(Génesis 1, 1-5)
«En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día».
Creemos que el Dios que creó el universo es nuestro Dios. Si esto es cierto, entonces debemos averiguar cómo podemos conocer a este Dios y cómo debemos seguirle. En otras palabras, ¿por qué debemos creer en Dios el Creador y seguirle? La respuesta a esta pregunta es la siguiente: debemos conocer a este Dios, nuestro Creador, y seguirle basándonos en Su Palabra escrita en la Biblia. Dicho de otra manera, solo cuando nos damos cuenta de la Palabra de Dios, que nos creó y nos ha salvado de los pecados a través del Evangelio del agua y el Espíritu, podemos vivir por fe.
Dios nos creó y nos ha redimido de todos los pecados, y a través de Su Palabra bendice a todo el que cree en el Evangelio del agua y el Espíritu. Dios se nos ha manifestado a través de Su Palabra. Dios se manifiesta a través de Su Palabra. Con esta Palabra Dios nos hace promesas a todos. Y Dios cumple estas promesas que nos ha hecho. Nuestro Dios se nos ha revelado como el Dios de la alianza. Por tanto, debemos creer que a través de Su Palabra Dios nos habla y nos hace promesas. El Dios que nos creó es un Dios santo y es el Dios que se revela a través de Su Palabra. Y por tanto, solo a través de la Palabra de Dios podemos conocer a este Dios santo, y está escrito en la Palabra de Dios que podemos borrar nuestros pecados.
El Libro del Génesis en el Antiguo Testamento empieza diciendo: «En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena». Podemos ver en este pasaje que por la Palabra de Dios, escrita aquí en Génesis 1, 3, Dios dijo que se hiciese la luz, y así estamos libres de confusión, vacío y oscuridad.
El capítulo uno de Génesis muestra el plan de salvación de Dios para la humanidad. En otras palabras, este Libro nos demuestra la salvación de la humanidad. En la creación de Dios todo fue planeado en Jesucristo, desde la tentación de Satanás a la caída del hombre, la salvación a través de Jesucristo, la adopción del hombre como hijo de Dios en Jesucristo y todas las bendiciones celestiales preparadas para los hijos de Dios en Jesucristo. Por eso Dios dijo: «Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas». En Génesis 1, 1 Dios explicó que Él es el creador de los cielos y la tierra, y luego en el versículo dos dijo: «Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo». Así Dios está hablando del estado caído de la humanidad.
La voluntad de Dios y Su objetivo para todo están escondidos en Su providencia que creó el universo. Incluso antes de hacer al hombre al principio, Dios planeó hacer a todo el mundo hijos Suyos a través de Su salvación. Así que Dios Padre lo tenía todo planeado para borrar todos los pecados a través de Jesucristo, pero también para hacernos hijos Suyos y darnos el don del Reino de los Cielos. Todo esto fue el plan increíble de Dios diseñado en Jesucristo sin la intención de ninguna criatura. De vez en cuando vemos que algunas de las cosas que queremos hacer a veces están en contra de la voluntad de Dios. Pero al final nos damos cuenta de que Dios nos da todo lo que necesitamos para vivir en este mundo según Su plan.
Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14, 6). Debemos creer solamente en la Palabra de Dios y darnos cuenta de quién es Jesucristo y seguirle. Debemos darnos cuenta de que si seguimos nuestra propia voluntad y preferencias para encontrar a Dios a nuestra manera, acabaremos cayendo en la confusión, el vacío y el pecado. Solo cuando entendemos a Dios y le seguimos según la Palabra que nos dio, podemos conocer a Dios, quien nos creó y nos salvó de todos los pecados. Por eso ahora nuestro Dios nos está guiando a través de Su Palabra. En otras palabras, a través de la Palabra escrita de Dios podemos encontrar a Jesucristo. Esto significa que sin la Palabra de Dios es imposible encontrar a Jesucristo, que nos ha salvado de los pecados.
La Biblia es un baúl con un tesoro que contiene la alianza de la Palabra de Dios prometida. Dios nos habla a través de Su Palabra y nos encuentra a través de esta Palabra. Deben entender que como Dios es verdad, nos encuentra a través de Su Palabra. Por tanto, no debemos tratar ni leer la Biblia como si fuera una novela o un libro de historia. Las Escrituras dicen: «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios» (Juan 1, 1). La encarnación de la Palabra de Dios escrita en la Biblia es el Dios que nos habló. Todos debemos darnos cuenta de esto y creer. Por eso, la Biblia que estamos leyendo es la Palabra de Dios que nos ha dado y es el testimonio de Dios que se revela a través de Su Palabra.
El plan de Dios consiste en erradicar la confusión y el vacío
Está escrito en Génesis 1, 2-5: «Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día».
En el pasaje de arriba podemos ver la voluntad de Dios manifestada en Su Palabra. Podemos ver que la voluntad de Dios para nosotros es liberar a todas las almas que están esclavizadas por los pecados. Aquí podemos ver cómo Dios está revelando Su intención, que es aclarar toda la confusión, el vacío y la oscuridad de los corazones de la gente.
¿Qué significa la luz de la que Dios habló aquí? ¿Y a quién se refiere? Esta luz mostrada en la Biblia se refiere a Jesucristo, que nos ha salvado de todos los pecados. Entonces, ¿quién está atrapado en la confusión, vacío y oscuridad profunda? Esto se refiere a nosotros, a la raza humana, que está atrapada en los pecados del mundo. Este pasaje explica que todos fuimos engañados por la tentación de Satanás, y que hay confusión, vacío y oscuridad profunda en nuestros corazones. Cuando Dios creó los cielos y la tierra y al hombre, quiso elevar a los seres humanos como hijos Suyos. Según este plan, Dios nos ha salvado de todos nuestros pecados.
Dios tenía un objetivo cuando nos creó a los seres humanos. Incluso los seres humanos no hacen nada sin un objetivo en mente. Todo el mundo tiene un objetivo cuando hace algo. Cuando Dios nos creó a los seres humanos, dijo: «Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra» (Génesis 1, 26). Este pasaje demuestra claramente que desde el principio Dios nos creó a Su imagen, y nos dio libre albedrío. En otras palabras, Dios nos está diciendo: “Os he dado libre albedrío para escoger o rechazar Mi gracia y Mis bendiciones celestiales”. Sin embargo, al mismo tiempo este derecho a escoger requiere que seamos completamente responsables de nuestras elecciones. Así que el Señor dijo: «Mas el que practica la verdad viene a la luz» (Juan 3, 21). Por tanto, está diciendo que los que aceptan la justicia de Dios van ante el Señor para mostrar su fe en esta justicia de Dios. Sin embargo, los que aman la oscuridad en vez de la luz no vienen a esta verdad porque tienen miedo de que su oscuridad quede expuesta.
Los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu podemos entender cuál es la luz de la salvación y cuál es la oscuridad que lleva a la destrucción. Y podemos escoger la luz. Debemos darnos cuenta de lo que Dios nos está diciendo, como Sus criaturas, tenemos que decidir por nosotros qué vamos a escoger y aceptar entra la verdad y la mentira. Dios dijo que nos dio verdadero libre albedrío. Si Dios hubiese permitido que existiera el Cielo y el infierno sin darnos libre albedrío, y la opción de escoger, Dios sería responsable de todo. Si fuese así, el Dios de la Verdad no podría ser glorificado por los seres humanos. Si Dios no fuese justo y si no fuese santo y misericordioso para darnos Su gracia a los miserables, no podría aceptar nuestra adoración y culto.
Dios está diciendo: “Soy Dios, y os he dado libre albedrío para que escojáis. Así que si queréis recibir el don de la salvación que os estoy ofreciendo, venid a Mí y aceptad todas las bendiciones de salvación por fe. Pero si os gusta la oscuridad, la confusión, el vacío y la maldad más que la luz de la Verdad, iréis al lugar del castigo eterno. Debéis saber que sois responsables de vuestras decisiones”.
Dios nos habla a través de Su Palabra de Verdad. Así que debemos darnos cuenta de que Dios está diciendo que nos dará las bendiciones de la salvación a los que entren en la Verdad de la salvación al creer en Su justicia. Los que de verdad solo amen la justicia de Dios, respetan a Dios y viven creyendo en Él solamente. Por tanto, vivirán con bendiciones abundantes de gloria en este mundo y en el Reino de los Cielos. Este es el amor de Dios revelado a través de la Verdad de salvación. Por el contrario, los que amen la oscuridad entrarán en la oscuridad maldita y sufrirán para siempre, porque han escogido la destrucción por su cuenta. Este es el juicio justo de Dios, que es completamente perfecto, justo y bueno.
Dios no ejerce Su fuerza sobre nosotros, sino que manifiesta Su voluntad a través de Su Palabra; obra a través de Su Palabra. Además, Dios quiere juzgarnos con justicia y quiere ser alabado y adorado con gratitud. Dios nos ha dado la oportunidad de poseer Su justicia a los que escogen la Verdad ante Dios y por eso se complace en darnos las bendiciones del Cielo. Dios es un Dios justo y por eso juzgará a los que tengan que ser juzgados y salvará a los que tengan que ser salvados. Dios es justo y juzgará a los que pertenezcan a la maldad sin falta. Por tanto está mal decir que Dios es injusto o malvado. Si una persona quiere ser bendecida por Dios, que creó los cielos y la tierra y nos ha salvado del pecado, entonces debe darse cuenta de la salvación manifestada a través del Evangelio del agua y el Espíritu, y para eso debe aprender acerca de Dios y creer en Él.
Dios ha preparado la verdadera salvación para nosotros con Su amor. Nos ha dado a todos los seres humanos el derecho y la libertad de escoger Su justicia o la oscuridad. Lo ha preparado todo para que podamos creer en lo que queramos. Dios quiere revelar la luz, Su justicia, a todo al que le guste la luz. A todos los que aceptan todas las Palabras de Dios, Dios quiere darles Su salvación, la Verdad, y todas las bendiciones del Cielo, pero a los que prefieren la oscuridad a la luz, les deja seguir esta oscuridad.
Incluso ahora, Dios, el Creador de los cielos y la tierra todavía nos está hablando a través de la Palabra escrita de la Biblia. Dios es el Creador que creó el universo y todo lo que hay en él con Su Palabra. Como solo Dios es justo, quiere vestir a todas las criaturas con Su justicia a través de Su misericordia. Solo Dios es el Creador, el Ser Supremo, y el verdadero Dios. Por supuesto, una persona puede escoger levantarse contra la Palabra de Dios, pero nadie puede ganar a la Palabra de Dios.
Dios creó los cielos y la tierra en el principio. Lo hizo todo, lo visible y lo invisible. ¿Lo admiten? Dios lo creó todo y nos dio libre albedrío, es decir la opción de escoger. La gracia de Dios desciende sobre la gente según sus opciones. La Biblia dice: «Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, que entre vosotros ha sido predicado por nosotros, por mí, Silvano y Timoteo, no ha sido Sí y No; mas ha sido Sí en él» (2 Corintios 1, 19). Este pasaje significa que en el Reino de Dios no existe la palabra “no” y nada es irracional.
Debemos darnos cuenta de que era el plan de Dios permitir que los hombres cayesen en la tentación de Satanás
El pasaje de las Escrituras de hoy dice: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra” y después sigue diciendo: “La tierra estaba sin forma y vacía, y la oscuridad estaba sobre la faz del abismo”. Este pasaje implica que en el plan de Dios estaba establecido que Satanás engañaría al hombre y le haría caer en el pecado. Si los capítulos uno y dos del Génesis proporcionan un mapa detallado del plan de Dios, a partir del capítulo tres se habla de la implementación de este plan y de su cumplimiento. Podemos decir que Dios empezó a hacer Su obra de salvación de la humanidad.
Hace unos diez años, unos grandes almacenes de Seúl se derrumbaron y muchas personas murieron. La investigación de la causa del derrumbamiento reveló que el diseño de este edificio se había cambiado varias veces, no solo durante la fase de la construcción, sino incluso después de completar el edificio. Estos cambios repetidos a la estructura, debilitaron la integridad estructural del edificio y por eso se derrumbó. Pero nuestro Dios nunca cambió Su plan de salvación por nosotros, ni una sola vez. Con el Evangelio del agua y el Espíritu, implementó la salvación de toda la humanidad tal y como la había diseñado en Jesucristo antes de la fundación del mundo. Sabiendo que el hombre, Su criatura, caería en el pecado, Dios no lo dejó solo, sino que formó al hombre con un plan sólido para recrearlo con la justicia de Dios y para hacerle nacer de nuevo.
Por eso Dios dijo: “Que haya luz” cuando la tierra estaba sin forma y vacía y la oscuridad estaba en la faz del abismo. La luz aquí es la justicia de Dios que Jesucristo ha cumplido para nuestra salvación. En otras palabras, es el Evangelio de la Verdad del agua y el Espíritu creado por Jesús. El Evangelio del agua y el Espíritu es el Evangelio de la Verdad que permite a los pecadores nacer de nuevo a través de la Palabra de Dios. Todo el mundo se convirtió en pecador por culpa de sus antecesores, y sus pensamientos estaban confusos, vacíos y en la oscuridad. Pero el Evangelio del agua y el Espíritu es el Evangelio preparado por Dios para eliminar los pecados de todos los pecadores y hacerles nacer de nuevo. Si el hombre no hubiese sido tentado por Satanás, habría sido imposible convertirse en hijos de Dios. Todos nosotros pudimos nacer de nuevo porque recibimos la remisión de los pecados en el Evangelio del agua y el Espíritu que constituye la justicia de Dios. Nos convertimos en pecadores porque no creímos en la Palabra de Dios, pero al cubrirnos de la gracia de Jesucristo, quien se ha convertido en la justicia de Dios, creer en ella y nacer de nuevo, pudimos convertirnos en hijos de Dios. Este es el plan de la salvación que Dios ha establecido incluso antes de la creación del universo.
Cuando Adán y Eva, los antecesores de la humanidad, se convirtieron en pecadores engañados por Satanás, Dios Padre nos libró de los pecados a través de Jesucristo, Su único Hijo. El hecho de haber nacido de nuevo en este mundo como descendientes de Adán también se incluyó en el plan profundo de Dios. Se dice que una cigarra tiene que permanecer bajo tierra durante años como una larva, salir de la tierra y deshacerse de su carcasa antes de convertirse en una cigarra. De la misma manera en que la larva tiene que pasar un tiempo bajo tierra antes de convertirse en una cigarra adulta, el plan de predestinación de Dios incluyó que la gente fuese tentada y atacada por Satanás y esclavizada por el pecado durante un tiempo. La voluntad de Dios permitió que ocurriese la tentación de Satanás, porque solo cuando nos convertimos en pecadores podemos convertirnos en gente de Dios al creer en la justicia de Dios.
Por eso Dios dijo: “La tierra estaba sin forma y vacía; y la oscuridad estaba sobre la faz del abismo”. En otras palabras, Dios está diciendo que la razón por la que la gente cae en la confusión, el vacío y la oscuridad profunda es que la gente no cree en la Palabra de Dios en sus corazones. Todo el mundo cayó presa de Satanás en el momento en que dejó a Dios, su Creador, y no pudo confiar en Él ni en Su amor. Incluso ahora, si la gente no cree en el Evangelio del agua y el Espíritu que Dios nos ha dado y se alejan de él, la confusión, el vacío y la oscuridad les visitará en su corazón. Entre la raza humana, es decir los descendientes de Adán, los que no han podido encontrar al Dios de la alianza están sometidos a sus propios pensamientos y caen en la confusión. Esto se debe a que no creen en la Palabra de Dios. Como no creen en la Palabra de Dios, no saben cómo Dios ha borrado sus pecados y cómo quiere encontrarles en la casa del Señor. Para que la gente escape de esta confusión de sus propios pensamientos, no hay más remedio que volver a Dios creyendo en Su Palabra. Si volvemos a Jesucristo que vino por el Evangelio del agua y el Espíritu, y creemos en la Palabra de Dios, entonces encontraremos al Dios de nuestra salvación porque podremos darnos cuenta de Su voluntad y librarnos de la confusión.
Los que no reconocen a Jesucristo como su Salvador que vino por el Evangelio del agua y el Espíritu están destinados a caer en el vacío y el pecado. Dicho de otra manera, si no se dan cuenta de la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu no podrán escapar de sus pecados. Para esta gente que no tiene fe en el Evangelio del agua y el Espíritu que constituye la justicia de Dios no puede haber redención de los pecados en sus corazones ni verdadera satisfacción. Fundamentalmente, cuando Dios nos hizo a los humanos lo hizo con la condición de hacernos a Su imagen. Así que, si los humanos creen en el Evangelio del agua y el Espíritu según la voluntad de Dios, sus pecados serán eliminados.
Por tanto, como Dios nos creó a Su imagen, no podemos estar completos si no tenemos fe en la justicia de Dios. Por eso los que no han recibido la remisión de sus pecados caen en el vacío, confusión y oscuridad. Por tanto, los corazones de todo el mundo deben tener fe en el Evangelio del agua y el Espíritu que constituye la justicia de Dios. Y como personas que creen en la Palabra de Dios, nuestros corazones deben vivir en Su justicia por fe. Jesucristo, nuestro Creador, debe vivir en nuestros corazones como el Evangelio del agua y el Espíritu. Y podemos ser salvados de verdad solamente cuando nos convertimos en personas completas al creer de verdad en la Verdad del Evangelio cumplida en la Santa Trinidad (Dios Padre, Jesús el Hijo de Dios el Creador, y el Espíritu Santo).
Todo el mundo que no puede encontrar el Evangelio del agua y el Espíritu que nos ha dado Dios tiene un corazón vacío y no puede vivir por la verdadera fe. Si conocemos a Jesucristo por fe, quien vino por el Evangelio del agua y el Espíritu, recibiremos la vida eterna y viviremos en los brazos de Dios para siempre. Por tanto, para que todos podamos encontrar a Jesucristo y conseguir la imagen de Dios, Dios había preparado a Jesucristo antes de la fundación del mundo. Dios cumplió Su justicia por nosotros y nos la dio.
Dios nos dijo: “La tierra estaba sin forma y vacía, y la oscuridad estaba sobre la faz del abismo”. En otras palabras, engañados por las artimañas malvadas de Satanás, habíamos caído en el pecado, el vacío y la confusión. Cuando todavía éramos pecadores, Dios envió a Su Hijo Jesucristo, hizo que fuese bautizado por Juan el Bautista y crucificado. Así que Dios nos mostró por qué Su justicia era indispensable para nosotros, y también dijo que nos salvaría del pecado a través de Su Hijo Jesucristo. La Biblia nos promete que el Señor nos salvaría del pecado, el vacío y la insatisfacción y esta es la Verdad.
“Entonces Dios dijo: Que haya luz”. Esta luz aquí se refiere a Jesucristo, que nos salvó a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Jesucristo es el Señor de nuestra salvación. “En el principio Dios creó los cielos y la tierra”. Jesucristo es quien creó los primeros cielos y la tierra que son visibles para nuestros ojos físicos. Como Jesús es Dios mismo, el que creó esta tierra y estos cielos es Jesús, y al enviar a Su Hijo Jesús, el Creador del universo, Dios Padre eliminó los pecados y cumplió toda Su justicia.
«Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día». Aunque en este pasaje Jesús es revelado solamente como Dios, en la Biblia Jesucristo también es revelado como nuestro Sumo Sacerdote. Jesucristo también se manifiesta como nuestro Salvador, así como nuestro Profeta que nos lo enseña todo. Este Jesucristo es la luz en la que Dios Padre está complacido.
¿Quién es el que se manifiesta aquí como Dios, el que creó la verdadera luz en este universo? Es Jesucristo, que es la justicia de Dios. Así que la Biblia dice que Jesús es el Hijo de Dios. Y Dios, el Padre de Jesucristo dice en Salmos: “Yo te engendré hoy” (Salmos 2, 7). El Hijo de Dios engendrado por Dios Padre es Dios para nosotros. Así que el Apóstol Juan dice: «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho» (Juan 1, 1-3). Esto significa que Jesús, el Dios de la Palabra, creó este universo con Su Palabra. Con Su Palabra, Jesucristo creó estos cielos y esta tierra que vemos con nuestros ojos ahora. Y a través de Su Hijo, Dios Padre nos hizo a los justos con el Evangelio del agua y el Espíritu. Debemos entender claramente que Jesucristo es Dios. A los que creen en Su bautismo y Su sangre derramada en la Cruz, les ha dado la remisión de los pecados que les permite conseguir la justicia de Dios y convertirse en hijos de Dios.
La Biblia dice: “Dios vio la luz y vio que era buena”. El plan de la salvación de Dios preparado en Jesucristo es profundo y bonito. Por eso la Biblia dice lo siguiente refiriéndose a este gran plan de Dios: «¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén» (Romanos 11, 33; 36). ¿Cómo puede una criatura entender a su Creador? Todo viene de Dios y todo vuelve a Dios.
Dios nos ha prometido Su justicia. Y con Su Palabra ha dividido a Su gente de la gente del Diablo. Si ustedes, que están leyendo este libro ahora, aceptan el Evangelio del agua y el Espíritu que constituye la justicia de Dios en sus corazones, serán hijos de Dios también. De Su amor infinito, Dios Padre sacrificó a Su Hijo para darles Su justicia. Por tanto, la Biblia dice que no creer en la justicia es un pecado. Vengan a la Palabra de Dios, el Evangelio del agua y el Espíritu que contiene Su justicia. Ustedes también podrán conseguir la justicia de Dios.