente en la antigüedad, la gente no se iba de su patria a no ser que ocurriese una calamidad como una guerra. La patria no solo es el lugar donde uno nace y crece, sino que es el seno materno donde el corazón descansa. Así, los seres humanos e incluso los animales anhelan volver a su hogar cuando van a morir, y la gente incluso entierra a sus muertos mirando hacia su patria cuando no pueden volver a ella.
Sin embargo, lo primero que debemos hacer en nuestras vidas espirituales es salir de la casa de nuestro padre y de nuestra familia y nuestra patria. No podemos vivir una vida espiritual correcta si no salimos de nuestro país, nuestro país y la casa de nuestro padre. Fue la voluntad de Dios que Abraham entrase en la tierra de Canaán. Dios le dijo a Abraham que dejase la casa de su padre para esto. Para vivir una vida espiritual verdadera, debemos salir de la casa de nuestro padre y nuestra familia y después entrar en la tierra de Canaán que nos mostrará Dios.
Salir de la casa de nuestros padres no significa que tengamos que salir de la casa en la que estamos viviendo ahora; significa que para vivir con fe debemos dejar nuestros pensamientos carnales con los que habíamos vivido antes de recibir la salvación. Solo Dios puede guiarnos. De lo contrario no podremos entrar en la tierra que Dios nos muestra si estamos llenos de los pensamientos que teníamos antes. Y todo el que quiera vivir esta vida espiritual después de creer en Dios debe dejar la casa de su padre y su familia y su tierra, el lugar que conoce bien.
Casi hemos terminado nuestros cursos en la escuela de la misión y nuestras tres hermanas se quedarán en la Iglesia de Choon-cheon por ahora y nuestros hermanos irán a otras iglesias. Hay tres más familias que entrarán en la escuela el siguiente curso. Ellos también se irán y harán el trabajo del ministerio después de recibir formación en la escuela de la misión. Tienen que irse para predicar el Evangelio en muchos lugares.
Sin embargo, es muy difícil deshacernos de nuestros corazones, pensamientos y carne con los que hemos vivido tanto tiempo. Debemos dejar de lado nuestros pensamientos antiguos como hizo Abraham, dejando la casa de su familia, en su tierra, pero eso es muy difícil. Lo primero que debemos hacer mientras vividos una vida espiritual después de recibir la remisión de los pecados es deshacernos de nuestros pecados, pero solo una persona que lo ha intentado sabe lo difícil que es. Ocurre lo mismo con nuestros hermanos y hermanas laicos, pero especialmente los que han terminado su formación en la escuela de las misiones deben vivir esta vida espiritual obedeciendo las instrucciones de la Iglesia como trabajadores a jornada completa de la Iglesia. Será difícil obedecer porque tienen que dejar muchas cosas más que otras personas. Sin embargo, esta vida de fe que obedece lo que manda la Iglesia, va donde la Iglesia y dice y viene cuando la Iglesia lo dice, no es fácil. Estamos satisfechos estemos donde estemos siempre que podamos servir al Evangelio, ya que lo que debemos hacer es predicar el Evangelio. Si la Iglesia nos dice que vayamos a servir a un lugar en concreto, debemos hacerlo.
Es muy difícil separarnos después de haber vivido juntos durante mucho tiempo. Especialmente un trabajador que sirve al Señor experimentará esta separación difícil porque tiene que ir a diferentes sitios muchas veces para predicar el Evangelio. Yo también he vivido en muchos sitios después de encontrar al Señor, pero tiene sus ventajas. Estar en un mismo sitio se hace pesado y a veces cambiar de ambiente está bien. Sin embargo, sé que los hermanos que se van a graduar de la escuela de las misiones tendrán dificultades porque no se han movido mucho. Las ovejas también tienen mucho miedo cuando entran en un lugar extraño por primera vez. Hay mucha emoción y expectación sobre dónde uno irá a parar, pero también hay miedo y preocupación por acabar en un sitio donde uno nunca ha estado. Dejar la tierra donde uno ha vivido tanto tiempo es muy duro y difícil.
Sin embargo, la obra del ministerio no solo es difícil ya que la Iglesia de todo el país es una. Es bueno. No tienen que preocuparse porque trabajarán en la Iglesia de Dios vayan donde vayan. No tienen nada de lo que preocuparse porque la Iglesia lo ha preparado todo cuando les manda a algún lugar. Los hermanos y hermanas que han recibido la formación primero servirán al Señor en sus posiciones respectivas y los trabajadores que acaban de recibir la formación recientemente seguirán siendo formados en diferentes facetas por sus predecesores. Después de todo, ellos también tienen que dejar la casa de sus padres y familias en su tierra.
Esta Palabra no está limitada a los aspectos espirituales. Esta es la Palabra que Dios le dio a Abraham cuando le dijo que abandonase todas sus relaciones con su familia carnal. Como era un hombre de Dios, Abraham tuvo que dejar su patria donde había nacido, El lugar donde su familia carnal vivía y el lugar donde fue educado. No debió ser fácil para Abraham alejarse de su familia amada para ir a una tierra extranjera donde nunca había estado.
No es tan difícil dejar a la gente que no ha nacido de nuevo espiritualmente aunque sean padres biológicos. Cuando somos educados espiritualmente en el lugar donde nacemos de nuevo y tenemos que irnos, debemos hacerlo con un corazón lleno de gozo como un niño que ha crecido y tiene que irse de su casa cuando es adulto. No quiero que ignoren y se olviden de la Iglesia donde nacieron de nuevo y donde se les educó, sino que deben predicar el Evangelio a más personas en un nuevo lugar con esta Iglesia como su base. Dios vivirá con ustedes y les bendecirá si lo hacen. Dios bendice a las personas que les bendicen a ustedes y a las que nazcan de nuevo a través de ustedes. Dios ha prometido bendecir a los que nos bendicen y maldecir a los que nos maldicen.
 
 

Debemos deshacernos de nuestros pensamientos carnales

 
Lo más importante al vivir nuestras vidas de fe es deshacernos de nuestros pensamientos carnales. Este es el primer paso en nuestra vida espiritual que empieza cuando salimos de nuestro país, nuestra familia y la casa de nuestros padres. Por supuesto es muy difícil. Pero debemos salir. Es muy difícil deshacernos de nuestros pensamientos, pero debemos deshacernos de ellos. Debemos deshacernos de nuestros hábitos y pensamientos viejos. Una persona que ha nacido de nuevo debe tener nuevos pensamientos y fe y sigue las nuevas enseñanzas de la Palabra de Dios. Todo es nuevo después de recibir la salvación. Se conoce a personas nuevas, se va a la Iglesia, hay un nuevo ambiente y por tanto todas las cosas se hacen nuevas. Los que han nacido de nuevo deben tener nuevos pensamientos siempre y seguir al Señor con una fe nueva. Seguir a Dios por fe significa seguir la Palabra de Dios, y esto significa seguir las palabras del líder que les guía con la Palabra y seguir las instrucciones de la Iglesia.
 
 

Deben saber dónde pertenecen

 
Hay muchas personas a las que se les obliga a jubilarse. Se les obliga a jubilarse aunque sean jóvenes y algunas personas son despedidas en vez de jubiladas. A menudo vemos como hay personas que se rebelan contra la organización o empresa a la que pertenecen. Por ejemplo, hay ejemplos de personas que son despedidas por querer imponer cambios y exponer la corrupción que conocen y han experimentado. Vemos ejemplos donde no se les vuelve a contratar cuando se les acaba el contrato aunque hayan ganado la batalla legal. Y hay muchas personas que se quedan sin trabajo porque los trabajadores de esa empresa forman un sindicado y provocan disputas laborales incluso hasta el punto de destruir la empresa porque no tienen la “propiedad” de esa empresa y piensan: “Esta empresa solo pertenece a su propietario y por tanto tengo que pensar en mí mismo primero”. El movimiento sindical en nuestro país es muy famoso por su violencia. Hay muchas empresas extranjeras que ya no quieren hacer negocios en Corea y se han ido; dicen que no pueden tener empresas normales en Corea a causa de sus sindicatos violentos. Por supuesto, sus empleados tienen el derecho de pedir que se cambie el tratamiento injusto. Pero lo importante es que las empresas no pueden derrumbarse porque sus empleados las vean como el enemigo o un objeto de disputa por no ser propietarios.
Podemos ver un ejemplo. Toda organización social puede verse como un barco y sus miembros como los marineros. Es decir, cada uno tiene una posición y responsabilidad diferente, pero todos son parte del destino común. ¿Qué pasaría si cada miembro de la tripulación buscase su propio bien y amenazase con hacer un agujero en el barco y lo hiciese? Que el agua entraría en el barco y todos morirían. ¿Cómo de estúpido es esto? Pero estas cosas pasan a menudo.
Les estoy contando esto como un ejemplo. Esto se deba a que les quiero decir algo a los hermanos que van a ser ministros después de ser formados en la escuela de la misión, y a los hermanos y hermanos que están siendo formados ahora. No todo lo que hace la Iglesia de Dios puede satisfacerles a todos. Y por tanto pueden no estar satisfechos con las cosas que hace la Iglesia a veces y desear dejarla en su corazón. Pero debemos saber dónde debemos estar y no salir de allí. Debemos tener un corazón que quiera estar donde pertenece en vez de ser orgulloso. Quiero que piensen de esta manera. Ya estén en una empresa o en una iglesia, una persona que no sienta que pertenece a un sitio no es nada. Diga lo que diga la gente, esta Iglesia a la que pertenecemos es la Iglesia de Dios, es la Iglesia donde la Palabra de Dios está presente, y la Iglesia que predica el Evangelio. Sea cual sea la Iglesia a la que se le envíe en este país para trabajar, esa es su Iglesia, a la que deben cuidar, encargarse de ella; y deben recordar que la Iglesia a la que pertenecen es su cuerpo.
Debemos intentar no encontrar las debilidades, corrupciones, iniquidades de los demás mientras vivimos juntos en Dios. Por supuesto, la gente que ha nacido de nuevo no tiene mucha corrupción. Pero si se piensa que los demás están llenos de iniquidades mientras que uno mismo no es así y se intenta destrozar a los demás, entonces esta persona se quedará sola y será rechazada cuando se encuentre con cualquier dificultad. Deben saber que serán rechazados si rechazan a los demás. Les estoy diciendo esto porque pueden creer correctamente en la Palabra cuando se quedan en la Iglesia juntos y tienen una fe unida y tienen un corazón y un sentido de pertenecer a una familia.
Encontramos cosas positivas y negativas mientras vivimos una vida espiritual en la Iglesia, el cuerpo de Dios. Pero si no podemos tolerar estas cosas e insistimos en que la otra persona no tiene la razón y que solo la tenemos nosotros, entonces nosotros somos el problema y no la otra persona. Por eso debemos abandonar nuestros pensamientos propios, nuestros criterios y hábitos y seguir la Palabra de Dios mientras vivimos esta vida espiritual en la Iglesia de Dios, y debemos saber que somos un cuerpo en la Palabra de Dios y recordar que es “mi Iglesia”. Solo entonces podremos ver las cosas positivas de los demás santos y las cosas admirables que hacen en vez de sus iniquidades. Y pronto podremos ver esta fe tan admirable y aprender de ella y recibir una influencia admirable sin saberlo. Por tanto, uno puede crecer correctamente y servir al Señor con lealtad en la posición que Dios ha establecido. Por tanto, debemos saber dónde pertenecemos.
 
 

Debemos dejar todas las cosas carnales y vivir la vida espiritual convirtiéndonos en uno con la Iglesia de Dios

 
Dios le dijo a Abraham:
“Vete de tu tierra
y de tu parentela,
y de la casa de tu padre”. Dios le dijo a Abraham que dejase todas las cosas carnales con las que solía vivir y a todas las personas con las que solía vivir, como sus padres y familiares carnales que no habían nacido de nuevo, y su tierra. La nueva tierra en la que Abraham viviría era la tierra de Canaán. Abraham sabía y creía en esto y siguió la Palabra de Jehová Dios. Y su sobrino Lot también decidió seguirle. En aquel entonces, Abraham tenía 75 años.
¿Durante cuánto tiempo vivió Abraham? Está escrito en el Libro de Génesis 25:7-8: «Y estos fueron los días que vivió Abraham: ciento setenta y cinco años. Y exhaló el espíritu, y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de años, y fue unido a su pueblo». Cuando Abraham murió tenía 175 años. Abraham vivió 100 años más después de salir de su tierra. Incluso cuando uno es un joven adulto es muy difícil dejar la casa de nuestros padres en nuestra tierra. Dejar a los padres no es fácil para nadie. Pero Abraham lo hizo porque creyó y siguió solamente a Dios.
Todos hemos recibido la remisión de los pecados. Y todo el mundo que ha recibido la remisión de los pecados deja el pecado y a sus padres carnales. Yo también dejé a mi familia y mi hogar; y también ustedes deben vivir esta vida espiritual centrada en el hecho de que Abraham dejó su tierra. Debemos unir nuestros corazones con el hecho de que Abraham siguió a la Palabra y debemos seguir la Palabra de la misma manera. Seguir la Palabra es de lo que se trata la fe y la creencia. Por otro lado, una fe y una creencia falsas no siguen a la Palabra de Dios. Quiero que todos ustedes sigan a Dios y vivan por fe. Deben recordar que deben seguir la Palabra de Dios para vivir esta vida espiritual.
Y deben recordar que deben dejar la casa de sus padres. Deben dejar sus pensamientos, sus cosas carnales y todas las cosas de su pasado. Quiero que sepan que deben creer en Dios, seguir la Palabra y estar con la Iglesia, y esta es la verdadera creencia y fe. Quiero que crean.