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ስብከቶች፤

Tema 11: El Tabernáculo

[11-23] Las Columnas del atrio del Tabernáculo (Éxodo 27:9-21)

Las Columnas del atrio del Tabernáculo
(Éxodo 27:9-21)
«Asimismo harás el atrio del tabernáculo. Al lado meridional, al sur, tendrá el atrio cortinas de lino torcido, de cien codos de longitud para un lado. Sus veinte columnas y sus veinte basas serán de bronce; los capiteles de las columnas y sus molduras, de plata. De la misma manera al lado del norte habrá a lo largo cortinas de cien codos de longitud, y sus veinte columnas con sus veinte basas de bronce; los capiteles de sus columnas y sus molduras, de plata. El ancho del atrio, del lado occidental, tendrá cortinas de cincuenta codos; sus columnas diez, con sus diez basas. Y en el ancho del atrio por el lado del oriente, al este, habrá cincuenta codos. Las cortinas a un lado de la entrada serán de quince codos; sus columnas tres, con sus tres basas. Y al otro lado, quince codos de cortinas; sus columnas tres, con sus tres basas. Y para la puerta del atrio habrá una cortina de veinte codos, de azul, púrpura y carmesí, y lino torcido, de obra de recamador; sus columnas cuatro, con sus cuatro basas. Todas las columnas alrededor del atrio estarán ceñidas de plata; sus capiteles de plata, y sus basas de bronce. La longitud del atrio será de cien codos, y la anchura cincuenta por un lado y cincuenta por el otro, y la altura de cinco codos; sus cortinas de lino torcido, y sus basas de bronce. Todos los utensilios del tabernáculo en todo su servicio, y todas sus estacas, y todas las estacas del atrio, serán de bronce».
 
 
Este pasaje nos explica las columnas, la puerta de tela, las cortinas de hilo blanco, las bandas, los corchetes, las bases y las estacas del atrio del Tabernáculo. El Tabernáculo era el lugar donde vivía Dios. El tamaño del atrio rectangular era de 45 metros (la parte norte y sur) y 22,5 metros (la parte este y oeste). El Tabernáculo mismo era una estructura pequeña con un techo de tela. El atrio del Tabernáculo, por el contrario, era ancho como un patio abierto.
Las columnas del atrio medía 2,25 metros de altura y el perímetro de la cerca estaba constituido de unos 60 columnas de madre y de cortinas de lino blanco en todas las caras, excepto en la puerta. La cerca estaba hecha con estas columnas de madera, capiteles de plata que cubrían la parte superior, y bases de bronce. En los capiteles de plata había dos corchetes de plata y dos bandas largas de plata sujetas a los corchetes para conectar los columnas. En el suelo las bandas de plata se enganchaban a estacas de bronce para sujetar las columnas de manera segura.
 
 

¿Qué significado espiritual está manifestado en los Columnas del Tabernáculo?

 
¿Qué nos dicen las columnas del atrio del Tabernáculo? Nos dicen cómo Jesucristo nos ha salvado a todos de los pecados del mundo. Las columnas de madera del atrio del Tabernáculo se refieren a nosotros, es decir, a los santos nacidos de nuevo. ¿Qué nos dicen entonces las bases de bronce que hay en la parte inferior de las columnas de madera? Nos dice que, aunque no podíamos evitar la condena de nuestros pecados, Dios nos ha salvado de todos esos pecados.
Por otro lado, lo que las columnas de madera con capiteles de plata nos dicen es que Dios nos ha dado el don de la salvación al salvar a todos los pecadores de sus pecados y transgresiones a través del Evangelio de los hilos azul, púrpura y carmesí. El que hubiese corchetes de plata en los capiteles de plata y que se engancharan bandas de plata a estos corchetes y a las estacas del suelo, nos dice que aunque teníamos que morir inevitablemente por nuestros pecados, nuestro Señor nos ha dado el don de la remisión de los pecados a través de la Verdad de los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido, es decir a través del Evangelio de la salvación.
De esta manera las columnas del atrio del Tabernáculo nos muestran la verdad de que el Señor nos ha salvado de todos nuestros pecados al venir al mundo, ser bautizado por Juan el Bautista, y cargar con el juicio del pecado, sacrificándose con Su sangre valiosa en la Cruz. Esto nos muestra el don de la remisión de los pecados, que el Señor nos ha salvado completamente de nuestros pecados y nos ha hecho el pueblo de Dios. Estas columnas de madera que constituían la cerca del atrio del Tabernáculo nos dicen que nuestro Señor nos ha salvado a todos los pecadores de los pecados del mundo perfectamente para siempre mediante el ministerio de los hilos azul, púrpura y carmesí , es decir al ser bautizado y derramar Su sangre en la Cruz. Como esta verdad es tan cierta, no puedo dejar de dar gracias por ella y predicarla por todo el mundo.
 
 
Las estacas de bronce de debajo de las columnas
 
Las estacas de las columnas que había en esta cerca estaban hechas de bronce, mientras que los capiteles de la parte superior de las columnas, sus corchetes y sus bandas estaban hechos de plata.
Marcos 7, 21-22 dice: «Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez». Todos hemos nacido con estos pecados malvados en nuestros corazones. Por eso Dios nos dice que estamos destinados a vivir el resto de nuestras vidas en estos pecados hasta que morimos, y que simplemente no podemos evitar vivir de esta manera pecadora. Si admitimos esta Palabra como es, entonces no podemos hacer otra cosa que confesar nuestra naturaleza fundamental es tan pecadora que no podemos evitar el juicio de nuestros pecados.
Pero con de los hilos azul, púrpura y carmesí nuestro Señor nos ha salvado a estos seres tan depravados de todos nuestros pecados. Como nuestro Señor tomó todos nuestros pecados al aceptarlos en Su cuerpo a través del bautismo que recibió de Juan el Bautista, pudo cargar con los pecados del mundo hasta la Cruz y pagar la condena de esos pecados. Así es como Jesús nos ha salvado de todos nuestros pecados.
No podemos dejar de dar gracias por esto. Esta es la salvación con la que Dios nos ha librado de todos nuestros pecados aunque estábamos destinados a ir al infierno, y es el don más valioso, más bendito y más precioso del mundo. No hay nada más que podamos hacer a parte de adorar al Señor, creer en este Evangelio que nos ha salvado con la verdad de de los hilos azul, púrpura y carmesí y darle gracias al Señor por esto. A través de los materiales utilizados en las columnas del atrio del Tabernáculo, Dios nos está enseñando que la salvación del Señor es la verdad perfecta a la que no le falta ningún suplemento o complemento.
Todos los misterios de los materiales del Tabernáculo se resuelven a través de las implicaciones de los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido. El misterio de la salvación es la verdad que nunca puede ser resuelta sin el Evangelio de los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido. Todas las implicaciones del sistema del Tabernáculo, junto con el secreto de su sistema de sacrificios están escondidas en los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido.
De hecho nosotros hemos sido así ante Dios y no podíamos evitar ir al infierno por culpa de nuestros pecados. Para ser sincero, seguimos pecando incluso ahora, pero el Señor nos ha dado la perfecta remisión de los pecados con los hilos azul, púrpura y carmesí, y al creer en este don de salvación hemos recibido la remisión de los pecados. Como Dios nos ha salvado perfectamente de todos nuestros pecados y nos ha hecho Sus hijos, pudimos convertirnos en Sus herederos que disfrutarán de la gloria y el esplendor de Su Reino. A parte de la salvación que Dios nos ha dado, no hay otra manera de convertirse en Sus hijos nacidos de nuevo. Como nuestro Señor nos ha salvado de todos nuestros pecados le damos gracias.
Antes no sabíamos quienes éramos fundamentalmente, y solo medíamos la gravedad de nuestros pecados según nuestros criterios. Pero no es importante el que hayamos cometido ciertos tipos de pecados o no, porque originalmente éramos pecadores perdidos destinados al infierno desde que nacimos sin importar nuestras obras. Pero con los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido nuestro Señor ha salvado a la gente como nosotros de todos nuestros pecados. Como el Señor prometió en el Antiguo Testamento, vino a nosotros en el Nuevo Testamento, tomó todos nuestros pecados sobre Sí mismo según Su Palabra de promesa, cargó con todos esos pecados hasta la Cruz, pagó el precio de todos nuestros pecados con Su sacrificio al derramar Su sangre en la Cruz, y así nos ha salvado de todos nuestros pecados y nos ha dado el don de la salvación. Así es como hemos recibido el don de la salvación de todos nuestros pecados al creer en Jesucristo.
 
 

¿Por qué había cortinas de lino blanco sobre los Columnas del atrio del Tabernáculo?

 
En el atrio del Tabernáculo había un total de 60 columnas cubiertos con cortinas de lino fino torcido. Estas cortinas nos dicen que, aunque éramos seres impuros manchados con nuestros pecados, y aunque nos merecíamos la condena de nuestros pecados y ser arrojados al infierno, nuestro Señor nos ha limpiado con los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido. En otras palabras, las cortinas nos dicen la verdad de que Jesucristo ha borrado todos nuestros pecados para siempre al ser bautizado por Juan el Bautista.
Cuando Jesús vino a este mundo y fue bautizado por Juan el Bautista, el representante de la humanidad, los pecados del mundo fueron pasados a Jesús. Al aceptar los pecados del mundo, Jesús fue crucificado y derramó Su sangre para pagar la condena de los pecados, y entonces se levantó de entre los muertos. Al haberse levantado de ente los muertos, se ha convertido en nuestro Salvador vivo. Este es el don de la salvación que nuestro Señor ha cumplido a través de Su ministerio de los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido; y este es el amor de nuestro Señor que ha borrado todos nuestros pecados y nos ha dejado sin mancha y sin fallos para convertirnos en el pueblo de Dios. Al darnos este don de salvación nuestro Señor nos convirtió en Su pueblo a los que creemos en esta verdad.
El lino blanco que colgaba de las columnas del Tabernáculo nos habla de la santidad de Dios, pero también habla de nuestra santidad, de la santidad de los verdaderos creyentes. Así, si queremos convertirnos en hijos de Dios debemos ser limpiados de todos nuestros pecados y ser justos al creer en el ministerio de los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido. Dios nos dice: «sereis,pues, santos,porque yo soy santo» (Levítico 11, 45), pero ¿cómo pueden ser santos con sus obras? Como no podemos evitar pecar por mucho que lo intentemos, nunca podremos ser santos mediante nuestros propios esfuerzos. Pero con los hilos azul, púrpura y carmesí, nuestro Señor nos ha limpiado completamente a seres tan sucios como nosotros. No hay otra opción que creer en el Evangelio de la justicia de Dios y ser santos al ser limpiados de todos nuestros pecados.
 
 
Las bases y las estacas de bronce
 
Los capiteles de plata estaban cubiertos en la parte superior de las columnas También había corchetes y bandas de plata para conectar y fijar las columnas. Cada columna estaba sujeto por una base de bronce y por un par de estacas de bronce que ataban cada columna al perímetro de la cerca del Tabernáculo al suelo.
Esto nos demuestra que, aunque estábamos condenados a ir al infierno por nuestros pecados, Dios nos ha hecho Su pueblo santo al darnos el don de la salvación que nos ha librado de todos nuestros pecados. Como Dios nos ha convertido en Su pueblo santo a través de esta gracia de la salvación, no podemos evitar alabarle y darle gracias por Su gracia. Al haber creído en Dios a través de Su Palabra de verdad de los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido, no solo alabamos a Dios, sino que no podemos dejar de predicar Su Palabra.
¿Hay algún día que no cometemos pecados? No hay ninguno. Incluso los que creemos en la Palabra de Dios y hemos nacido de nuevo a través de Su gracia cometemos pecados todos los días. Si alguien es hostil hacia nosotros o no es lo suficientemente amable, perdemos la compostura e insultamos a esa persona. Digamos que están conduciendo tranquilamente y alguien se les cruza de repente y casi causa un accidente grave,
¿no reaccionarían enfadados con ese conductor? ¡Por supuesto! Yo a veces he utilizado la bocina de mi coche cuando me ha pasado algo así. Pero, ¿es esto lo correcto? No es lo que debemos hacer, pero el problema es que somos seres que no pueden dejar de cometer pecados.
Somos seres destinados a ir al infierno por nuestras iniquidades. Sin embargo, Dios nos ha dado «un camino nuevo y vivo que consagró para nosotros» (Hebreos 10, 20). Este es el don de Dios que ha sido completado exclusivamente por Jesucristo según la voluntad de Dios Padre.
¿Qué don de salvación nos ha dado Dios? Nos ha dado el don de nuestra salvación de los pecados, que se cumplió a través de los cuatro hilos del Tabernáculo, los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido. ¿Cómo no vamos a alabar a Dios? Si hemos recibido esta salvación, ¿cómo no vamos a tener verdadera paz en nuestros corazones? Nuestra salvación no puede conseguirse con oro ni plata, ni es como el rocío o la niebla que desaparece poco después de aparecer, sino que hemos dio salvados por Dios eterna y perfectamente. Dios amó a los pecadores tanto que les ha dado Su gracia de salvación gratuitamente, y en este don ha vestido a los creyentes con Su justicia.
Entre los artículos de la cerca del atrio del Tabernáculo, todas las bases y las estacas que tocaban el suelo estaban hechas de bronce. Pero los capiteles encima de las columnas estaban hechos de plata. Todo esto nos demuestra que, a pesar del hecho de que estábamos destinados a ir al infierno, nos hemos convertido en hijos de Dios al recibir el don de la salvación de nuestro Señor. Todos y cada uno de nosotros hemos recibido este don al creer en Su Palabra. Por eso, ¿cómo de segura es esta salvación de nuestros pecados que hemos recibido? Este es el don que Dios nos ha concedido, y es nuestra salvación certera y la bendición que no cambia. Como sabemos esto no podemos dejar de darle gracias a Dios con todo nuestro ser.
El que hayamos sido salvados de todos nuestros pecados es el don de Dios. Nuestra salvación no es imperfecta ni desaparece cuando nuestras iniquidades se revelan. Para seres tan depravados como nosotros, nuestro Señor vino al mundo y nos dio el don de la salvación con los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido. Por eso todos los que creen en esta verdad son salvados eternamente de sus pecados. Como la salvación de los pecadores que nos ha dado el Señor es tan perfecta, y como se encargó de todas las insuficiencias, debilidades y fallos de nuestra carne, nos ha hecho completos para que no tengamos nada que ver con el pecado. Los que conocen claramente los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido son salvados perfectamente para siempre.
Por tanto, ¡qué valioso y genuino es este don de la salvación que Dios nos ha dado! Estoy verdaderamente agradecido por este don, ya que nos ha dado un descanso a nuestros corazones y nos ha reconfortado y bendecido. Nuestro Señor da descanso a nuestros corazones. Por eso dijo: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar» (Mateo 11, 28). Estoy muy agradecido a Dios por haberme dado este don de la redención de todos mis pecados.
Creo que no solo yo, sino también todos ustedes somos muy valiosos para Dios. Dios nos ha salvado con el Evangelio de los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido. Dios dice que nos ha dado este don de salvación a los que creemos en Su Palabra, y como creo en lo que Él dice, creo que ustedes también son valiosos para Dios.
Últimamente, como hemos estado trabajando duro por la obra de Dios, incluso más de lo que podemos, nos hemos sentido cansados. Por tanto, me gustaría reconfortar y animar a mis colaboradores partiendo el pan juntos. Pero sé que no podemos consolarnos simplemente con cosas de la carne, Sino que nos sentimos consolados al recordar el don de nuestra salvación cierta que el Señor nos dio, nuestra verdadera consolación y su paz desconocida para el mundo. Nos sentimos consolados y satisfechos con las bendiciones espirituales que Dios les ha dado a nuestros corazones. Como recibimos estas recompensas y bendiciones en este don de la salvación que Dios nos ha dado, nuestros corazones tienen paz y bendiciones desconocidas para este mundo.
Dios les ha dado el don perfecto de la salvación a cada uno de ustedes, el mayor don que es desconocido para este mundo. Hay algunas personas que afirman estar sin pecados con tan solo su devoción religiosa, aunque ni siquiera conocen la verdad de los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido. Pero sus sentimientos de devoción se evaporarán enseguida. La paz que han alcanzado con sus propios pensamientos desparece como la niebla de la mañana cuando pecan un poco o pasan por cualquier dificultad.
Pero, para los que creen en la salvación del Señor de los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido, cuantas más dificultades tengan, más resplandecerá la paz de sus mentes. Aunque se nos pisotee, se nos hiera y estemos doloridos, de nuestra mente sale la perfección y la gratitud por el don de la salvación del Señor que está en nuestros corazones. Estamos completamente salvados, no podemos volver a Egipto, ni enfrentarnos a nuestros pecados ni a la condena de nuevo. Dios nos ha bendecido a los que conocemos y creemos en esta verdad de salvación que nos ha dado para que siempre le estemos agradecidos con nuestra fe. Por eso le damos gracias a Dios con nuestra fe.
No puedo dejar de dar gracias a Dios porque pude recibir esta salvación certeza de los hilos azul, púrpura y carmesí, y porque Dios me ha amado, me ha bendecido enormemente y me ha hecho predicar este valioso Evangelio y sé que no merezco todo esto. Aunque le diese gracias al Señor todos los días, no podría estar lo suficientemente agradecido por hacerme vivir solo por el Evangelio. No puedo dejar de darle gracias para siempre. Cuando le doy gracias a Dios por el gran don de la salvación que me ha dado, y cuando intento expresar mi corazón agradecido, me doy cuenta de lo insuficiente que es mi vocabulario y mi expresión.
Somos los que creen en la salvación que fue manifestada como el Evangelio de los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido. Por su bien, Jesús nació en este mundo, tomó todos sus pecados sobre Sí mismo al ser bautizado por Juan el Bautista a los 30 años, cargó con esos pecados a la Cruz, derramó Su sangre y murió, se levantó de entre los muertos y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios Padre. Este Jesucristo les ha dado el perfecto don de la salvación a los que lo reciben por fe. A no ser que traicionemos esta fe, esta salvación que recibimos una vez no puede anularse. Por muchos fallos que tengamos, y por muchos errores que cometamos, todos nos hemos convertido en Su propio pueblo vestidos con el perfecto don de la salvación.
 
 

El lino fino colgado en las columnas del atrio del Tabernáculo

 
Imaginen mirar a las cortinas de lino blanco durante un rato. Estas cortinas de lino blanco no estaban hechas de nylon, sino que estaban tejidas con lino blanco. Si ponen estas cortinas de lino blanco en el desierto, se manchan enseguida. ¿Creen que Dios puso estas cortinas blancas sin motivo, sin saber que se ensuciarían enseguida? Les dijo a los israelitas que pusiesen estas cortinas de lino blanco para mostrar el don de salvación que nos ha dado a los que aceptamos este don por fe. Esto lo hizo para enseñarnos claramente y marcar en nuestros corazones que nos ha salvado así de nuestros pecados sucios de manera completa.
Dios hizo que los israelitas pusiesen estas cortinas de lino blanco fino. Esto implica que debemos alabarle para siempre y darle gracias al creer en Su perfecta salvación que se revela en las cortinas blancas. A través de las cortinas de lino fino Dios nos ha dado la salvación completa. Nuestra salvación de Dios es como el lino blanco fino.
Somos seres verdaderamente sucios y depravados que no pueden evitar ir al infierno por nuestros pecados. Debemos lavar las vestiduras de nuestras mentes muchas veces en un solo día. Pero Dios ha blanqueado nuestros corazones. En otras palabras, nuestro Señor ha hecho que la gente como nosotros sea completa. El poder de Dios es tan grande y maravilloso que nos ha convertido completamente en Su pueblo sagrado a los que éramos sucios, desagradables y fáciles de manchar.
Hoy en día, los que creemos en este Evangelio del agua y el Espíritu somos los que han recibido este perfecto don de la salvación de Dios. Somos los que han borrado los pecados de sus corazones por completo y los que son tan blancos como la nieve.
¿Todavía tienen pecados en sus corazones? ¡Por supuesto que no! Sus corazones están tan blancos como el lino blanco limpio que colgaba de la cerca del atrio del Tabernáculo. Nosotros estamos completamente limpios. A pesar de que habíamos estado atados a nuestros pecados, hemos sido salvados. Esta salvación no vino por nuestra propia bondad o fidelidad, sino de la gracia de Dios que nos ha vestido con Su poder, como las estacas de bronce de las columnas del Tabernáculo conectadas a los capiteles de plata a través de las bandas de plata. Aunque estábamos destinados a ir al infierno y ser condenados, al creer en que Dios nos ha vestido con Su don de salvación, nos hemos convertido en Su pueblo salvado. Esta es la verdad manifestada en la cerca del atrio del Tabernáculo.
Las 60 columnas de la cerca del atrio del Tabernáculo se refieren a nosotros, los verdaderos creyentes. Todos estas columnas se refieren a todos nosotros. Somos seres que no podían convertirse en el pueblo de Dios y entrar en Su Casa, pero aún así Dios nos dio este don de salvación a estas personas tan depravadas. Vino al mundo, completó el don de la salvación, nos dio este don de verdad, y al creer en esta verdad nos ha hecho Su propio pueblo que está salvado completamente y nunca será maldito de nuevo.
¿No es maravillosa esta bendición? Como las columnas de la cerca del Tabernáculo, por nosotros mismos no podemos estar de pie, sino que nos caemos. Pero la razón por la que no nos caemos después de haber sido salvados de nuestros pecados es que los que creemos en los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido, creemos y nos unimos bajo Su gracia. Primero debemos creer que, aunque éramos seres sin valor que no podían evitar estar destinados al infierno, a través de la Palabra de los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido, el Señor nos ha limpiado de nuestros pecados y nos ha salvado completamente al pagar la condena de nuestros pecados personalmente. Por esta fe podemos estar de pie ante Dios en cualquier momento, alabarle, hacer Sus obras y darle gracias siempre por este don de salvación.
A veces tropezamos por las debilidades de nuestra carne. Aunque creemos que hemos sido salvados de todos nuestros pecados y de la condena, a veces después de haber sido salvados nos cansamos y nos aburrimos, y nos preguntamos por qué tenemos que vivir de esta manera. Aunque a veces tenemos estos pensamientos carnales, la razón por la que no nos alejamos de Dios y vivimos nuestra fe sin dudas después de ser salvados es que, cuando miramos hacia atrás y vemos cómo éramos, estamos aún más agradecidos por el don de la salvación y la gracia de la libertad que Dios nos ha dado.
Por eso podemos estar aún más firmes en nuestra fe. Podemos levantarnos de nuevo con fe de todas las frustraciones gracias al verdadero Evangelio. Aunque siempre estamos llenos de errores, solo podemos dar gracias a Dios por Su salvación perfecta. Nunca debemos alardear, ni siquiera un poco, sino que debemos darle gracias por hacernos hijos Suyos a través de este don de salvación, estando firmes ante Él y desempeñando la obra del sacerdocio. Lo que nos hace firmes y seguros en nuestra fe es el hecho de que hemos recibido el gran don de la salvación y la gracia que Dios nos ha dado. Si conocemos nuestra naturaleza fundamental, no podemos evitar aceptar la remisión de los pecados que Dios nos ha dado a través de la Palabra de los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido, y servir al Señor.
Cuando aceptamos esto en nuestros corazones al conocer lo maravilloso que es, nuestra fe no puede venirse abajo. Se hace firme. Por muchas decepciones que la gente nos lance, por mucha estupidez que tengan al decir que son perfectos porque han muerto al creer solamente en la valiosa sangre de la Cruz, nuestra fe no puede venirse abajo. Aunque nuestra naturaleza era tan malvada, al creer en la verdad segura de que el Señor nos ha salvado a través de los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido, podemos luchar contra estas mentiras y mantenernos firmes en nuestra fe.
De esta manera podemos luchar contra estas mentiras diciendo: «¿Qué? ¿Fuimos salvados solamente con la sangre de Jesús derramada en la Cruz? Si dejamos fuera uno de los elementos de la salvación cumplida por los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido, no hay nada de lo que estar orgulloso. ¿Qué tontería es esta?».
Pero si nos alejamos de la gracia de salvación que Dios nos ha dado, no podremos vernos como somos en realidad y como resultado, tendremos confianza en nosotros mismos y estaremos orgullosos, y al final seremos malvados. Al mirarnos como somos de verdad encontramos el don de la salvación de Dios en mayor grado. Así es como llegamos a obedecer Su recomendación: «Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús» (1 Tesalonicenses 5, 16-18).
La razón por la que podemos estar firmes ante Dios es porque creemos que el Señor cargó con todas nuestras maldiciones, de la misma manera en que cada columna estaba sujeto por las bandas de plata y atado a las estacas de bronce. Así, incluso cuando tropezamos, podemos levantarnos de nuevo con las bandas de plata que nos sujetan. Cada banda de plata está atada a los corchetes y las estacas sujetas las columnas, de la misma manera, cuando nuestros corazones reconocen cómo somos, y gracias a la gracia de Dios que nos ha salvado a través de los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido, no nos caemos. Gracias a esto, podemos estar firmes sin desviarnos a la derecha o a la izquierda.
Gracias al don perfecto de salvación que Dios nos dio, y gracias a la justicia de Dios, no caeremos de bruces o de espaldas o de lado, sino que estaremos firmes en las bases de bronce. Las bases de bronce implican que estábamos destinados al infierno al principio. Al acordarnos de que somos salvados de la condena, siempre podemos dar gracias a nuestro Dios, y estar firmes y seguros con fe.
El Evangelio del agua y el Espíritu es la asombrosa verdad de la salvación. No puede conseguirse en ningún seminario teológico o en las universidades del mundo. Esta es la base de nuestra fe; y toda Teología que no conozca la verdad de los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido es como la casa construida sobre la arena, acabará cayéndose. Los cimientos de nuestra verdadera fe deben ser sólidos como una base de roca de mármol.
 
 
¿Qué es la Teología?
 
Hablando de manera general hay dos corrientes principales que dividen la Teología: la Teología teocéntrica y la teología antropocéntrica. Una de estas dos se enseña en todos los seminarios. Dicho de manera simple, la fe que está basada estrictamente en la Palabra es teocéntrica, mientras que la fe que incorpora los pensamientos humanos a la Palabra es antropocéntrica. Los teólogos antropocéntricos no están interesados particularmente en lo que dice la Biblia, sino que sus posiciones intelectuales se refuerzan o critican dependiendo de qué expertos con autoridad exponen ciertas posiciones y quién las sigue. Por tanto la Teología antropocéntrica no puede considerarse buena Teología. 
En general la gente que estudia Teología argumenta que solo sus puntos de vista son correctos. Por ejemplo ahora hay bastantes seguidores de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, cuyo punto de central importancia es solamente el Sabbath. Por otro lado, la Iglesia Presbiteriana sigue los denominados cinco puntos del calvinismo. El arminianismo es otro ejemplo que dice que, aunque Dios nos ha salvado, la humanidad debe creer en esto con su propia voluntad. En cierto modo el arminianismo puede considerarse un punto de vista teológico que interpreta la Biblia con ideas humanas. 
Por el contrario, cuando examinamos los cinco puntos del calvinismo, nos damos cuenta de que su fe es teocéntrica pero demasiado fatalista. ¿Por qué? Porque los calvinistas se adhieren a las doctrinas de la predestinación y la elección como la verdad, diciendo: «Antes de nacer, algunos de vosotros ya habían sido elegidos por Dios como Su pueblo, mientras que otros quedaron fuera de Su elección. Solo existe la selección soberana de Dios». Estas afirmaciones falsas no peden ser aprobadas por la Palabra de Dios. 
Así que cuando comparamos estas doctrinas cristianas supuestamente ortodoxas con la Palabra de Dios, vemos que son muy diferentes a la verdad. Por supuesto, en algunos temas, están cerca de la verdad, pero las teologías cristianas de la mayoría de las denominaciones actuales están alejadas de las verdades bíblicas. Por supuesto hay algunas partes que coinciden con las verdades bíblicas, pero sus enseñanzas principales son demasiado erróneas como para acercarse a la Palabra de Dios. Por eso debemos de dejar de aprender estas doctrinas erróneas. 
 
 

Nuestra remisión de los pecados es un don de Dios

 
A los que creen en la Palabra de Dios, Él les ha concedido la salvación gratuitamente. 
La cerca del Ta bernáculo estaba hecha de 60 columnasde madera. Encima de estas columnas había capiteles de plata, y en la parte inferior bases de bronce. Cada columna estaba atado a la columna de al lado mediante bandas de plata que también estaban atadas a las estacas de bronce que había clavadas en el suelo. Las columnas de madera estaban situados en intervalos de 5 cúbitos o 2,25 metros, y sobre estas columnas se colocaban cortinas de lino blanco fino.
Como las columnas estaban sujetos firmemente con estas estacas y estaban conectados los unos a los otros con las bandas de plata, las cortinas de lino fino torcido no podían quitarse. Como las cortinas de lino blanco fino estaban colocadas firmemente sobre las columnas de madera, las cortinas estaban sujetas y no podías moverse ya que estaban tensadas en todas las direcciones.
Las cortinas de lino fino torcido se refieren a la santidad y la justicia de Dios. En otras palabras, la justicia de Dios nos ha convertido en gente de fe firme que no puede ser echada abajo, ya que nuestra fe en Su salvación está fijada por la gracia infalible de Dios. Dios nos ha dado esta perfecta salvación como Su don para nosotros. ¡Estamos muy agradecidos! Así es como hemos sido salvados por fe.
Por el contrario, cuando miro a los cristianos de todo el mundo los encuentro ridículos, irrisorios y deplorables. Me entristecen y me frustran al mismo tiempo porque veo que no tienen el conocimiento correcto en la mayoría de las áreas del verdadero cristianismo, aunque digan creer en Dios y afirmen predicar Su Palabra.
Recientemente muchas personas se han estado preocupando por la mayoría de nuestros estudiantes de instituto porque están bastante flojos en la base de sus estudios. De hecho, los estudiantes que tienen a rechazar las bases no pueden alcanzar logros en sus estudios. Por tanto, para formar a los universitarios en sus estudios profesionales respectivos y prepararlos para sus futuros trabajos, las universidades deben asegurarse de que primero conocen la base de las asignaturas principales, antes de pasarlos a un nivel más avanzado. Pero parece que estos esfuerzos no siempre dan fruto.
La razón por la que les estoy contando esto es que deseo explicarles que no puede haber ningún avance en los estudios de este mundo sin un conocimientos sólido de sus bases. La fe de Dios tampoco puede avanzas sin una base sólida. La verdadera fe es la que cree en los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido. Sin esta fe básica, todo lo demás no significa nada. Aunque la gente se regocije y se haga devota a Dios al principio, diciendo que está sin pecados al creer en Dios, cuando pasa un poco de tiempo, escapa de su justicia, el gozo se evapora, pierde sus fuerzas y acaba renunciando de su fe en Dios porque todavía tiene pecados intactos en su corazón. Estos fenómenos se deben a la falta de un conocimiento básico de la fe cristiana.
¿Hay alguien con alguna discapacidad entre ustedes? La gente que tiene problemas en las piernas lo pasa mal cuando tiene que subir escaleras. Cuando intentan subir las escaleras y alguien les ayuda, ¿no creen que este sería un acto amable? Pero hay muchas personas discapacitadas que se enfadan y dicen:
«Déjame en paz. Puedo yo solo». En general, los discapacitados tienen mucho respeto por sí mismos y son bastante tercos en ocasiones. Cuando partes de sus cuerpos tienen alguna discapacidad, a veces también sus mentes pueden tener discapacidad. Por tanto sus corazones a veces se endurecen por sus complejos de inferioridad, por sentirse abatidos e incompletos. Por eso algunos de ellos no toman la bondad de los demás y distorsionan sus intenciones.
No tiene por qué tener complejos por sus discapacidades. Puede que sea incómodo para ellos, pero no es un pecado. Pero si tienen todo tipo de pensamientos distorsionados por sus discapacidades y permiten que estos malos sentimientos se conviertan en complejos de inferioridad acabarán estando discapacitados en sus corazones. Si ustedes tienen alguna discapacidad, simplemente deben reconocerse como son, buscar ayuda cuando la necesitan y estar firmes cuando puedan.
Cuando hay algo que no sé hacer o necesito ayuda, pido a alguien que me ayude. No puedo evitar pedir ayuda a los demás cuando lo necesito. Cuando alguien sabe hacer lo que necesito, me lo explica y me ayuda, le doy las gracias. Aunque tengamos muchas faltas en nuestra carne, no hay motivos para pensar que somos discapacitados de corazón. Por tanto todo lo que tenemos que hacer es conocer nuestros errores, creer en el Evangelio del agua y el Espíritu del Señor, es decir, la salvación de los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido que nos ha hecho completos y servir al Evangelio diligentemente. Gracias a este Evangelio de nuestro Señor podemos estar orgullosos y dar las gracias. Como hemos recibido el don de la salvación que Dios nos ha dado a través de nuestra fe, todo lo que tenemos que hacer es darle las gracias. Entonces podemos descansar, amarnos mutuamente y unirnos en este don de la salvación.
Como la mayoría de los cristianos actuales son débiles en su fe fundamental, tienen dudas sobre su fe. Nuestro Señor nos ha salvado con Sus hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido. Solo al creer en esto hemos recibido el don de la salvación y estamos completos. Todos estábamos destinados a ir al infierno, pero como Dios nos ha salvado completamente al darnos en don de la salvación perfecta, nos hemos convertido en Sus hijos perfectos. Como hemos recibido el don de la salvación a través de nuestra fe, si vivimos creyendo que somos el pueblo de Dios, y dentro de los límites de esta fe, podemos vivir nuestra fe en el Señor con éxito.
Después de haber nacido de nuevo ocurrieron dos cambios en mi corazón que nunca había experimentado antes. Antes mis amor por los demás solía ser hipócrita, y fingía tener amor incondicional cuando de verdad los odiaba dentro de mi corazón. Pero ahora puedo amar a los demás con todo mi corazón. Como Dios nos ha dado Su don de la salvación perfecta, y como este Evangelio es tan valioso, todos los que creen en él parecen nobles y dignos de ser amados a mis ojos. No puedo evitar amarles aunque intentara no hacerlo.
El segundo cambio es que, al contrario que en mi pasado, tengo en cuenta los sentimientos de los demás. Antes, cuando alguien hacía algo que no podía tolerar, fuese quien fuese, solía reprenderles duramente. Pero ahora me he dado cuenta de que debemos mirar las debilidades de los demás y tener más cuidado cuando trato con ellos, y debemos proteger sus sentimientos cuando lo necesiten y reprenderles cuando sea necesario. Los que tienen debilidades o fallos suelen endurecer sus corazones, así que presté más atención a sus debilidades, ya que hay veces que no debería ayudarles aunque sé que necesitan mi ayuda desesperadamente. Presté atención a estas cosas porque la gente es muy débil pero yo soy muy fuerte y confiado en mi fe.
A veces no debemos reprender a algunas personas porque son demasiado débiles, pero otras veces deben reprenderlas firmemente en vez de tolerarlas. Por eso debemos estar atentos a sus necesidades, pero mirarlas con fe. Nuestro amor por ellas es cierto, perfecto, correcto y fuerte. Si miramos nuestras circunstancias desde un punto de vista carnal, todo lo que veremos son cosas por las que preocuparnos. Como somos tan débiles e insuficientes si empezamos a preocuparnos sobre nuestra carne débil, no pasará ni un día en que no tengamos preocupaciones. Pero cuando estamos firmes en la fe perfecta que Dios nos ha dado, todas nuestras preocupaciones desaparecen, y como Jesús nos ha salvado a seres insuficientes y sucios como nosotros con Sus hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido, y nos ha convertido en recipientes de Sus buenas obras, esto refuerza nuestra fe y debe hacernos más fuertes.
El consuelo de nuestros corazones viene del don perfecto de la salvación que el Señor nos ha dado en nuestros corazones. Los demás consuelos de los méritos de nuestra carne son solo temporales. Esto no significa que el consuelo de la carne no sea real, ya que a veces debemos consolar a nuestros hermanos y hermanas en términos carnales.
Sin embargo, lo que está claro es que, aunque nosotros somos débiles, Jesucristo vino a este mundo y nos ha salvado completamente. La Biblia nos dice que cuando Lázaro murió, Jesús vio a sus hermanas, María y Marta, y a sus vecinos llorando, por lo que Él también lloró. En otras palabras, Jesús tuvo compasión por eso porque vio lo miserable que era que la gente muriese por sus pecados. Pero como nuestro Señor vino según la voluntad del Padre, dijo: «Yo soy la resurrección y la vida» (Juan 11, 25), y salvó a todos los que tenían que morir por sus pecados. Por eso nos ha consolado tanto en espíritu como en cuerpo.
Nosotros tenemos estas dos caras, el espíritu y la carne. Así que, cuando pasamos un mal rato en la carne, debemos ser consolados en la carne, y espiritualmente necesitamos esta fe en los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido. Así, al saber regocijarnos en la fe por el don de la salvación que Dios nos ha dado, mantener este don de salvación, y acordarnos una vez más de que hemos recibido este don, nuestros corazones pueden regocijarse en Cristo. Así es como hemos dado gloria a Dios.
Dios nos ha plantado firmemente en la fe a todos nosotros como las columnas del Tabernáculo, y también nos ha pedido que vivamos por fe. Así que aunque las debilidades de nuestra fe abunden todos los días, podemos sentir dentro de nuestro corazón lo valiosa que es la salvación de Dios y darnos cuenta de que merecíamos ser condenados. Ustedes también pueden entender esta verdad de la salvación manifestada en la cerca del atrio del Tabernáculo.
Ahora ustedes también pueden abrir la puerta del atrio del Tabernáculo situada en la parte oriental y entrar. Cuando abren esta puerta del atrio del Tabernáculo encontrarán una cosa. ¿Qué es esa cosa? El altar de los holocaustos.
Cuando pasen por el altar de los holocaustos por fe, verán la fuente de bronce, y cuando pasen la fuente, entrarán finalmente en la Casa de Dios, el Tabernáculo. Cuando pensamos en esto por fe, todo esto se puede hacer fácilmente. Aunque la Palabra del Tabernáculo parezca abstracta al principio, en realidad es fácil entenderla porque nosotros, los que tenemos una base de fe fuerte, la miramos con el principio de fe correcto que ya tenemos. Como la salvación de Dios es tan valiosa, ha hecho fácil que cualquiera la entienda a través del sistema del Tabernáculo. Pero, para evitar que todo el mundo interprete esta Palabra del Tabernáculo incorrectamente con sus propios pensamientos, Dios ha hecho que no los que no han nacido de nuevo no la puedan ver. Por tanto, incluso los teólogos, si no tienen la fe básica correcta, no podrán hablar del significado espiritual exacto de por qué la puerta del atrio del Tabernáculo estaba hecha de hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido, ya que Dios ha escondido esta verdad de los mentirosos.
El hilo azul se refiere al bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista. A través de Su bautismo, recibido en forma de imposición de manos, tomó todos los pecados. El hilo carmesí se refiere a Su sacrificio de muerte, en Su derramamiento de sangre hasta morir en la Cruz por nosotros. El hilo púrpura manifiesta que Jesús es Dios. El lino fino torcido es la Palabra de salvación a través de la que Dios mismo prometió salvarnos a toda la humanidad. Los que no han nacido de nuevo al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu no pueden hablar de la verdad que Dios reveló en la puerta del Tabernáculo tal y como es.
Dios prometió desde el principio de la humanidad, es decir desde Adán y Eva, y a todos Sus siervos, lo siguiente: «Para salvaros, vendré a través del agua, la sangre y el Espíritu, y os salvaré». Según esta Palabra, Jesucristo vino al mundo, fue bautizado, derramó Su sangre y murió, se levantó de entre los muertos, y así nos ha salvado. El lino fino torcido es la promesa de la Palabra de Dios y es el cumplimiento de la Palabra. Los hilos azul, púrpura y carmesí nos hablan del bautismo de Jesucristo, de que es nuestro Dios, y de que cargó con la condena de todos los pecados al cargar con ellos y derramar Su sangre en la Cruz. También nos dicen que Jesucristo nos ha salvado al levantarse de entre los muertos. Esta verdad de los hilos azul, púrpura y carmesí es la verdad eterna de la salvación de que ninguna opinión contraria puede permitirse.
Dios nos ha dado este don de salvación. La parte superior de las columnas tenía capiteles de plata. Debemos recordar siempre que somos los que hemos recibido el don de salvación de Dios. Al recibir este don nos hemos convertido en justos, sin pecado y en el pueblo de Dios, y no tenemos nada de lo que estar orgullosos a parte de este don de Dios. Si hay algo de lo que podamos estar orgullosos, es solo que nos hemos convertido en los hijos de Dios que tienen esta fe en los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido. Esto es posible solo porque Jesucristo nos ha salvado de todos nuestros pecados a través del único y valioso Evangelio del agua y el Espíritu. Por tanto, debemos vivir por esta fe creyendo que estamos completos solo porque Dios nos ha dado el don de salvación y que a través de este don nos hemos convertido en el pueblo de Dios. Hoy y mañana debemos siempre vivir por esta fe.
Creo que ahora es el momento adecuado para predicar esta Palabra sobre el Tabernáculo. Ha habido veces en que muchas personas estaban confusas por la teoría de la ascensión de la iglesia antes de la tribulación que no tiene ningún sentido, pero Dios nos ha hecho que prediquemos la Palabra del Libro del Apocalipsis y así ayudemos a esta gente a abandonar su fe incorrecta y tener la fe correcta. Así, hoy en día debemos predicar la fe de los hilos azul, púrpura y carmesí y el lino fino torcido.
Como hemos recibido el don de la salvación de Dios, creo que predicar este don cierto de la salvación es lo mejor que podemos hacer.
Le doy gracias a Dios.
 
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El TABERNÁCULO (III): Una Sombra del Evangelio del Agua y el Espíritu