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ስብከቶች፤

Tema 9: Romanos

[Capítulo 4-1] Introducción a Romanos Capítulo 4

En Romanos 4:6-8 Pablo habla acerca de la gente bendecida ante Dios. Una persona que ha sido verdaderamente bendecida delante de Dios, es aquella cuyas obras ilícitas han sido perdonadas y cuyos pecados son cubiertos. Así que Pablo declara, “Bienaventurado el varon a quien el Señor no inculpa de pecado” (Romanos 4:8).
Entonces Pablo introduce a Abraham como una persona bendecida. Usando a Abraham como una persona típica en la Biblia, Pablo explica cual es la fe verdadera y bendecida. Abraham tendría algo de que jactarse si sus propias obras lo hubieran justificado, pero en realidad, no fue así. La justicia de Dios que él obtuvo, solo fue posible por creer en la Palabra de Dios.
La Biblia indica que la fe por la cuál uno puede ser justificado y bendecido es la fe genuina en las palabras de Dios, igual a la fe de Abraham. En este capitulo, el apóstol Pablo habla acerca de cómo uno puede obtener la justicia de Dios en el corazón, creyendo en sus palabras.
No existe alguien que nunca peque mientras viva en la tierra. Más aún, nosotros, la gente, comete tantos pecados como las gruesas nubes que cubren los cielos. En Isaías, está escrito que nuestros pecados y trasgresiones son como densas nubes (Isaías 44:22). Así, no existe nadie entre toda la humanidad que pueda escapar del juicio de Dios sin creer en la justicia de Jesucristo.
El bautismo que Jesús recibió y su sangre sobre la cruz cumplieron la justicia de Dios. Ambos cometen pecados, aquellos que han recibido la remisión de pecados y aquellos que no han recibido la remision de pecados sin excepcion. Más aún, cometemos pecados de los que ni siquiera nos damos cuenta y por lo tanto, estábamos destinados a ser juzgados por esos pecados.
Debe uno tener en cuenta que si una persona tiene tantito pecado, él/ella tiene que morir delante de la justicia de Dios. Fue dicho en la Biblia que la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23), y por lo tanto nosotros debemos entender y creer en la ley de Dios. Debemos pagar el precio de los pecados que hemos cometido con nuestras mentes y obras, y solo cuando hayamos pagado la deuda por el pecado, el problema del pecado será solucionado. Por otro lado, no importa que tan duro tratemos, si continuamos sin pagar la deuda del pecado, el asunto del juicio por el pecado nunca llegará al fin. Lo que debemos saber es que aún si una persona cree en Jesús, pero aún tiene pecado, será juzgado por sus propios pecados.
Vivimos en este mundo que esta inundado con toda clase de pecado: pequeños y grandes, obvios y sutiles, voluntaria e inevitablemente. No podemos sino admitir el hecho de que deberiamos ser condenados a muerte por causa de nuestro propio pecado de acuerdo a la ley de Dios, “la paga del pecado es muerte.”
Si uno desea que todos sus pecados sean cubiertos, él/ella deben recibir la remisión del pecado, creyendo en la justicia de Dios, la cuál viene del agua, la sangre y el Espíritu Santo. Aquel que ha obtenido la remisión del pecado, creyendo en la justicia de Dios es capaz y califica apropiadamente para ofrecer el sacrificio de alabanza a Dios continuamente, incluyendo mis pecados como nubes, ya que él ha tomado todos los pecados por su bautismo, sangre y resurrección, nosotros por lo tanto venimos a dar gracias ante Dios quien nos ha dado vidas eternas. 
Si Jesucristo no hubiera tomado todos los pecados en el río Jordán, al ser bautizado por Juan y haber muerto en la cruz, habríamos pagado la deuda por el pecado en el infierno. ¿Cómo podríamos alabarlo, si él no hubiera borrado todos nuestros pecados completamente? ¿Sería posible venir ante nuestro santo y sagrado Dios si nuestros corazones estuvieran llenos de pecado? ¿Podríamos realmente ofrecer el sacrificio de alabanza a su justicia diciendo, “¡Él ha perdonado todos nuestros pecados!” cuando todavía tenemos pecado en nuestro corazón? No.
Pero ahora, lo podemos alabar en su justicia. Todo esto ha sido posible porque creemos en el regalo de la justicia de Dios, con el cuál hemos sido revestidos.
 


Pablo dijo que nosotros habíamos obtenido la Justicia de Dios, creyendo en lo que Dios ha hecho

 
“¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios y le fue contado por justicia. Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” 
Aquí, Pablo explica como ser justificado, tomando a Abraham como un ejemplo. Es razonable que uno reciba el salario apropiado por su trabajo. Sin embargo, esto es totalmente un regalo de Dios y no el pago de nuestras obras, que fuimos hechos para ser justos por medio del nuevo nacimiento, sin hacer ningún bien o viviendo una vida perfecta delante de Dios.
Pablo el apóstol dijo, “Pero al que obra, no se le cuenta el salario como en gracia, sino como deuda.” Esto habla acerca de cómo un pecador obtuvo la salvación del pecado, a través del bautismo de Jesucristo y su sangre sacrificial. Esta salvación fue dada como una bendición para la remisión del pecado, para todos los que creen en la justicia de Dios.
La salvación de un pecador es el regalo incondicional de la justicia de Dios. Alguien que ha nacido como pecador, no tiene otra opción que pecar, y él/ella no tiene otra opción que confesar a Dios que son inevitablemente pecadores. Los pecados de tal pecador no pueden desaparecer solo porque él/ella diligentemente, hacen oraciones de arrepentimiento, creyendo algunas doctrinas cristianas que prevalecen.
Un pecador no puede jactarse acerca de su propia justicia ante Dios. “Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia” (Isaías 64:6). Así, un pecador no tiene otra opción que creer en la justicia de Dios, la cual fue cumplida por el bautismo de nuestro Señor en el río Jordán y su muerte expiatoria sobre la cruz. Sólo entonces puede uno ser perdonado por todos sus pecados, por la fe en la justicia de Dios. No hay nada más que pueda hacer un pecador para obtener la justicia de Dios. Tu remisión del pecado sólo puede ser obtenida creyendo en la justicia de Dios.
Todos los pecadores tienen la capacidad de encontrar su justicia a través del bautismo de Jesucristo y su sangre expiatoria sobre la cruz. Por lo tanto, es la fe en la justicia de Dios que hace posible que un pecador obtenga la salvación del pecado. Esta es la verdad. Este es el regalo de la justicia de Dios.
 


El apóstol Pablo habla acerca de como los Pecadores obtienen la salvación de todos sus Pecados

 
Pablo explica esto usando a Abraham como un ejemplo típico. “Pero al que obra no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda.” El apóstol Pablo esta diciendo que nadie puede obtener la justicia de Dios haciendo cierta clase de obras legalistas. La única forma en que alguien puede obtener la justicia de Dios, es creyendo en las justas palabras de la circuncisión espiritual.
La justicia de Dios es la verdad que no puede ser obtenida por esfuerzo u obras humanas. El regalo de la justicia de Dios fue de la siguiente manera: Tú y yo éramos gente que estaba destinada para entrar a la destrucción eterna, pero nuestro Salvador Jesucristo tomó todos los pecados a través de su bautismo, realizado por Juan en el río Jordán. Entonces, él llevó todos los pecados sobre sus espaldas a la cruz, donde él dio la paga por el pecado con su sangre. De este modo Jesús cumplió toda la justicia de Dios. Todas sus obras de justicia habían completado la justicia de Dios que salvó a los pecadores de la muerte eterna.
 

¡Aquellos que crean en las palabras de Dios Pueden obtener la justicia de Dios!
 
El versículo 5 afirma, “mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.”
En esta parte, el apóstol Pablo explica el camino a la justicia de Dios, usando al impío como un ejemplo. ‘Los impíos’ son aquellos que no solo no temen a Dios, sino que andan en libertinaje a través de sus vidas. Las palabras de Dios que dicen que toda la gente nació como una “masa de pecado” ciertamente son verdad. Más aún, también es correcto que la verdadera naturaleza de la humanidad es que no tienen otra opción que pecar hasta que reciban el temeroso juicio de Dios. Sin embargo, si Dios llama, a los impíos, como limpios y nos toma nuestra fe por justicia, ¿qué más puede hacer esto posible, excepto la justicia de Dios?
Nuestro Señor nos habla a nosotros, los impíos. El mismo Señor tuvo que bautizarse en el río Jordán por Juan el Bautista, el último sumo sacerdote del Antiguo Testamento, para hacerse cargo de todos los pecados del mundo. Él también tuvo que dar la paga de nuestros pecados con su derramamiento de sangre expiatoria en la cruz para cumplir sus palabras, “La paga del pecado es muerte.” ¿Crees que Jesús dio la paga del pecado con la justicia de Dios, por el bautismo que él recibió y su sangre sobre la cruz? Dios considera la fe de aquellos que creen en su justicia, por justicia. Esto no es un insistir obstinado, sino un acto hecho de la justa misericordia de Dios.
Por lo tanto, para una persona que cree en la justicia de Dios, Dios Padre dice, “Correcto, tú eres mi gente. Tú crees en mi justicia. Ahora tú eres mi hijo. Estas limpio. ¿Por qué? ¡Porque Yo te he limpiado, haciéndome cargo de todos tus pecados por el bautismo de mi Hijo y su sangre! Él también pagó el precio de tus pecados con su sangre derramada de acuerdo a las palabras, ‘la paga del pecado es muerte.’ Él se levanto de entre los muertos por ti. Por lo tanto, él es tú Salvador y Dios. ¿Crees en esto?”
“Si, Yo soy.” Entonces él continuará, “Yo te di mi justicia, cumplida por las justas obras de mi hijo. Ahora tú has llegado a ser mi hijo, yo te he adoptado con el agua y la sangre de mi hijo.”
Toda la humanidad es impía ante Dios. Sin embargo, nuestro Señor Jesús se hizo cargo de todos los pecados de los impíos-ambos, los pecados que ya habíamos cometido y los pecados que cometeremos en el futuro-de una vez por el bautismo que Juan le dio a él. Más aún, Dios vistió a todos aquellos que creen en la justicia de Dios con su justicia y de esta manera los salvó de todos sus pecados. “pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús, porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos” (Gálatas 3:26-27). Ahora la cuestión es si realmente creemos en la palabra de Dios con nuestros corazones o no. Llegamos a ser justos si creemos, pero si no, venimos a perder la justicia de Dios.
 

Aún los impíos en la vista de Dios…
 
Aún a aquellos que son impíos ante Dios, él prometió que su justicia llegaría a ser suya, si tan sólo creían que Jesús se hizo cargo de los pecados del mundo de una sola vez, al ser bautizado en el río Jordán. Dios en verdad dio su justicia a cada creyente. Cualquiera que crea en la justicia de Dios recibe salvación de todos sus pecados en este mundo. Nuestro Padre Dios les dijo a aquellos que creían en su justicia que ellos son sus hijos. “Si, ahora tú no tienes pecado. Mi hijo Jesús te salvó de todos tus pecados. Tú eres justo. Tú has sido salvado de todos tus pecados.”
Aún si somos impíos, Dios sella su justicia sobre nosotros para confirmar que somos justos. La justicia de Dios es eterna. El Señor Jesús verdaderamente ha hecho el trabajo correcto para toda la humanidad. La gente de este mundo fue salvada de todos los pecados terrenales por la justicia de Dios. Dios considera las almas de los impíos como sin pecado, cuando mira su fe en la justicia de Dios. “Bienaventurado el varon a quien el Señor inculpa de pecado,” porque él ha adquirido la bendición de la justicia de Dios por fe.
Dios nos pregunta, “¿Eres piadoso?” Entonces, admitimos el hecho de que somos impíos a la vista de Dios. Cuando reconocemos este hecho, llegamos a ser agradecidos porque Jesús fue bautizado por los pecadores, derramó su sangre en la cruz y fue la justicia de Dios la que se encargó de todos los pecados del mundo; no nuestros propios esfuerzos. Sin embargo, si pensamos que somos gente que puede obedecer la ley muy bien, nunca podremos ser agradecidos, ni tener fe en su justicia.
Alguien que cree en la justicia de Dios que “justifica al impío,” él/ella llega a obtener su justicia como un regalo. La justicia de Dios será dada como un regalo a aquellos que creen en la redención y juicio de Jesucristo, pero a aquellos que no creen en la justicia de Dios, todas las bendiciones y la gracia de Dios permanecerán cerradas.
Aún para una persona justa nacida de nuevo, la justicia de Dios que fue establecida por Jesús es esencial día a día, ya que aún nosotros que creemos en la justicia de Dios somos gente que peca cada día mientras estamos en este mundo. Por lo tanto, necesitamos reacordarnos, cada día, a nosotros mismos de las gozosas noticias de la justicia de Dios en que Jesús se hizo cargo de todos nuestros pecados por su bautismo y su sangre sobre la cruz. Cada vez que oímos las buenas nuevas, se refresca nuestra alma y se refuerza el corazón con una fuerza desbordante. ¿Entiendes el pasaje, “mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia”? Esta escritura habla a toda la gente en este mundo.
La Biblia habla en detalle acerca de como alguien puede obtener la justicia de Dios a través del ejemplo de Abraham. Sin embargo, se dijo que alguien “que trabaja” confronta a Dios, en lugar de estar agradecido por la salvación de Dios. Alguien “que trabaja” no cree en la justicia de Dios y por esto no tiene gratitud. Lo que el versículo 4 dice es que una persona que trata de ir al cielo por medio de las buenas obras que él hace, no necesita la justicia de Dios. 
¿Por qué? Porque no puede encontrar la justicia de Dios, ya que él/ella tratan de limpiar sus pecados por medio de sus buenas obras y haciendo oraciones de arrepentimiento cada día por ellos mismos. Tal persona no quiere aceptar la justicia de Dios completamente, ya que esta persona no quiere hacer a un lado su voluntad, sus propias obras virtuosas aparentes. En lugar de eso, a través de oraciones de arrepentimiento, él/ella tratan de ganar la salvación de su alma mientras lloran y ayunan. Por lo tanto, la salvación de Dios es dada sólo a aquellos que verdaderamente creen en sus palabras de justicia.
 

¡ Pero al que obra no se le cuenta el salario como gracia!
 
“mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” (Romanos 4:5).
Hermanos, esta escritura esta relacionada a una persona que reconoce a Dios y que cree en las palabras de Dios, como lo hizo Abraham. Creemos en el Señor de la salvación, quien salvó al impío. Existen dos clases de creyentes cristianos en este mundo. En el versículo 4, viene uno “que trabaja,” y tal persona no considera la salvación como un regalo, sino como deuda. Ya que tal gente quiere ser reconocida por sus obras virtuosas delante de Dios después de creer en Jesús, son aptos para rechazar la salvación de la justicia de Dios. ¿Qué clase de tu sacrificio, piensas que es necesario para recibir la justicia de Dios?
Si tú caminas ante Dios sosteniéndote de tus buenas obras, tú te acabas de volver un pecador, por no haber obtenido la justicia de Dios. ¿Sabías que la doctrina de la santificación, la cual es apoyada por la mayoría de los cristianos, los induce a la realización excesiva de las obras virtuosas, convirtiéndoles en enemigos de Dios ya que confrontan el regalo de la justicia de Dios? La Biblia no afirma que gradualmente podemos obtener la justicia de Dios. Ni dice que podamos obtener la justicia de Dios por nuestras obras.
Los que apoyan las “obras humanas” enseñan que puedes llegar a ser santificado a través de oraciones de arrepentimiento. Dicen que puedes ser más justo, si tú vives una vida limpia y que puedes ser salvo si vives piadosamente hasta que mueras, aunque Jesucristo ha eliminado tus pecados.
Sin embargo, la justicia de Dios es incompatible con las obras humanas. Aquellos quienes confrontan la justicia de Dios se hacen aliados con el demonio. Ya que tal persona rechazó la justicia de Dios, ellos no pueden recibir la remisión de pecados ante el Señor.
Hermanos, éramos 100% impíos. Sin embargo, la realidad es que mucha gente mal interpreta la justicia de Dios y por lo tanto se están caminando sobre el camino equivocado de fe. Ya que mucha gente piensa que de alguna manera piadosa, ellos no creen en la justicia de Dios. Piensan que pueden ser perdonados por sus pecados diarios y futuros, diciendo oraciones de arrepentimiento por su cuenta. Esta gente cree que existe una pequeña cantidad de piedad en ellos, así que ponen por delante sus buenas obras sin buscar y creer en la justicia de Dios.
¿Qué clase de persona puede ser justificada? Aquellos que no son buenos para hacer oraciones de arrepentimiento pueden llegar a ser justificados. Esto no significa que uno no necesita hacer oraciones de confesión. Yo espero que tú no me mal interpretes acerca de esta parte. Más adelante trataré con el asunto de ‘la vida del justo.’ Aquellos que confrontan la justicia de Dios piensan elevadamente de cómo hacer ciertas obras virtuosas, hacen oraciones de ayuno o viven vidas piadosas.
Sin embargo, sólo aquellos que saben que sus obras fueron insuficientes pueden llegar a ser justificados de un estado pecaminoso, recibiendo el regalo de Jesús de la remisión de pecados en sus corazones. La única cosa que tenemos que hacer es creer en la justicia de Dios y saber que no hay nada de que jactarse en nuestra propia justicia. Lo que tenemos que reconocer ante Dios es, “¡Oh, Dios! Hemos cometido tales pecados. Somos pecadores que continuaremos pecando hasta que muramos.” Esa es la única cosa que debemos confesar honestamente. Y la otra cosa que tenemos que hacer es creer que Jesucristo cumplió completamente su justicia. 
Por creer en la justicia de Dios, cada pecador puede recibir la salvación completa de todos sus pecados. Alabamos por fe la justicia de Jesucristo, ya que nosotros que íbamos a perecer en medio del pecado, obtuvimos salvación de todo el pecado.
 

¿Quién es una persona verdaderamente Bendecida?
 
¿Quién es una persona bendecida ante Dios? La Biblia define a una persona bendecida de la siguiente manera. “Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos.” Aún si alguien no ha sido capaz de hacer ninguna buena obra a la vista de Dios, tiene insuficiencias e iniquidades, o no ha sido capaz de guardar parte o toda la ley de Dios, Dios dio la bendición de la remisión de pecados para las vidas de los creyentes que tienen fe en la justicia de Dios, la cual eliminó todos nuestros pecados por el bautismo y la sangre de Jesús sobre la cruz. Esta clase de personas creen en la justicia de Dios y son las más bendecidas ante Dios, ya que han recibido la bendición especial ante él de entre un número incontable de personas. Hemos obtenido la salvación de todos nuestros pecados, creyendo en la justicia de Dios. Creemos que Dios ha dicho eso. ¿Tenemos algo más que añadir a sus palabras, aún si Dios lo ha dicho? No.
Existe mucha gente en este mundo quien aún trata de obtener la salvación por medio de las buenas obras, aunque ellos confiesan que Jesús es su Salvador.
¿Existe algo más para complementar la verdad de Dios de la salvación del pecado, que diga que Jesús fue bautizado por Juan, derramó sangre en la cruz y resucitó de entre los muertos? No, no lo hay.
Sin embargo, los cristianos de la actualidad están muy confundidos acerca de la parte de creer en la justicia de Dios. La gente sabe que pueden obtener salvación creyendo en Jesús. Pero, por otro lado, continúan pensando que es esencial para su salvación el deber ser santificado gradualmente, vivir virtuosamente, y guardar la ley con las palabras de Dios, una vez que empiezan a creer en Jesús. De esta manera, la gente esta muy confundida.
Aún si lo que dicen parece similar a lo de los justos, esta lejos de ser la fe que conoce y cree en la justicia de Dios. ¿Cómo puede una persona creer en el Señor bien? Sólo es posible cuando tenemos la fe genuina en las palabras del agua y el Espíritu que contiene la justicia de Dios y así recibe la salvación de todos sus pecados. La verdad de Dios nos permite obtener la salvación de todos los pecados por nuestra fe en su bautismo y la sangre en la cruz, en la cual la justicia de Dios es revelada con pureza.
Debemos echar fuera las doctrinas cristianas absurdas sobre la santificación gradual, elección incondicional y justificación nominal, o la fe falsa que dice que uno eventualmente puede obtener la salvación del pecado absteniéndose de comer puerco o guardando el Sabbat. Debemos de alejarnos de aquellos que hablan esta clase de tonterías. No existen conclusiones o respuestas correctas a sus pláticas.
¿Hermanos, es la fe correcta o no, que obtengamos la salvación del pecado, creyendo en la justicia de Dios, sin haber realizado algo virtuoso? —Si, esa es la fe verdadera.— ¿Qué clase de obras hemos hecho para obtener la justicia de Dios? ¿Hemos hecho alguna buena obra ante Dios? —No.— ¿somos perfectos por nosotros mismos, aún en nuestros pensamientos? —No, no lo somos.— ¿acaso esto significa que debemos vivir como queramos? —No.— significa que debemos llegar a ser verdaderos hijos de Dios, sólo por creer en su justicia, obteniendo la remisión del pecado y recibiendo al Espíritu Santo como un regalo de la fe correcta.
Está bien tener vidas buenas. Sin embargo, aún si una persona no trabaja, si él/ella aún creen en la justicia dada por Jesús, entonces él/ella es una persona bienaventurada que ha sido salvada de todo pecado. Originalmente todo el mundo es incapaz de vivir una vida buena. Por lo tanto, Dios tuvo compasión de nosotros y envió a Jesús a este mundo, haciendo que él se bautizará por Juan el Bautista, para que él pudiera hacerse cargo de todos los pecados del mundo. Dios hizo que Jesús cargara los pecados a la cruz y arreglara el problema del pecado.
En los proverbios Orientales, existe un dicho, “uno debería de sacrificar su vida por el bien de otros.” Cuando alguien se ahoga después de salvar a alguien que se estaba ahogando, lo alaban por su benevolencia sacrificial. Hermanos, lo que esto significa es que aunque es natural salvar a una persona que se esta ahogando, tendemos a pensar de más.
Aqui hay otro viejo refrán llamado, ‘Ingwa-eungho,’ Quiere decir que si una persona lleva una vida buena, entonces él/ella será bendecida en el futuro, pero castigada si él/ella se comportan mal. Hermanos, ¿existe realmente una persona que verdaderamente de su vida por la de otra persona? Aún en el caso del amor heterosexual, hombres y mujeres se aman y se cuidan porque conviene a sus gustos. De igual manera toda la gente es egocéntrica.
Por lo tanto, Dios dice que no puede existir ninguna virtud dentro de los humanos y que debemos examinar cuidadosamente si realmente dependemos y creemos en su justicia, la cuál ha eliminado aún nuestros pecados más malvados, aunque realmente nunca hemos hecho ninguna clase de virtudes. Debemos obtener la salvación de todos nuestros pecados, creyendo en la justicia de Dios, que él nos ha dado. 
 

Deberías de recibir la remisión de todos los Pecados de las obras impías
 
¿Cuales son las obras impías ante Dios? Todas las cosas equivocadas que hemos cometido a la vista de Dios son obras impías.
¿Cómo podemos cubrir nuestros pecados ante Dios? ¿Puede un chaleco grueso a prueba de balas cubrir nuestros pecados? ¿O puede una armadura de 1 metro de grueso, hecho con el metal más fuerte, cubrir nuestros pecados a la vista de Dios? Hermanos, siempre que hacemos buenas obras, ¿acaso ellas cubrirán nuestras malas acciones y culpas que hemos cometido ante Dios? No. Las buenas obras de la humanidad no son nada más que auto-consolación. Uno no puede escapar del justo juicio de Dios, consolando nuestras propias conciencias por medio de las buenas obras.
“Bienaventurados aquellos… cuyos pecados son perdonados.” Esto es lo que fue dicho en la Biblia. Hermanos, si nosotros quisiéramos cubrir nuestros pecados, la única forma de hacer eso es creer en la justicia de Dios por la cual él nos salvó. Esta justicia de Dios incluye la venida de Jesucristo a este mundo para ser bautizado, el que él se haya hecho cargo de nuestros pecados y su muerte vicaria sobre la cruz. Esto es porque Jesús se encargó de todos los pecados del mundo por medio del bautismo y porque él recibió el juicio por medio de su muerte sobre la cruz. Esta es la justicia de Dios. Todos los pecados son cubiertos cuando uno cree en su justicia.
Aún si una persona trata de cubrir sus pecados con sus buenas obras, no sirve de nada ante Dios. Sólo las obras justas del bautismo y la sangre de Jesús pueden cubrir los pecados tuyos y míos. Estábamos para ser juzgados, destruidos e ir al infierno y recibir la ira furiosa de Dios debido a nuestros pecados, pero Jesús vino a este mundo y cumplió la justicia de Dios por nosotros, siendo bautizado por Juan el Bautista y muriendo en la cruz. Tú debes de creer en esto. Podemos obtener la cobertura de nuestros pecados por la fe en la justicia de Dios. ¿Por qué? Porqué la justicia de Dios ya realizó la justa compensación por todos los pecados del mundo, a través de su bautismo y el derramamiento de sangre. Tú y yo podemos obtener la cobertura de nuestros pecados creyendo en esta verdad.
¿Qué clase de persona es bienaventurada? Una persona con esta clase de fe es bienaventurada. “Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas y cuyos pecados son cubiertos, bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado.” Una persona con esta clase de fe, es una persona bienaventurada y feliz. ¿Tienes esta clase de fe? Una persona realmente bendecida es alguien que ha tomado las palabras de que Jesucristo nos salvó por agua y el Espíritu Santo en su corazón. Alguien que recibe a Jesucristo junto con su agua y la sangre en su corazón y habita dentro de Jesucristo es una persona realmente bendecida.
Por fe, nosotros los creyentes en la justicia de Dios hemos recibido esta sorprendente salvación, la cual no contiene ni el más pequeño pensamiento o virtud humana. Solo una persona verdaderamente bendecida cree en esta fe, la guarda en su corazón y puede predicar el verdadero evangelio. 
Hermanos, ¡nunca trates de llegar a ser un hijo de Dios o a ser salvo del pecado, añadiendo ciertas obras virtuosas de ti mismo a su gracia! ¿Eres virtuoso? Es arrogancia si uno trata de ser virtuoso, aunque él/ella no lo son en realidad y piensas que lo pueden ser. Si una persona recibe un gran diamante de un millonario como regalo, la única cosa que la persona pobre necesita hacer es decir “Gracias.” Lo mismo se aplica a la justicia de Dios.
Romanos capítulo 4 habló acerca de la gente que era bendecida por Dios. Tal gente ha sido salvada de todo el pecado creyendo en las palabras del evangelio que contiene la justicia de Dios. 
Yo espero que esta bendición llegue a ser tuya.
 
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La justicia de Dios es revelada en Romanos - Nuestro Señor Quien Llego a Ser la Justicia de Dios (I)